miércoles, 30 de septiembre de 2015

triunfar en redes sociales no basta solo con ofrecer una buena atención al cliente y ser la atención al cliente para seducir al consumidor millennial

Noticia, Para triunfar en redes sociales no basta solo con ofrecer una buena atención al cliente - 14/09/2015 8:58:35

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Que opina? Cómo debe ser la atención al cliente para seducir al consumidor millennial - 31/08/2015 1:29:47

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Que opina? Modelo RocaSalvatella: 6 fases de la transformación digital de los negocios. - 29/07/2015 15:37:02

". Las fases de la transformación digital de los negocios. Modelo RocaSalvatella
Por Genís Roca.
RocaSalvatella.
.

El hecho digital está modificando profundamente la sociedad y, por consiguiente, el tejido empresarial a un ritmo trepidante y de una manera integral. Un contexto que obliga a las empresas a repensar todo tipo de procesos.

RocaSalvatella identifica en este documento los seis principales ejes que intervienen en la transformación digital de los negocios detectados y elaborados gracias el trabajo directo de esta compañía en diferentes países, con múltiples sectores de actividad económica y con diferentes áreas funcionales. Con ello, el informe pretende contribuir a analizar con perspectiva los desafíos que deben asumir les pequeñas, medianas y grandes empresas en la era digital.

Introducción

Nos encontramos en pleno proceso de despliegue de una tecnología disruptiva que está modificando los negocios, pero también la sociedad. La informática fue crucial para la mecanización de los procesos, y la posterior conexión de los ordenadores entre ellos desembocó en el nacimiento de una capacidad de procesamiento y distribución de la información difícil de asimilar, y, aún hoy, difícil de imaginar. Esta capacidad de conectarse no ha hecho más que multiplicarse de forma exponencial.

Lo digital ha multiplicado exponencialmente la habilidad de conectarnos. Inicialmente, sólo tenían acceso a Internet las empresas y las instituciones, ahora lo tiene buena parte de la ciudadanía, y, muy pronto, será habitual y muy extendida la conexión a los objetos cotidianos como un coche, un contenedor de basura, una farola de la calle o una prótesis.
Hoy, las familias hablan por Whatsapp, los alumnos tienen acceso a más información que la conocida por su profesor, la música se ha vuelto digital, no hace falta comprar un periódico para estar informado, los pacientes interrogan a los médicos, los mecánicos de coche visten bata blanca, y un montón de detalles de nuestra vida cotidiana que se han visto profundamente alterados.

Pasa exactamente lo mismo con los negocios. El hecho digital está obligando a repensar procesos de todo tipo: el marketing, el desarrollo de marca, la atención al cliente, la selección de personal, la comunicación interna, la relación con los proveedores, la investigación de mercados, los procesos de internacionalización, la gestión de crisis, los procesos de innovación, la formación de personal y un largo etcétera hasta abastar todos y cada uno de los procesos de cualquier organización, sea cuál sea el área funcional y sea cuál sea el sector.

Una mirada holística desde el ámbito empresarial

Este proceso de despliegue de Internet tiene profundas consecuencias sociales, no sólo económicas. La política se ve obligada a reconsiderar qué es y qué tiene que ser la participación ciudadana; el asociacionismo se ve obligado a reconsiderar cómo puede alcanzar la representatividad de un determinado colectivo; la justicia tiene que revisar conceptos como la propiedad privada o el derecho de autoría; la sociología revisa cómo se configura la identidad y el sentimiento de pertenencia...

Pero, en este artículo nos centraremos exclusivamente en la transformación digital de los negocios, una aproximación que debe partir de una mirada holística que también incluya los aspectos que configuran el contexto en que las empresas desarrollan su actividad.

