Que opina? ¿Cómo Iniciar un Negocio desde Casa? , Parte 1 - 11/09/2015 10:44:02
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Que opina? Cómo administrar las Relaciones Conflictivas por medio de la PAUSA - 14/08/2015 9:30:40
"El carácter de las relaciones interpersonales determina la forma en que el ser humano se inscribe y desarrolla en su medio social; su importancia es fundamental para calificar el desenvolvimiento de las personas en su tránsito por la vida.Las habilidades de carácter social no son sólo "adornos" de la personalidad, son un requisito indispensable de comportamiento. El medio social es el entorno primario del ser humano y prevalece, incluso, sobre el medio ambiente natural. La capacidad de desempeño "en sociedad" define la calidad de vida personal y profesional de los individuos.
Las relaciones interpersonales pueden adoptar tres formas: relaciones satisfactorias, intrascendentes o conflictivas. Si bien existe una gradación en la escala, el resultado final tiene como parámetro de evaluación alguno de estos tres formatos.
Las relaciones personales satisfactorias se pueden medir en términos de su beneficio; en ellas solo cabe maximizar el carácter positivo de los resultados. Este es un tipo de relación que en el peor de los casos debe conservarse y en el mejor, desarrollarse. La diferencia entre las personas que esencialmente sostienen relaciones satisfactorias radica en la calidad del resultado que emerge de ellas.
Las relaciones personales intrascendentes constituyen un motivo de alarma esencialmente porque no son productivas y deben invertirse esfuerzos sustanciales para situarlas progresivamente entre las que otorgan beneficio.
Las relaciones personales conflictivas constituyen un serio problema.
Las personas pueden tener un conjunto importante de relaciones satisfactorias o incluso intrascendentes y considerarse por efecto de ello en una situación adecuada, pero incluso un número pequeño de relaciones conflictivas puede desvirtuarlo todo. La razón de esto es básicamente simple: el conflicto actúa profundamente sobre la persona y la desestabiliza desde sus fundamentos. Y esta persona, que es la misma que sostiene por otro lado relaciones satisfactorias, traslada los efectos negativos a todas las dimensiones de su quehacer social.
El ser humano es una entidad, y aunque tiene una capacidad importante para procesar estímulos diferentes y proporcionar respuestas diferentes, es naturalmente incapaz de generar "compartimentos estancos" que condicionen distintos tipos de conductas de acuerdo al entorno o a la situación que enfrente. Un hombre que tiene conflictos en determinado ámbito de su vida los traslada a otro en mayor o menor medida. La discriminación perfecta de los hechos no existe, de la misma forma que el ser humano perfecto tampoco. Ése "hombre de los diferentes sombreros" que actúa con absoluta propiedad dependiendo de la situación o de las personas entre las que se encuentre, forma parte de los postulados ideales que la teoría está obligada a sostener para generar una práctica eficiente. Y en tanto que los parámetros ideales constituyen metas que siempre están por conquistar, los resultados prácticos son diferentes: el hombre que enfrenta conflictos traslada sus consecuencias, en menor o mayor grado, a otros ámbitos de su vida.
Las relaciones personales conflictivas afectan las relaciones satisfactorias porque condicionan el estado emocional del hombre que en ambos casos es su protagonista.
¿Cómo se identifica una relación personal conflictiva?
Hay diferencias sustanciales entre estas últimas y otras que pueden clasificarse como difíciles, inestables, cambiantes, etc. Las relaciones conflictivas tienen efectos negativos sobre las personas, atentan su estabilidad emocional y condicionan respuestas y estados de ánimo por periodos importantes de tiempo. La persona cambia, sus valores se erosionan.
Por otra parte estas relaciones tienen un ingrediente adicional: existen en ellas personas que actúan premeditadamente para afectar los intereses ajenos, porque en última instancia estas relaciones conflictivas se fundamentan en los antagonismos. Si habitualmente la vida presenta adversidades, en el caso de estas relaciones ellas se "construyen" entre individuos que se dañan unos a otros aun sin percatarse de ello. Y si la mayoría de las veces las adversidades que presenta la vida responden a un carácter aleatorio, aquí son planificadas. Los protagonistas de éste tipo de relaciones mantienen situaciones hostiles que lesionan abiertamente.
