viernes, 5 de julio de 2013

El servicio al cliente y Aplicativo WhatsApp

Información: Una tipología de 12 personajes improductivos o tóxicos en las organizaciones. - 21/06/2013 11:10:44

" Una docena de personajes improductivos a los que te enfrentarás.
Por Rubén Alzola.
Una docena de...

Durante tu vida laboral te vas a encontrar con estos doce personajes en repetidas ocasiones. Algunos resultan más tóxicos que improductivos. En cualquier caso un ambiente tóxico es el caldo de cultivo ideal para la total ineficiencia laboral.

Conocerlos es la base para vencerlos:

1. El pesado o brasas

El pesado tiene la rara habilidad de pillarte siempre en el peor momento. No suele aparecer en la máquina de café o cuando tienes un rato libre, no. Cuando más liado estés, aparecerá el pesado. Si es de género masculino te hablará de la increíble juerga que se corrió el pasado fin de semana con sus amigotes, si es de género femenino te recomendará un balneario en la costa cuyo circuito, que incluye chocolaterapia, está tirado de precio y es un sueño hecho realidad.

Curiosamente el pesado es un ser estacional, así que sus conversaciones irán de novias, bodas, pisos, niños, divorcios, etc. en función de la etapa vital por la que atraviese.

Partiendo de la base de que todas estas cosas te importan un comino, debes diseñar estrategias de huida con anticipación. Si además, el pesado es un superior jerárquico debes tener en cuenta que la socorrida táctica de "poner pies en polvorosa" va a tener excesiva visibilidad. Yo tengo grabada una autollamada al móvil, con voz grabada y todo, para este tipo de situaciones.

Ten en cuenta que el pesado carece de la percepción necesaria para darse cuenta del engaño. Sólo busca una víctima a la que paralizar con su cháchara. En el fondo lo que dice no le interesa ni a él. Huye de uno de los mayores ladrones de tiempo conocidos por la humanidad.

2. El sabelotodo o listillo de los cojones

Si tienes un sabelotodo a tu alrededor cuida muy mucho los comentarios que haces. Si se te ocurre comentar un artículo que leíste en voz alta ¡ya la has jodido! El sabelotodo caerá sobre ti y te soltará una soflama sobre él (o un compañero que tuvo en un trabajo anterior) al que le pasó eso. Da igual lo que sea "eso". Si hablas de la congelación de las tuberías del transiberiano, el sabelotodo tendrá un conocido que trabajó allí.

El sabelotodo va a decir lo que tenga que decir, pase lo que pase, por lo que la estrategia correcta frente a él es no darle pie. No caigas en un error de principiante frente a un sabelotodo como es discutir con él. Por mucho que domines del tema y te des cuenta de que él no tiene ni idea debes tragarte tu orgullo y seguir a lo tuyo o entrarás es una espiral sin fin.

Conozco casos de gente que ha recurrido a los mails o el whatsapp para comunicarse con su compañero de la mesa de al lado simplemente para zafar de algún sabelotodo en las proximidades. No te confíes, aunque parezca que están trabajando, saltarán como un resorte en cuanto saques cualquier tema.

3. El inseguro o pobrecito

El inseguro es un ser que produce empatía y que despertará en ti, casi seguro, un inevitable sentimiento de ternura. El problema es que si te apiadas de un inseguro puedes acabar haciéndole su trabajo. Un inseguro puede repetir diez veces sin inmutarse la misma pregunta si la respuesta que le estás dando implica que haga algo que le saque de su zona de confort que es, por otro lado, amplia como la sabana africana.

El inseguro lee varias veces el mismo mail antes de preguntar, pregunta varias veces antes de hacer nada y habitualmente no hace nada ya que entre lecturas y preguntas no le queda tiempo para la parte operativa. Cualquier tema que creías finiquitado resucitará a la más mínima duda para tu desesperación y su "deleite". Prepárate a vivir tu particular día de la marmota.

Un inseguro es incapaz de comunicar, no ya malas noticias, sino cualquier tipo de límites o términos y condiciones de un servicio. Como el proceso de maduración humana suele llevar toda una vida, te aconsejo que lo cambies de área (o cambies tú) ya que intentar cambiar su carácter suele resultar infructuoso.

4. El quejica o pitufo gruñón

Una especie sumamente peligrosa que suele venir con una nube negra sobre su cabeza. Se pasa todo el día quejándose de lo mal que funciona todo. Tiene una nula capacidad autocrítica. Tras un par de conversaciones con ellos acabas sintiendo que debe estarse mejor en el frente afgano que en tu trabajo.

El quejica produce un ambiente tóxico sobre todo si encuentra "víctimas" que se unan a la fiesta del lamento y el quebranto continuo. Habitualmente no faltan candidatos. Si mezclamos quejas y envidias tenemos el hábitat natural para el rencor, que puede llegar a producir diferencias irreconciliables entre los antaño compañeros.