Tesis: Los seis ejes de la transformación digital de los negocios

La transformación digital es un proceso que aún no ha acabado. Cada día aparecen novedades tecnológicas y se incorporan más y más personas y dispositivos al inmenso flujo de datos e interacciones que configuran la actual Internet. La red aún está en construcción y los modelos definitivos, si es que algún día llegan a existir, ni tan solo pueden entreverse.
No podemos sino observar como esto está funcionando ahora y, de acuerdo con la perspectiva que hemos construido, a partir del trabajo directo en diferentes países, con múltiples sectores de actividad económica y con diferentes áreas funcionales, identificar los seis ejes que intervienen en la transformación digital de los negocios y que agrupan dos aspectos de impacto transversal, la visión y la cultura digital, que deben acompañar todo el camino hacia la digitalización:


1er eje: La visión

La digitalización ofrece múltiples posibilidades de desarrollo a negocios y empresas. Muchas son conscientes de ello, pero pocas se atreven a acometer el reto digital. Las organizaciones deben invertir esfuerzos en anticipar amenazas y visualizar brechas de oportunidad originadas por fenómeno digital.
Para ello, será esencial dominar las lógicas digitales y entender qué valor puede aportar lo digital a la empresa, ya sea en términos de eficiencia de ahorro de costes y/o de mejora de la productividad. Aquellos que tomen el control y sean capaces de convertirse en disruptores de sus mercados emergerán como los auténticos líderes del universo digital.

La visión empresarial de lo digital, de la misma manera que sucede con la cultura digital, es un eje transversal que afecta a todas y cada una de las diferentes fases de la transformación digital de los negocios y que debe acompañar a la empresa a lo largo de todo el camino hacia la digitalización. La dirección de la empresa y su comprensión de la dimensión y la irreversibilidad de la transformación digital son esenciales para empujar el proceso de transformación digital.

2ndo eje: Los procesos

En la mayoría de empresas, los primeros pasos digitales están centrados en la mecanización y optimización de procesos. La informática empieza a hacerse un hueco en la mayoría de organizaciones con las primeras hojas de cálculo en los departamentos financieros y contables, hasta llegar a los robots de las plantas de producción.
Sectores como la banca iniciaron este camino hace más de treinta años con la aparición de cajeros automáticos, la desaparición de las libretas y el despliegue de las tarjetas de crédito y de débito. Ya no hay ningún empleado de banca que no trabaje delante de un terminal y pronto no habrá ningún cliente sin acceso a la banca electrónica.

Pero la mecanización de procesos no es lineal en todos los sectores ni en todas las áreas funcionales. Ya es habitual ver a los taxistas con GPS, pero aún los hay que no aceptan el pago con la tarjeta de crédito. Aún hay tiendas como es el caso de las mercerías que no necesitan un inventario informatizado o flotas de camiones que no están geoposicionadas, pero la compañía eléctrica ya nos dice que en nuestra casa quiere que todos los contadores sean digitales.

La digitalización de los procesos es desigual, pero avanza a medida que los beneficios de su puesta en marcha superan los gastos de inversión. Si hace unos años las resistencias aún eran culturales, ahora, para impulsar esta primera fase de la digitalización, solo resultan significativas aquellas que se refieren al factor económico.

3er eje: Los puntos de contacto con el cliente

A partir del año 2005, la población accede de manera masiva a la red, y ya no solo para mirar lo que publican las empresas, sino como agentes protagonistas que cuentan con voz propia en estos espacios. Espacios antes conocidos como la Web 2.0 y a los que ahora nos referimos con un término más sencillo, el de redes sociales.
La gente está en la red y se comunica a través de ella, los usuarios dialogan y se organizan, y eso ha obligado a replantear-se buena parte de las acciones de marketing y comunicación, pero también de atención al cliente. Ello ha obligado a actualizar lo que hasta ahora entendíamos como "puntos de contacto" y la nueva palabra de moda es "omnicanalidad", pues el usuario nos pide múltiples canales de interacción.
Más allá de los coyunturales Facebook o Twitter, la ciudadanía exige ser atendida las veinticuatro horas del día todos los días del año, sea donde sea. Presencialmente, por teléfono, por carta o en la red. Sobre todo en la red. Y si es en la red quiere recibir un buen servicio sea cuál sea cuál sea el dispositivo que utiliza: sobremesa, tableta, móvil...Y, muy pronto, desde unes gafas, un reloj, unas alpargatas o una camiseta que pueda estar conectada a Internet. Y no sólo eso, además quiere ser atendido de manera síncrona, es decir, inmediata. Ahora y aquí.