Resulta ocioso suponer que estas relaciones no se presenten en la vida, pero es importante actuar de manera que el grado de conflictividad que provoquen no llegue a extremos, y se propicie un rápido ordenamiento para llevarlas a escenarios controlables.
La medida preventiva fundamental es una que cabe practicar el momento preciso en que una relación corre riesgo de convertirse en un problema. La conflictividad en las relaciones tiene habitualmente una génesis y ésta se remite a un momento preciso de la interacción. Existe un acto o una palabra que condiciona el grado que el conflicto alcanzará luego.
La forma en la que se trate ése "punto de quiebre" en una relación determina el "ángulo" de la pendiente que ella tome: desde un proceso relativamente natural de deterioro hasta un vertiginoso desplome. El carácter de la pendiente se establece el momento mismo del quiebre. Poco puede hacerse después, y ello a costa de muchísimo esfuerzo.
Es algo bastante natural que las relaciones interpersonales se deterioren o concluyan, pero es recomendable evitar que lleguen a puntos dramáticos, de forma que la propia labor de controlar sus efectos o cambiar su estado en el tiempo termine siendo una labor más sencilla. Todo depende de lo que suceda "ése" momento crucial y definitivo que enfrenta a las personas en determinadas coyunturas.
Ahora bien, "ése" momento, ese "punto de quiebre" tiene particularidades propias:
Puede presentarse de manera inesperada
No está bajo control de nadie
Tiene incorporadas dosis elevadas de emotividad
Esta es una combinación peligrosa de elementos.
Por otra parte a "ése" momento crucial llegan personas, seres humanos provistos de una compleja ingeniería de emociones y de circunstancias. Son universos que se encuentran, cada uno completo en sí mismo. Y en el centro de estos universos muchos egos como elementos motrices, como gobernantes de ésa compleja totalidad.
Y en tanto que las circunstancias difíciles o conflictivas constituyen el material explosivo, el ego de las personas es el detonador. El ego es el factor más sensible de la ecuación. Las personas se entienden en términos del "Yo", y cuando calculan que éste se encuentra amenazado reaccionan en un nivel instintivo difícil de controlar. Cuando se trata de un ego hipotéticamente lastimado el hombre se "desconecta" con mayor facilidad de sus fuentes de raciocinio y actúa por impulso, activando ése sentimiento básico de "autoprotección" que tanto lo acerca a los animales más elementales. El ego profundo de las personas difícilmente otorga algo, habitualmente quiere dominar, y al sentirse herido o amenazado reacciona compulsivamente, dado que habitualmente se encuentra "atrincherado" entre los elementos "relativamente controlados" de su entorno. Ésta reacción es casi siempre, desproporcionada en relación a sus causas.
El ego puede convertirse en enemigo despiadado de uno mismo, habitualmente es causante de una cantidad importante de las dificultades y de los problemas que se enfrentan en la vida, principalmente los relacionados al desenvolvimiento social. Los hombres Grandes triunfan primero sobre su "Yo" y por eso tienen un ego pequeño, esencialmente humilde y tendiente a ofrecerse a los demás. Sin embargo el "hombre promedio" se sujeta a un ego grande como un náufrago en alta mar lo hace a una tabla de salvación. El hombre Grande tiene un ego firme pero elástico, sabe quién ES más allá de sus circunstancias. Ante la adversidad o el ataque su ego se flexibiliza para soportar el golpe y luego retoma progresivamente su estado original, sin haber quebrado nada propio y nada ajeno.
La vida no es una justa de "egos", la vida es como un torneo en el que se miden las competencias de las personas, los frutos de cada una determinan su situación y posición. La interacción entre egos no debe considerarse una batalla, es sólo parte de una inexorable dinámica que presenta la vida social del ser humano. La persona segura de sí misma no considera nunca que su ego se encuentre amenazado como producto de relaciones interpersonales difíciles. El "Yo" es algo interno y se encuentra perfectamente aislado de cualquier elemento foráneo, nada puede alcanzarlo "desde afuera", a no ser que la propia persona franquee la entrada. Ante situaciones muy difíciles los hombres Grandes mantienen un "Yo" intacto, lo hacen ante las más duras humillaciones. La historia presenta admirables ejemplos de personas "intactas" incluso ante la tortura y en el umbral mismo de la muerte.
