domingo, 7 de febrero de 2016

Sobre los influencers y la influencia y Sobre los influencers y la influencia

Sobre los influencers y la influencia 2016-01-31 01:42:15

El arte de humanizar el mensaje - El Mundo (pdf)Me encuentro en una noticia en uno de los especiales de El Mundo, bajo el título “El arte de humanizar el mensaje” (pdf), en el que se habla del perfil de los llamados influencers que las marcas utilizan para comunicar sus mensajes, y de mecanismos de influencia que llevan a muchos de ellos, según el reportaje, a “cobrar cantidades de dinero de entre seis y siete cifras por apoyar a una marca”.

No sé, debo estar haciendo algo muy mal, o ser la vergüenza de las escuela de negocios por mi incapacidad crónica para hacer negocios… pero yo nunca me he dedicado a eso. No solo jamás he cobrado cantidades de seis ni de siete cifras por apoyar a ninguna marca, sino que jamás he utilizado mi participación en ningún medio de comunicación, social o no, para ello. Nunca me han pagado por escribir un tweet ni una entrada en mi página, y cuando me han pagado por un artículo o por un libro, ha sido simplemente por haber dedicado mi tiempo al hecho de escribirlo y por los supuestos conocimientos que me permitían hacerlo. Esto no quiere decir que no vaya a hacer publicidad en un momento determinado: muchas personas con cierto nivel de visibilidad hacen publicidad de marcas o las apoyan de alguna manera, y no hay nada en mi religión – o en mi ausencia de la misma – que me prohiba hacerlo. Simplemente, aún no he encontrado ninguna marca que me demuestre entender bajo qué condiciones lo haría.

Creo sinceramente que eso de la influencia es otra cosa diferente. Si tengo algún tipo de influencia, la tendré por ser capaz de generar reflexiones u opiniones que mis lectores encuentren convincentes o útiles, en muchos casos porque, siguiendo la dinámica y la metodología de aquello a lo que me dedico, consigo que sea el lector o el asistente a una conferencia el que llegue a una conclusión, no porque yo se la dé hecha (en eso consiste dar clase en una escuela de negocios… no “damos apuntes” ni contamos lo mucho que sabemos, sino que tratamos de que el alumno piense y llegue a las conclusiones por sí mismo). Supongo que el hecho de trabajar así tiene mucho que ver con el hecho de llevar veintiséis años en IE Business School, una institución donde la libertad de cátedra es completamente sagrada y que me ha defendido en numerosas ocasiones, creyese o no en lo que yo había dicho, simplemente argumentando que tenía derecho a pensarlo o decirlo.

A lo largo de muchos años ya escribiendo sobre los efectos de la tecnología, supongo que algunos ya han tenido tiempo de comprobar que las cosas que escribo o cuento son las cosas en las que creo, y que no me encontraría cómodo contando algo en lo que no creo. Eso no impide que pueda hablar de un producto o de una marca determinada: simplemente tengo que creer en lo que digo, en ocasiones tengo que haberlo comprobado por mi mismo, y tengo que adecuar mi mensaje a mi nivel de confianza. O que no aproveche una oferta económica de una marca para poder hacer algo que me apetece hacer y que no me obliga a decir cosas en las que no creo o que no quiero decir. No tendría ningún problema en esponsorizar mi página, siempre que ello no conllevase molestar a mis lectores con formatos absurdos y que, además, no me impidiese decir lo que estime oportuno decir, sea sobre la misma marca o sobre sus competidores. ¿Vendo espacio? Podría hacerlo. ¿Vendo mi opinión? No. ¿Impide eso que mi nombre aparezca al lado de una marca? No lo creo, pero exigiría una serie de compromisos entre esa supuesta marca y yo, por un lado, y un elevado nivel de transparencia por el otro.