El quejica jamás propone soluciones, sólo escucharás quejas. Suele ser victimista y, para combatirle, no queda más remedio que ponerle en evidencia exigiéndole sugerencias de mejora y participación en la implementación de las mismas. Lo normal es que rehuya el reto o que, mientras se ocupa de la mejoras, al menos, esté callado.

5. El pelota o manipulador

El pelota es un personaje sibilino ya que te va a decir lo que quieres oír. El problema es que puede que sea verdad o no. Y el pelota no va a discriminar, si cree que tiene algo que ganar peloteándote cantará tus bondades siempre que pueda. Si te crees todo lo que dice acabarás jodido.

La alianza entre un pelota y un jefe inseguro o inepto puede ser una bomba de relojería en una organización. El fatídico tándem puede hacer carrera a costa de dejar la empresa sembrada de cadáveres. Quienes creyeron al pelota habrán colocado a una persona ineficiente en un puesto de responsabilidad (que no tardará en recompensar a su fiel escudero, el pelota). Posiblemente para cuándo se den cuenta de su error sea demasiado tarde.

Desconfía de las buenas palabras, sobre todo cuándo no son solicitadas. Dicen los clásicos que los halagos debilitan. Ante el poder embaucador del pelota sólo funciona la mente fría y la autocrítica sincera.

6. El irresponsable o pasota

El pasota es el último de los personajes con los que te gustaría toparte si tienes que trabajar en equipo (y salvo que seas un eremita, tendrás). No admite ni plazos, ni metodologías ni consejos de ningún tipo. Simplemente va a su puta bola.

El pasota, si no tiene un cargo, suele acabar en la cola del INEM. El problema se multiplica cuando, dios sabe cómo, el pasota ha llegado a ser jefe y tú estas a su cargo. El pasota jamás va a sacar la cara por ti da igual lo bien o mal que lo hagas así que procura no meterte en discusiones bizantinas con otros departamentos.

No existe solución mágica ante un pasota. Si es compañero tuyo, trata de que te toque colaborar con él lo menos posible, si es tu jefe.. consuélate con que cuándo le pidas algunos favores, por puro pasotismo, también accederá. Como suele decirse, el que no se consuela es porque no quiere.

7. El veterano o superviviente

El veterano es alguien que peina canas y se viste por los pies. Se murmura que se perfuma con Varón Dandy aunque se desconoce dónde coño la consigue. Esgrime su antigüedad como arma multiusos y jamás reconocerá méritos de persona que no lleve x años en la empresa, tendiendo x a veinte o más años (o incluso a infinito).

Muchos veteranos son agresivos. Vieja escuela. Una especie del sargento mayor de "La chaqueta metálica" en versión patria. Muchas veces los encontrarás como mano derecha de un inepto o servirán de fuerza de choque a un manipulador.

Para ellos, cualquier tiempo pasado fue mejor y ya no se hacen las cosas como antes (ni se te ocurra añadir por lo bajini "afortunadamente"). En realidad, son personajes que no han hecho nada notable en su vida y su conocimiento se limita al adquirido el primer año, algo que han venido repitiendo durante los últimos cuarenta.

Los veteranos saben moverse en la dirección que sopla el viento. Si no, no habrían llegado a veteranos. Se arrimarán al ascua que más caliente. Si te los ganas, pueden ser un aliado o, al menos, dejar de ser un enemigo.

8. El inepto o inútil total

Siguiendo el principio de Peter, cualquier persona es ascendida en una organización hasta el puesto en el que ya no es eficiente. Por lo tanto, no te extrañe que el inepto pueble los escalafones más altos de las organizaciones. El que no lo era, se ha convertido.

Dar poder a un inepto es más peligroso que dar una pistola a un mono. Los ineptos, para defender ese escalafón desde el que demuestran su necedad, echan mano de cualquiera de los otros personajes para mantener su estatus.

Los ineptos son un lobby de facto contra la meritocracia y suelen potenciar el servilismo. De hecho su servilismo en lo que les mantiene vivos en sus puestos. Servilismo y eficiencia nunca han sido buenos amigos. Salir corriendo como pollos sin cabeza cumpliendo órdenes del inepto suele derivar en una organización ingobernable.

Habitualmente son protegidos de alguien importante o se mantienen en sus puestos por la ausencia del mismo por lo que a ellos les importa un comino algo que vaya más allá de su estómago (agradecido). No hay estrategia válida. Es un "o ellos o tú" y, lamentablemente, sueles ser tú.