¿Por qué las personas son tan sensibles con sus egos? ¿Dónde se encuentra su grandeza?
Al "punto de quiebre" en las relaciones interpersonales muchas veces se llega por efecto de egos que se sienten lastimados. Allí radican en repetidas ocasiones los efectos más graves.
La respuesta adecuada a la situación debe establecerse ése preciso momento, allí mismo, en la génesis de la relación afectada, en el instante vital en que emerge el punto de inflexión. Ésa reacción apropiada protege el ego y lleva a una pendiente menos aguda en el desenlace del conflicto. Ésa reacción posibilita también que en un momento posterior sea la razón la que tome gobierno de las cosas y desde allí consiga, al menos, transformar una relación conflictiva en una intrascendente. Y lo más importante: el ejercicio permanente de este tipo de reacción construye un ego flexible, perfectamente dotado para enfrentar las situaciones con mayor propiedad.
La respuesta que debe darse en el momento más crítico del conflicto con otra persona consiste en establecer una profunda y prolongada PAUSA en la interacción. Una PAUSA determinante, un silencio total, un completo "no hacer nada". Lo esencial es NO REACCIONAR, de ninguna manera (ni bien ni mal), solamente detener todo. Este momento es vital, en la misma forma que es vital una bocanada de aire fresco para quién se encuentra en medio de humo denso. Una PAUSA Mental, una PAUSA Física, un momento de "suspensión" y de absoluta levedad.
Este momento condicionará el carácter que tome la interacción hacia adelante. Éste momento es el que pone "marca y sello" al conflicto. La PAUSA le quita combustible a la hoguera, reduce el ímpetu de las energías adversas, pero sobre todo le brinda una oportunidad a la razón. Y esto es todo lo que el hombre inteligente precisa: la posibilidad de hacer prevalecer la razón para tratar un conflicto.
Esta PAUSA no es ninguna muestra de debilidad, porque permite activar luego una sólida respuesta, una que emerge del cerebro y no del estómago. Esta PAUSA no otorga nada, no cede nada, no debilita nada, ¡todo lo contrario!, permite fortalecer una respuesta posterior, un futuro argumento. El ego propio, entre que elástico y flexible, soporta el golpe y se repliega, pero al mismo tiempo toma energía para volver con ventaja al punto de partida, de la misma forma en que lo hace el elástico de una onda, contrayéndose para tomar energía y expulsar el proyectil. Nada hay más sólido que un cuerpo flexible.
La naturaleza y la dinámica de los conflictos (mucho más entre las personas), es obviamente compleja, pero el ejercicio sencillo de esta recomendación la simplifica enormemente. ¡Es sólo cuestión de comprobarlo!
En un conflicto con otra persona NO DEBE REACCIONARSE NUNCA sin la posibilidad de haberse meditado básicamente una respuesta, menos aún si el ataque es vigoroso. Establecer la PAUSA permite jugar el resto de la partida con el control y dominio de los movimientos.
Esta PAUSA es una representación de Poder, mecánicamente idéntico al que se tiene en el control remoto de un televisor: con él se establece el curso de los hechos a discrecionalidad y con dominio del tiempo. Esta PAUSA permite adueñarse del devenir y no ser títere de las circunstancias y de los demás.
Ante el enojo ajeno o propio: PAUSA.
Ante la provocación: PAUSA.
Ante la afrenta o el insulto: PAUSA.
Ante la agresión: PAUSA.
La PAUSA es una forma de manejar el Tiempo y éste debe ser siempre un aliado, no un perjuicio adicional. Los conflictos son como un río brioso, una torrentera, y al tratar de cruzarlos en medio de su ímpetu violento sólo se consigue ser arrastrado por la corriente. Imaginemos, por otra parte, que se tiene el poder de detener las aguas y vadearlas con tranquilidad, con absoluta seguridad: eso se consigue con la PAUSA.