Los dispositivos móviles han favorecido que los niveles de interacción y de exigencia de nuestros públicos se disparen de forma exponencial, y además de manera masiva. Miles, millones de usuarios interactuando en directo en cualquier momento y desde cualquier lugar.
Esto ha comportado lo que denominamos como segunda etapa de la transformación digital de los negocios: ya no mecanizamos nuestro back-office, ahora tenemos que atacar nuestro front-office. Revisar todos nuestros puntos de contacto con el cliente requiere un profundo rediseño de procesos, sistemas, perfiles profesionales, e incluso de cultura de la compañía, y nos lleva de lleno al territorio de las bases de datos segmentados, la personalización y la experiencia de usuario, pero también de la transparencia, de unos mercados cada vez más informados y de una revisión de la Responsabilidad Social Corporativa.

4arto eje: Los servicios y los productos

Si una empresa ha mecanizado correctamente sus procesos internos y también sus puntos de contacto con el cliente, entra casi de forma inevitable en la tercera etapa de la digitalización, centrada en el diseño de nuevos servicios y productos: Amazon sugiere qué libros podríamos estar interesados en leer; los transportistas pueden informar sobre la ubicación de nuestra mercadería; las compañías de telefonía pueden decirnos cuantos franceses entraron ayer en el país; VISA sabe el precio medio del menú en todos los restaurantes de Barcelona; un médico puede monitorizar en tiempo real las constantes vitales de un paciente que está en su casa...

Una avalancha de nuevas oportunidades que antes de la digitalización eran ciencia ficción y que, en breve, serán demandas lógicas del mercado, si es que no lo son ya. No es innovación, es adaptación a su entorno.

5nto eje: El modelo de negocio

El estadio final de esta evolución digital es reconsiderar el modelo de negocio, y este es aún un paso casi marginal. En la mayoría de sectores, el actual jugador dominante se desarrolla con más o menos agilidad en las tres primeras etapas, pero presenta fuertes resistencias en explorar de manera decidida esta cuarta.
Todo el mundo sabe que el negocio de la banca pasa por hacer desaparecer la mayor parte de su red de oficinas, pero aún es habitual la compra de una red de oficinas cuando una entidad quiere desplegarse en un nuevo territorio. De la misma manera que parece evidente que la digitalización del sector editorial conducirá a un modelo de negocio de tarifa plana, como ya ha pasado con la música, pero los grandes grupos editoriales aún insisten en vender los libros, físicos o digitales, de uno en uno.

El cambio de modelo de negocio aún tiene algo de radical y, quien lo explora con menos vergüenza, son los nuevos jugadores. Spotify en música, AirBnB o Booking en turismo, Uber en transporte público... Nuevos jugadores irreverentes contra los cuales la primera defensa acostumbra a ser legal o jurídica, pero que parecen imparables.
Redefinir la intermediación en un sector, los sistemas de usuarios compartiendo sus activos, el Big Data o la Internet de les cosas son algunos de los tótems bajo los cuales se están construyendo buena parte de los nuevos modelos y parecen depender más de otra forma de entender el negocio que de una base tecnológica.

*Ilustración sobre el proceso de digitalización de la indústria musical que acompaña el artículo ""De productos a servicios: la reconversión industrial digital"" de Genís Roca.

6xto eje: La cultura digital

Para muchas compañías el reto digital no reside ni en los clientes ni en los procesos, sino que el principal desafío consiste en transformar la mentalidad de las personas y la cultura de la organización. Las resistencias al cambio y la falta de liderazgo son los principales caballos de batalla de las grandes organizaciones para afrontar la transformación la transformación digital del negocio.
Para acelerar el proceso de digitalización de la empresa será necesario promover la adopción de competencias y habilidades digitales por parte de toda la organización. Sólo las compañías que sean capaces de insertar el chip digital en el ADN de la organización avanzarán con éxito en la senda digital. Lo digital "genera conocimiento colectivo y nuevas dina?micas de aprendizaje" mediante la interaccio?n con gente de dentro y de fuera de la organizacio?n, nuevas maneras de trabajar y ofrece herramientas que facilitan el trabajo, ofrecen espacios de relación e intercambio liberados de las férreas estructuras jerárquicas y promueve la innovación.

Conclusiones

Simplificar en sólo seis etapas la transformación digital de los negocios es un ejercicio arriesgado teniendo en cuenta que la casuística es casi infinita, pero nos parece una buena aproximación para entender los fundamentos del momento empresarial actual. Hay sectores (como por ejemplo la banca o las eléctricas) que, pese a la complejidad, están viviendo una transición razonablemente ordenada.