Aparezca o no en reportajes sobre influencers, sigo haciendo lo que siempre he hecho: tratar de aprender lo más que puedo sobre cosas que me gustan, me interesan o me intrigan, intentar comunicarlas de la mejor manera posible sea en una clase, en una sala de conferencias, en un plató de televisión o en una página, y tratar de que todo ello me permita seguir haciendo lo que me gusta. Si eso me convierte en influencer, me alegro un montón. Pero no confundamos los términos: para mí, la influencia, aunque se pueda utilizar bajo determinadas premisas si puedes hacerlo sin traicionar la confianza de nadie o la fidelidad a las cosas en las que creer, es como el cariño verdadero: no se compra ni se vende.

 

Sobre los influencers y la influencia 2016-01-31 01:42:15

El arte de humanizar el mensaje - El Mundo (pdf)Me encuentro en una noticia en uno de los especiales de El Mundo, bajo el título “El arte de humanizar el mensaje” (pdf), en el que se habla del perfil de los llamados influencers que las marcas utilizan para comunicar sus mensajes, y de mecanismos de influencia que llevan a muchos de ellos, según el reportaje, a “cobrar cantidades de dinero de entre seis y siete cifras por apoyar a una marca”.

No sé, debo estar haciendo algo muy mal, o ser la vergüenza de las escuela de negocios por mi incapacidad crónica para hacer negocios… pero yo nunca me he dedicado a eso. No solo jamás he cobrado cantidades de seis ni de siete cifras por apoyar a ninguna marca, sino que jamás he utilizado mi participación en ningún medio de comunicación, social o no, para ello. Nunca me han pagado por escribir un tweet ni una entrada en mi página, y cuando me han pagado por un artículo o por un libro, ha sido simplemente por haber dedicado mi tiempo al hecho de escribirlo y por los supuestos conocimientos que me permitían hacerlo. Esto no quiere decir que no vaya a hacer publicidad en un momento determinado: muchas personas con cierto nivel de visibilidad hacen publicidad de marcas o las apoyan de alguna manera, y no hay nada en mi religión – o en mi ausencia de la misma – que me prohiba hacerlo. Simplemente, aún no he encontrado ninguna marca que me demuestre entender bajo qué condiciones lo haría.

Creo sinceramente que eso de la influencia es otra cosa diferente. Si tengo algún tipo de influencia, la tendré por ser capaz de generar reflexiones u opiniones que mis lectores encuentren convincentes o útiles, en muchos casos porque, siguiendo la dinámica y la metodología de aquello a lo que me dedico, consigo que sea el lector o el asistente a una conferencia el que llegue a una conclusión, no porque yo se la dé hecha (en eso consiste dar clase en una escuela de negocios… no “damos apuntes” ni contamos lo mucho que sabemos, sino que tratamos de que el alumno piense y llegue a las conclusiones por sí mismo). Supongo que el hecho de trabajar así tiene mucho que ver con el hecho de llevar veintiséis años en IE Business School, una institución donde la libertad de cátedra es completamente sagrada y que me ha defendido en numerosas ocasiones, creyese o no en lo que yo había dicho, simplemente argumentando que tenía derecho a pensarlo o decirlo.

A lo largo de muchos años ya escribiendo sobre los efectos de la tecnología, supongo que algunos ya han tenido tiempo de comprobar que las cosas que escribo o cuento son las cosas en las que creo, y que no me encontraría cómodo contando algo en lo que no creo. Eso no impide que pueda hablar de un producto o de una marca determinada: simplemente tengo que creer en lo que digo, en ocasiones tengo que haberlo comprobado por mi mismo, y tengo que adecuar mi mensaje a mi nivel de confianza. O que no aproveche una oferta económica de una marca para poder hacer algo que me apetece hacer y que no me obliga a decir cosas en las que no creo o que no quiero decir. No tendría ningún problema en esponsorizar mi página, siempre que ello no conllevase molestar a mis lectores con formatos absurdos y que, además, no me impidiese decir lo que estime oportuno decir, sea sobre la misma marca o sobre sus competidores. ¿Vendo espacio? Podría hacerlo. ¿Vendo mi opinión? No. ¿Impide eso que mi nombre aparezca al lado de una marca? No lo creo, pero exigiría una serie de compromisos entre esa supuesta marca y yo, por un lado, y un elevado nivel de transparencia por el otro.