9. El perfeccionista o tocapelotas

El perfeccionista es un obstáculo serio de cara a la productividad ya que ningún trabajo le parecerá lo suficientemente bueno lo que provocará un bucle infinito de correcciones y mejoras. El problema en este caso no es la mejora continua sino la "mejora sin fin".

Un perfeccionista tiene problemas para delegar ya que, habitualmente (léase siempre), considera que los trabajos que no hace él en persona, no son "suficientemente buenos". La consecuencia más habitual es que un perfeccionista suele convertirse en cuello de botella de todo aquello que gestiona.

Otro problema habitual del perfeccionista es que aplica el mismo grado de exigencia a cualquier tipo de trabajo lo que convierte en ineficientes muchos de ellos. No todo trabajo requiere de la perfección absoluta, únicamente aquellos que aportan verdadero valor.

La única estrategia válida ante un perfeccionista es demostrarle que no pasa nada por no hacer las cosas como él dice y que existen otros mundos (y están en éste). Eso sí, es un poco como un all-in en el poker, si te quedas sin fichas estás en la calle.

10. El idealista o feliciano

El idealista suele ser una persona joven (aunque no es requisito necesario) que proviene del mundo de la formación, calidad o de la consultoría. Se mueve en ámbitos muy teóricos pero nunca ha tenido que bajar a la arena y tratar de pasar de la teoría a la práctica.

El idealista no considera aspectos tales como la comunicación, las habilidades personales, en definitiva la "banda" que son los de su empresa y se limita a teorizar y hacer castillos en el aire. No es capaz de reconocer que lo que ha funcionado en Toyota puede no servir en Cárnicas Gutierrez o viceversa.

Su principal problema es que tiene serias dificultades para pasar a la acción, manteniéndose cómodo en su mundo de piruleta y gominola. Suelen preferir cambiar o culpar a las personas antes que cambiar o culpar a sus teorías.

Dado que nunca consiguen lo que persiguen y no aprenden de la realidad, a la que desprecian, suelen convertirse en unos tremendos promotores de ineficiencia. La única estrategia, si no salen de Matrix, suele ser dejar que se den la hostia (procurando que no salpique).

11. El controlador u obsesivo-compulsivo

El controlador es un personaje agobiante ya que su máximo afán es, naturalmente, tener todo bajo control. No tiene problemas para delegar tareas pero quiere tener tanto control de todo que no permite que la gente haga su trabajo con creatividad e independencia.

El controlador a veces se convierte en un tirano exigiendo plazos imposibles o una cantidad de indicadores, informes y reuniones que no permiten avanzar con el trabajo en sí mismo. Si un controlador es, además perfeccionista, y pesado tendrás frente a ti una de las mayores angustias laborales a las que puedes enfrentarte.

Se habla de controladores obsesionados con los indicadores, los seguimientos, los comités, etc. que jamás han llegado a saber qué leches estaban intentando controlar. Reuniones con doce personales de tres horas es la que sólo hablan dos son signos inequívocos de una organización a la que el sentido común abandonó hace tiempo.

La única manera de lidiar con él es darle lo que pide considerándolo una parte más de nuestro trabajo. Normalmente un controlado lo es por perfeccionismo o por inseguridad así que pueden servirte las ideas esgrimidas frente a estos dos personajes.

12. Tú

Lo llevabas claro si creías que te ibas a librar. Ni tú ni yo somos seres de luz, libres de pecado. Por momentos, nos convertimos en cualquiera de los personajes anteriormente citados. Además, estos roles pueden depender del entorno en el que nos movemos: una persona puede ser un inepto en el trabajo, un controlador con sus hijos y un pesado con sus amigos.

Bromas aparte, es fundamental que analices diariamente las situaciones en las que te has comportado de manera tóxica o improductiva o en las que has detectado la toxicidad de otros. También es muy importante reírse de uno mismo, más incluso que lo que nos reímos de los demás.

Como dice el proverbio ruso..

Si cada uno barriera delante de su casa.. Qué limpia estaría la ciudad!

by Rubén Alzola
junio 19, 2013

Sobre Rubén Alzola

Rubén Alzola escribe en su blog sobre productividad personal, GTD, comunicación y liderazgo. Aboga por la diferenciación, personal y profesional, como camino único y sin retorno hacia la excelencia. Ha estudiado Ingeniería Informática, Postgrado en Coaching y Liderazgo Organizacional y MBA. Actualmente trabaja como Consultor de Servicio al Cliente.
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Noticia, ¿Tu modelo es escalable? - 24/11/2011 5:32:16