Pero hay otros sectores (como es el caso de la prensa, el cine o la música) que están sufriendo una transformación digital desordenada. El modelo de negocio de la prensa va a cambiar casi de un día para otro, cuando la mayoría aún estemos iniciando la primera etapa (discutiendo si se debe mantener separada la redacción digital de la redacción en papel o si se integran todas en una sola), y sin apenas haber iniciado la segunda (la mayoría de la prensa no sabía nada de sus lectores, y de sus suscriptores ni tan sólo sabía si les gustaba más el futbol o la economía).

En un contexto así, el sufrimiento era extremo, dado que mientras la empresa entraba en pérdidas hacía falta una reingeniería de procesos a todos los niveles que requería inversiones más que serias, difíciles de asumir cuando se está discutiendo cuál será el modelo de ingresos. Otros sectores como el de los seguros han resuelto razonablemente la primera etapa de mecanización de procesos, pero parece evidente que les queda mucho por hacer en la segunda, de redefinición de los puntos de contacto con el cliente. Pero como el modelo de negocio aún no chirría del todo, parece que queda margen para continuar gestionando la transición hacia su futuro inevitablemente digital.

La transformación, pues, no sigue el mismo ritmo en todos los sectores, y mientras unos inician la tercera etapa, otros aún están en la primera. Y lo mismo pasa con las áreas funcionales: marketing, comunicación, recursos humanos, finanzas, operaciones, ventas... Dentro de una misma empresa podemos observar dos departamentos en diferentes etapas de digitalización. Que sea traumático o no, o suave y razonable, depende sobre todo de la presión del mercado, y del orden en que el mercado permita transitar por la digitalización.

Mientras que hay empresas o departamentos que van ordenadamente de una etapa a otra, las hay que han empezado la casa por el tejado en contra de su voluntad. Estos son los agentes más vulnerables a la aparición de un nuevo actor que los substituya, aunque hoy tengan una posición claramente dominante. Los nuevos actores van directamente a la cuarta etapa (repensar el modelo de negocio), pues las tres primeras ya les son innatas: los procesos internos, el contacto con el cliente y el producto o servicio son digitales de origen.

La transformación digital de los negocios no es otra cosa que el uso de la tecnología para conseguir mejoras radicales, disruptivas, que puedan convertirse en ventaja competitiva. Pero todo va muy rápido, y lo que hoy puede ser una ventaja, mañana será un requisito únicamente para sobrevivir.

Bienvenidos a la transformación digital de los negocios. Cambia o muere.

Genís Roca
03 - 09 - 2014

Genís Roca
Socio - Presidente de RocaSalvatella.
Genis Roca | LinkedIn
genís roca (@genisroca) | Twitter
genis@rocasalvatella.com

Licencia:
Salvo en los casos en los que expresamente se prevea lo contrario, la Web y sus contenidos se someten al régimen de la licencia "Creative Commons". Reconocimiento-CompartirIgual 3.0 España (CC BY-SA 3.0 ES)

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Fuente: RocaSalvatella
Imagen: Digitale transformation

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Información: La planificación estratégica CON pensamiento estratégico: 5 factores claves. - 27/03/2015 10:24:20

 

¿Pensamiento estratégico o planificación estratégica?

Por Pedro Rubio Domínguez.

Blog de Pedro Rubio.

 

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En los artículos anteriores nos hemos centrado en destacar los conceptos estratégicos clave que conforman la base del proceso de análisis estratégico que toda empresa inmersa en un medio cambiante e incierto como el actual debería llevar a cabo. Estos conceptos representan lo que suele denominarse “pensamiento estratégico”.

 

Si admitimos que estos conceptos son validos y aplicables a cualquier tipo de empresa, y que todo hombre de negocios estaría en desacuerdo con la necesidad de realizar constantemente este tipo de ejercicio mental, ¿Cuál es la razón por la cual dicho pensamiento estratégico no se manifiesta mas frecuentemente en un proceso de planificación estratégica?.

 

Creemos que la explicación a este interrogante se resume en los que muchos directivos de empresa manifiestan reiteradamente: “Mañana nos organizaremos y planificaremos. Pero hoy tenemos que ocuparnos de otros problemas”. Todos sabemos el final de la historia: mañana nunca llega.