Después de la PAUSA, cuando la razón toma control de las circunstancias, se evalúa la respuesta. Y cualquiera que ésta fuese, nace ya con una ventaja inigualable, porque parte desde una posición de victoria, dado que ejercitar y sostener la PAUSA ya es un triunfo que pocos conocen.
DATOS DEL AUTOR.-
Carlos Eduardo Nava Condarco, natural de Bolivia, reside en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, es Administrador de Empresas y Empresario. Actualmente se desempeña como Gerente de su Empresa, Consultor de Estrategia de Negocios y Desarrollo Personal, escritor y Coach de Emprendedores.
Es autor de los libros "El STRATEGOS y 23 Principios Estratégicos para la lucha en el Mercado. Aclaraciones indispensables de los conceptos de Estrategia, Negocio y Competencia".
"Si un Perro fuera tu Maestro… 12 lecciones de Vida que deja un perro antes de partir"
WEB: www.elstrategos.com
Facebook: Carlos Nava Condarco , El Strategos
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Información: 5 Aptitudes del STRATEGOS necesarias para el desenvolvimiento estratégico - 11/09/2015 10:45:00
En tanto que las habilidades pueden ser desarrolladas con la práctica continua y en función de la experiencia, las aptitudes tienen un mayor o menor grado de calidad de acuerdo a las disposiciones de cada persona. El STRATEGOS o el Profesional de la Estrategia precisa contar con ellas para el mejor desenvolvimiento de la dinámica estratégica en las luchas del Mercado. (ver detalle aquí). Las siguientes Aptitudes son fundamentales para el ejercicio estratégico:
- Control de Emociones
- Memoria
- Empatía
- Negociación
- Decisión
Aunque existe controversia sobre el tema, no hay justificativos de importancia para suponer que las aptitudes no puedan cultivarse y desarrollarse, al menos hasta el punto que alcancen coherencia con la naturaleza de las funciones que se deben practicar.
De hecho también habrá que entender que las aptitudes pueden ser factores de diferenciación más importantes que las habilidades entre los STRATEGOS, porque precisamente son de carácter personal. Las aptitudes de Picasso para la pintura tienen peso propio cuando se las compara con las habilidades para el arte de cualquier otra persona. Las aptitudes de Napoleón para la Estrategia no serán fácilmente alcanzables en mérito al esfuerzo, el ejercicio o la experiencia.
Las aptitudes trabajan en el esfuerzo estratégico como lo hace la lluvia con el campo listo para la siembra o la cosecha. Las aptitudes no están involucradas en la ruta crítica del trabajo estratégico de una manera formal o metodológica. Su presencia no es solicitada nunca como parte del proceso, ninguna de ellas se le demanda al STRATEGOS de la manera en que se lo hace con las habilidades y los otros conocimientos.
Las aptitudes se involucran con el proceso el momento que su presencia es indispensable, luego definen y determinan los resultados sin que nadie se hubiera particularmente percatado de ello. Su ausencia determina el fracaso de los más brillantes planteamientos, de los recursos más calificados, de las victorias que se encuentran “al alcance de la mano”.
El STRATEGOS construye su ventaja competitiva alrededor de sus aptitudes, las complementa con el conocimiento y con las habilidades necesarias.
Entre todas las aptitudes que pueden considerarse importantes, acá se mencionan las indispensables. Por ello y al igual que en el caso de los Principios Estratégicos, deberá entenderse que “no están todas las que son, ni son todas las que están”.
1.- Aptitud de Control sobre sí mismo que garantice el control personal de las situaciones e inclusive el control de los oponentes (Control de Emociones).-En el punto relacionado al Principio Estratégico de Ventaja Mental ya se trató este punto con la necesaria profundidad.
El “Dominio Propio” es un estado indispensable para el ejercicio estratégico. El control de las emociones es un mecanismo de equilibrio vital para el carácter que tiene el Conflicto pues éste viene revestido de elementos de alta intensidad. No debe olvidarse ésa elocuente frase de Patton: “comparadas con la guerra todas las demás formas de comportamiento humano son una insignificancia”. Y el carácter de la “guerra” es únicamente un asunto de grado, de volumen, diferente sólo en ése sentido en el mundo militar o en el mundo de los negocios. Es fácil determinar el carácter de los efectos cuando el Conflicto no es tratado con elevadas dosis de Dominio Propio; allí desaparece el equilibrio, se combate el fuego con combustible inflamable, se avivan las llamas, hasta el punto en que el incendio prevalece.