"La escalabilidad tiene que ver con el crecimiento. Se puede escalar un negocio, por ejemplo, abriendo una cadena de tiendas, lanzando un producto en diferentes mercados o creando nuevas líneas de negocio. El inversor busca el crecimiento que es el que da la rentabilidad. Si el proyecto no es escalable, ni dará rentabilidad ni hará un buen servicio al cliente, porque se quedará en una cosa pequeña", explica Alberto Fernández, director de Finaves y profesor de IESE.En palabras de Megías, la escalabilidad es la capacidad de crecimiento de un modelo basada en generar más ingresos con los recursos disponibles: "Para un emprendedor, la escalabilidad debe ser su santo grial. A menos que tenga mucho dinero, no debería invertir en una estructura muy pesada, por lo que debe diseñar algo capaz de crecer. La gran duda de todo emprendedor que se dedique al sector servicios es ¿por defecto mi negocio no es escalable? Pues no, en absoluto".Un ejemplo perfecto de cómo hacer escalable un modelo de servicio es el del diseño del propio modelo Canvas de Osterwalder. "Su actividad base es la consultoría, que por definición no es escalable. Y ¿cómo lo ha hecho escalable? Creando líneas de negocio que sí lo son. Su libro es escalable, si consigue que llegue a mucha gente. O una aplicación móvil que ha sacado, que le está generando dinero. Está utilizando su línea de negocio no escalable y su marca personal para generar otras líneas que sí lo son", recuerda Megías.La diferencia entre uno ,escalable, y otro ,que no, está en la habilidad de combinar con creatividad costes e ingresos: "Los modelos escalables son capaces de generar ingresos de forma más rápida de lo que crece su estructura de costes. Y los no escalables son aquellos donde su estructura de costes crece de forma lineal a sus ingresos, es decir, que para ganar más hay que gastar más", subraya.¿Es un pecado que tu modelo no sea escalable? "No ,dice Megías,, lo único es que jamás te harás rico. Si quieres que tu empresa crezca en ingresos, busca un modelo escalable. Un inversor no quiere meter 5 y sacar 7, sino meter 5 y sacar 25; por eso, debes ser capaz de generar ingresos exponenciales".Alternativas a la publicidadCarpintier nos decía hace unos números que "un problema de los negocios de Internet es que se han estado basando demasiado en la publicidad. Y un proyecto de Internet que dependa de la publicidad más de un 25% no es sano. Hay muy pocos proyectos que dependiendo 100% de la publicidad puedan sobrevivir. La publicidad tiene que ser sólo una parte pequeña de los ingresos del negocio. El 75%, como mínimo, debe venir de otras fuentes. Para ello, hay que ser capaz de saber quién paga qué, cuándo y por qué". Y si lo dice Carpintier, habrá que hacerle caso.Como apunta Martín, "para alguien que ya tiene contenido y que puede tener acceso a buenos acuerdos publicitarios a través de agencias, la publicidad sí es una opción como fuente de ingreso. Pero para el que se plantea empezar desde cero, es prácticamente inviable".No obstante, en el negocio de los móviles, afirma Martín, "sí ha habido una especie de camino de ida y vuelta, donde al principio se estaban desarrollando muchas aplicaciones de pago y ahora se están haciendo gratuitas, porque se están rentabilizando muy bien a través de la publicidad. Por ejemplo, Whatsapp: al principio era de pago y ahora es gratis. Se entiende que lo van a rentabilizar por publicidad. Luego, juegos como Angry Birds, que aunque tiene versiones de pago, lo están rentabilizando a través de la publicidad, porque la publicidad en el móvil se paga, de momento, bien".¿Cómo generar ingresos?-Los patrocinios. Por ejemplo, en el blog del propio Martín (http://loogic.com), toda la publicidad está en formato patrocinio: "Cuando tienes una iniciativa que consigue convertirse en referencia y tienes acceso a grandes marcas, el patrocinio puede ser rentable. El problema es ¿cómo acceder a grandes marcas? Por ejemplo, El Confidencial se ha generado una marca en Internet y ha conseguido tener un gran tráfico, lo que le ha permitido conseguir acuerdos publicitarios".-Afiliación o generación de leed. Otra forma de generar ingresos ayudando a vender productos de otras empresas. "Por ejemplo, en seguros de coches. Existen web que venden los seguros de las aseguradoras a través de comparadores como Arpem, Asesorseguros o Rastreator. Su negocio son las comisiones por la venta de esos productos", puntualiza Martín.También está muy extendido en el caso de los productos financieros (cuentas de ahorro, hipotecas, préstamos, tarjetas): "Proyectos como Bankimia o iAhorro que están teniendo éxito. A nivel internacional, hay empresas que cotizan en Bolsa y se dedican a generar leeds para entidades financieras y para el sector asegurador. Otro sector que va a entrar muy bien en esto de la afiliación es el de la moda, porque las grandes marcas están posicionándose en Internet y están surgiendo portales independientes de venta de ropa de distintas marcas y todos necesitan hacer mucho marketing y apoyarse en socios que lleven clientes, y la afiliación es una buena estrategia".
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