 

Lo que ocurre es que el pensamiento estratégico, tal como lo hemos definido, generalmente no ocurre de manera espontánea. Y no por falta de necesidad, sino porque sin un sistema “formal” de planificación, los problemas del día a día tienden a absorber todos nuestros esfuerzos. Nos olvidamos del futuro.

 

La existencia de sistemas de planificación hace que periódicamente tengamos que hacer una pausa obligada para pensar y reflexionar sobre estos temas estratégicos. Es como tener que dar un par de pasos atrás para poder contemplar un cuadro en toda su magnitud; al cambiar la perspectiva, se ven detalles y matices que antes aparecían ocultos al observador ocasional.

 

Lamentablemente, la inadecuada difusión que han tenido en los últimos años ciertas técnicas de planificación estratégica han hecho que en muchos casos se haya perdido de vista el verdadero objetivo de las mismas –ayudar a materializar el proceso de pensamiento estratégico— para que el sistema se convierta en un fin en si mismo.

 

De esta forma, los empresarios y hombres de negocio se han visto “bombardeados” por una innumerable cantidad de técnicas, esquemas, modelos de gestión, etc. tendente a recoger, analizar y procesar la información sobre sus empresas.

 

Si bien parte de la información originalmente recogida podía ser valida como herramienta de análisis del negocio, el producto final de todo este proceso era un galimatías que generaba lo que se ha dado en llamar “parálisis de análisis”, es decir, una situación en la cual la cantidad de información disponibles por aquellos que tienen que tomar una decisión es mucho mayor de la que pueden analizar.

 

¿Cuál es la solución entonces para lograr un proceso de planificación estratégica que no se convierta en un fin en si mismo, sino que fomente el pensamiento estratégico o la reflexión estratégica que tanto necesita el empresario de hoy para hacer frente a un medio competitivo cada vez más complicado y mas despiadado con aquellas firmas que no logran desarrollar una diferenciación competitiva?

 

¿Cómo hacer para que el proceso de pensamiento estratégico no ocurra una sola vez al año, de acuerdo con una rígida rutina de planificación? Creemos que la respuesta debe pasar necesariamente por definir —en primer lugar— el contenido mínimo que un buen plan estratégico debería tener para reflejar fielmente el proceso de pensamiento estratégicamente, y en segundo lugar, identificar las fuentes o elementos necesarios para llevar a cabo dicho proceso de reflexión estratégica.

 

En relación con el primer aspecto, si bien no se pueden hacer definiciones universales en cuanto a que elementos deben analizarse con el fin de estar en disposición de desarrollar un plan estratégico que responda a la verdaderas necesidades de sus usuarios —la experiencia indica que— independientemente de las técnicas de análisis que se apliquen y de las bases de datos que se manejen, deben contener como mínimo los siguientes elementos a fin de tener un impacto real y efectivo en la evolución competitiva de la empresa.

 

1) Un análisis de la industria o mercado 

 

Un análisis de la industria o mercado donde compite la empresa, evaluando tanto su atractivo a largo plazo (medido en función de la rentabilidad futura del sector) como la situación particular de la empresa dentro de la misma (medida en función de la rentabilidad obtenida en comparación con la media del sector y con otras empresa competidoras). Este análisis debe tener en cuenta los diversos factores del entorno que pueden incidir en la evolución de la industria, como son:

  • cambios tecnológicos,
  • situación de los principales competidores,
  • entrada de posibles nuevos competidores,
  • riesgos de integración vertical,
  • desarrollos de productos sustitutivos o alternativos,
  • políticas gubernamentales,
  • factores sociales y demográficos, etc.

 

2) Una evaluación de la posición competitiva de la empresa

 

Una evaluación de la posición competitiva de la empresa, que significa mucho más que la vaga noción de identificar puntos fuertes y débiles, que tanta difusión ha tenido en el mundo de los negocios. Esta evaluación implica analizar de manera precisa aquellos aspectos estructurales o funcionales de la organización que representan ventajas o desventajas competitivas, es decir, que son críticos para la pervivencia de la empresa de cara a satisfacer las necesidades de sus clientes.

 

Estos aspectos pueden ser tangibles y cuantificables, como la estructura de costes, la eficiencia de los canales de distribución o la capacidad financiera de la empresa, o mas intangibles y de difícil cuantificación, como la formación del personal, la adecuación de la estructura organizativa o la imagen del producto.