Si el STRATEGOS no tiene capacidad de controlarse a sí mismo entonces no tiene la capacidad de controlar el Conflicto y nada más tiene por hacer en la lógica estratégica.
En la dinámica estratégica la razón debe imponer argumentos sobre las emociones. Sin ello no existe la menor posibilidad de victoria.
En el juego estratégico la convocatoria se establece para la razón precisamente porque éste mismo está plagado de emotividad.
No se trata de eliminar las emociones, desconocerlas, o acaso ignorar su participación en el proceso. Ellas están allí porque responden a un carácter natural de la dinámica estratégica y del Conflicto. No desaparecerán nunca por absurdo esfuerzo que se imprima en la tarea, permanecerán impasibles en tanto un ser humano exista, porque constituyen finalmente el combustible de las actividades humanas, el alimento del alma y su fuerza motriz. El objetivo solamente es alcanzar CONTROL. Las emociones deben moderarse, se debe equilibrar su impulso con una fuerza contraria que oriente sus efectos y encauce sus energías. Esta fuerza opuesta es la razón.
La razón viene acompañada con grandes dosis de lógica, sentido común, principio, urgencia, conveniencia, convicción. Y todo ello se antepone a la emoción libre en forma de un pensamiento claro, de un argumento.
El pensamiento es un producto de la razón que lleva incorporada intencionalidad y tiene como objetivo final la acción. El Argumento es una estructura de razonamientos elaborada reflexivamente.
Para el control de sus propias emociones el STRATEGOS debe poseer un Pensamiento Claro con respecto a sus objetivos y un Argumento sólido que los respalde. Debe estar consciente y convencido que nada puede interponerse entre él y el alcance de ése objetivo; eso precisamente le repite sin cesar el Pensamiento, eso exigen los Argumentos.
El deseo mismo de hacer prevalecer éste Pensamiento se convierte a la vez en una emoción que sostiene el proceso, construyendo con ello un cauce útil y beneficioso para el desenvolvimiento de las energías. Napoleón confesaba que el momento de sus aprontes militares se hundía en agitación penosa, parecía una joven que da a luz, pero ello no le privaba de mostrarse sereno ante la gente que lo rodeaba, y cuando tomaba una decisión todo quedaba en el olvido, menos lo que era necesario para alcanzar la victoria. Esto es, exactamente, Control de Emociones: sentirlas ardientemente, allí en lo profundo de lo que uno es, tener la capacidad de mantenerse impasible ante los demás a pesar que las emociones quemen desde adentro y el momento de actuar olvidar todo, menos el pensamiento claro y el argumento que conduce a la obtención de los resultados. De esta forma el ser humano trabaja como esas máquinas de vapor que alcanzan ebullición interna y canalizan ésa enorme energía a un punto preciso, uno que genera un movimiento vital, gigante, poderoso. En el hombre la ebullición se consigue por medio de las emociones, pero el control permite que esa fuerza se dirija a un punto preciso y desde allí mueva la maquinaria que el pensamiento ha creado para actuar en función de los objetivos. Si este “vapor interno” no es controlado, entonces sale por cualquier lado, no mueve nada en particular, puede quemar a todos alrededor y termina por victimar a su creador.
Anteponer siempre un Pensamiento Claro ante la Emoción cuando se trata de afanes estratégicos, requiere mucha fuerza de voluntad y disciplina.
La aptitud natural se refuerza y alimenta de ellas. De ésta manera se establece una diferencia con el oponente tan importante como la que viene dictada por el propio grado de Aptitud.
¡Fuerza de voluntad y disciplina!, ambas inquilinas inquietas y errantes del carácter, joyas ocultas de la personalidad que privan de riquezas excepcionales.
2.- Memoria.-Probablemente la mejor forma de comprender la importancia de ésta aptitud para el STRATEGOS, sea remitirse a la naturaleza de los Principios Estratégicos: ellos representan la memoria colectiva de miles de conflictos,
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