Aparezca o no en reportajes sobre influencers, sigo haciendo lo que siempre he hecho: tratar de aprender lo más que puedo sobre cosas que me gustan, me interesan o me intrigan, intentar comunicarlas de la mejor manera posible sea en una clase, en una sala de conferencias, en un plató de televisión o en una página, y tratar de que todo ello me permita seguir haciendo lo que me gusta. Si eso me convierte en influencer, me alegro un montón. Pero no confundamos los términos: para mí, la influencia, aunque se pueda utilizar bajo determinadas premisas si puedes hacerlo sin traicionar la confianza de nadie o la fidelidad a las cosas en las que creer, es como el cariño verdadero: no se compra ni se vende.

 

El Packaging como forma de marketing para tu negocio 2016-01-29 09:44:00

El packaging (o embalaje) es la ciencia de protección de los productos para el almacenaje, distribución, empleo y su venta. En el área del mercado y comercialización, el packaging surge en dos vertientes: Primero: El diseño que lo envuelve para ponerlo en el aparador de una tienda, que es donde se establece una comunicación directa con el consumidor. Segundo: El embalaje que lo protege en cantidades para ser transportado vía terrestre, marítima o aérea, hacia el sitio de venta final (o el sitio de envío en caso que haya sido comprado online).

En general sea la primera o segunda vertiente, lo importante del packaging es que protege, salvaguarda, transporta, informa sobre el contenido y al final de cuentas, vende el producto.

Packaging

El embalaje es fundamental a la hora de vender un producto, y es una forma básica de hacer marketing, con este podrás seducir los clientes potenciales, y que terminen de decidirse a comprarlo a la vez que puedes obtener fidelidad. A su vez, este puede diferenciar una marca de otra, dado que al contener nombre, logo y hasta los esquemas de colores de una empresa, es más fácil identificarlos.

Lo importante es buscar un punto medio entre llamar la atención al cliente y ser lo suficiente innovador para presentar un objeto original, interesante y conveniente. Incluso llamando la parte emotiva y las experiencias de los consumidores, todo esto sin dejar de otorgarle una personalidad propia al  producto final.

Con respecto a los embalajes en masa para proteger el producto de daños, la tendencia es utilizar aquellos que resguarden la mercancía y a su vez sean respetuosos con el medio ambiente, como sería el packaging de madera. Es fácil conseguir embalajes de madera, y entender por qué es uno de los métodos más elegidos, ya que ese material salvaguarda frente a los golpes, deterioros por climatología, y los que podrían ocasionarse durante el transporte y el almacenaje de los productos.

De igual forma, el embalaje de madera, ya sea en la presentación de caja de madera general, grande o pequeña, jaulas de madera o cajas mixtas de cartón de alta resistencia, pueden ser personalizados de acuerdo a la necesidad del cliente y del producto, facilitándosele con ello un adecuado proyecto de marketing tanto en el paquete de envío como con el embalaje que cubre el producto final.

 

El artículo El Packaging como forma de marketing para tu negocio aparece completa en nuestro blog Comunidad de Emprendedores.

10 Formas de reflejar la grandeza de tu empresa 2016-01-27 16:45:00

Sin importar que tu negocio sea pequeño, siempre puedes ser grande si ofreces un servicio “extraordinario” y si comunicas correctamente tu propuesta de valor.

En esta conferencia David Gómez, fundador y director de Bien Pensado, nos explica “10 Formas de reflejar la grandeza de su pequeña empresa”.

Cada uno de los 10 puntos mencionados en la conferencia te ayudarán a mejorar la imagen profesional de tu negocio y a generar mayor confianza en los clientes potenciales.

Aquí está la conferencia:

Crecimiento empresarial

x

[https:]]

El artículo 10 Formas de reflejar la grandeza de tu empresa aparece completa en nuestro blog Comunidad de Emprendedores.



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