 

3) Un análisis de los clientes, segmentos de mercado y productos o servicios

 

Un análisis de los clientes, segmentos de mercado y productos o servicios que la empresa comercializa. En este análisis es necesario evaluar los criterios de compra de los clientes, los factores que influyen en la demanda (precio, calidad, servicio, etc.), la evolución de los gustos y necesidades de los consumidores, usos alternativos de los productos de la empresa, los principales segmentos del mercado y los factores diferenciados de los mismos, imagen de la empresa en el mercado en aspecto como calidad, costes, atención al cliente, etc.

 

Este análisis debe ser necesariamente dinámico, es decir, que evalúe no solo la situación actual de estos factores, sino, principalmente, su evolución futura, con el fin de definir el posicionamiento de la empresa en cada segmento de mercado.

 

4. Una identificación de las fuentes de ventaja competitiva

 

Una identificación de las fuentes de ventaja competitiva en el sector en que opera la empresa. En general, siempre se ha considerado que las principales fuentes de ventaja competitiva a que una empresa puede acceder son la capacidad de producir a un coste de fabricación menor que la competencia y la pasibilidad de diferenciación de sus productos en el mercado. Sin embargo, en los últimos años el enfoque estratégico de muchas empresas a nivel internacional ha sido definir estrategias operativas y comerciales para alcanzar fuentes de ventajas competitivas que respondieran y se adaptaran a aquellos atributos más valorados por sus clientes y mercados objetivos.

 

Y ésos atributos, en general, vienen representados por

  • la capacidad de reacción y agilidad para satisfacer las cambiantes necesidades de sus clientes y de los mercados (desarrollando nuevos productos, modificando los procesos tecnológicos teniendo una estructura organizativa flexible que permita aprovechar las oportunidades existentes, etc.),
  • la capacidad para mantener constantemente elevados niveles de calidad (adoptando un enfoque de calidad total que incluya los procesos de diseño y fabricación de productos, al servicio al cliente antes, durante y después de la venta y la creación de una cultura organizativa centrada en la calidad) y
  • la capacidad para entregar rápidamente un producto o servicio de calidad a un coste razonable (eliminando, simplificando o relacionando aquellas actividades y generadores de costes que  no añadan mayor valor al producto o servicio final).

 

5. Una evaluación del impacto que la estrategia seleccionada tendrá en la organización.

 

Este factor es generalmente olvidado, y de ahí que muchos hombres de negocio no comprendan por qué su empresas no pueden llevar a la práctica y hacer funcionar de hecho las estrategias de negocios que fueron cuidadosamente formuladas tomando en consideración todos los factores anteriormente mencionados. Y no hay nada más abstracto, frustrante e inútil que una estrategia que no logra cambiar la dirección de una organización.

 

La realidad y la experiencia indican, que, en la mayoría de los casos, el fracaso de una estrategia no se debe a un pobre análisis o una pobre formulación, sino una inadecuada implantación y ejecución de la misma. Por ello una vez formulada una estrategia es necesario controlarla con la realidad de la empresa en

  • materia organizativa (sistemas de información necesarios, estructura organizativa, etc.,)
  • operativa (equipos de producción, canales de distribución, capacidad de abastecimiento, etc.),
  • de recursos humanos (cantidad y calidad, formación, motivación, etc.) y
  • financiera (capital de trabajo, capacidad de endeudamiento, etc.).?

 

Texto extraído del libro: "Cómo mejorar la gestión de las pymes colombianas"

 

© Publicado conjuntamente por el Instituto Europeo de Gestión Empresarial. Madrid-España. B78404290 y Enterprise Owi International en colaboración con ACOPI-Ibagué (Colombia)

 

Publicado por Pedro Rubio en 1:02

lunes, 23 de marzo de 2015

 

Pedro Rubio

Trabajo en MADRID NEWSPAPER

Estudié en ICADE

Vivo en ARROYOMOLINOS-MADRID-ESPAÑA

 

Licencia:

Estos textos pueden ser reproducidos por cualquier medio de difusión, pero siempre citando como "fuente" los datos antes mencionados.

 

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Fuente: Blog de Pedro Rubio  

Imagen: Strategic thinking  

 

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Pedro Rubio Domínguez:
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