miércoles, 12 de marzo de 2014

7 elementos de la construcción de un clima de innovación corporativa. y Competir innovando

Información: Los 7 elementos de la construcción de un clima de innovación corporativa. - 21/10/2013 11:11:22

" Los elementos de la innovación corporativa.
Por Enrique Dans.
El blog de Enrique Dans.

Mucho se ha escrito ya sobre la criticidad de la innovación corporativa. Mantener una actitud innovadora no solo posibilita el sostenimiento de una oferta adecuada de productos o servicios que evoluciona con los tiempos, sino también factores que van desde la motivación y el clima laboral, hasta la capacidad para atraer a candidatos adecuados.

Pero la innovación corporativa depende de un equilibrio enormemente difícil de mantener.

Hasta las compañías con mejor reputación de innovadoras tienen problemas a la hora de gestionar y preservar ese clima. A medida que las compañías crecen, tienden irremisiblemente a la homeostasis, al equilibrio, a una especialización cada vez más asfixiante, a una esclerotización progresiva.

Soluciones como aislar la innovación en departamentos o células separadas de la empresa tratan de preservar el clima innovador dentro de burbujas, pero ocultan el verdadero problema: que la mayoría de la actividad de la empresa transcurre fuera de esa burbuja, que acaba en prácticamente todos los casos restringida a una actividad marginal.

La idea de "industrializar la innovación" poniendo a un departamento a "producir innovación" como si fueran chorizos no funciona, porque la propia naturaleza de la innovación aplicada depende, fundamentalmente, de un contexto, de un entorno. Aislada o privada de ese contexto que se va haciendo inexistente, la innovación corporativa languidece y termina por desaparecer.

¿Cuáles son los elementos fundamentales que permiten, supuestamente, mantener un cierto nivel de innovación corporativa? Lo más adecuado para conceptualizarlos es pensar en ese elemento de contexto: se innova con lo que se percibe, con lo que se incorpora al cerebro, con las experiencias propias, con la observación de las experiencias ajenas, y por supuesto, con cierta serendipia, con esas chispas ,que, sin embargo, no suelen surgir de la nada.

La construcción de un clima de innovación puede provenir de un empuje inicial, de la constitución en torno a una idea, de la comunión de una serie de innovadores, de la búsqueda de un desafío. Pero el mantenimiento de ese clima exige trabajo, trabajo y trabajo.

Es algo que es preciso alimentar, a lo que es necesario dedicar recursos, tanto en tiempo como en dinero. La innovación no se mantiene del aire, porque planteada seriamente y en modo corporativo y aplicado es mucho, mucho más que inspiración.

¿Cuáles son esas prácticas que pueden, cuando están bien gestionadas, mantener un clima innovador en una compañía? En mi opinión, se trata de aprovechar estímulos que, actualmente, están cada vez más fácilmente disponibles. Si innovamos a base de alimentar nuestro cerebro con esos estímulos, debemos trabajar y destinar recursos a que esa actividad se mantenga.

Eso incluye cuestiones como las siguientes:

1. Información:

Leer mucho, leer constantemente, leer como parte del día a día del profesional. Pero no simplemente leer. Leer para fomentar la innovación no tiene nada que ver con el tiupo de actitud que utilizamos para leer el periódico. Hablamos de lectura enfocada, eficiente, y con herramientas adecuadas para almacenar lo que se ha encontrado interesante, etiquetarlo, reenviarlo, etc. Y en ese sentido, no se ha inventado ninguna manera mejor de enfrentarse a una lectura en modo eficiente que el RSS.

El uso de un lector RSS y la gestión de unas suscripciones determinadas debería ser algo que las compañías fomentase, y que lo hiciesen además en modo social. Que los trabajadores de una compañía tuviesen herramientas en las que poder ver qué lee cada uno, qué noticias le han parecido interesantes o ha marcado o etiquetado, o en qué temas parece más interesado , sin ánimo de que existan otras fuentes o temáticas que puedan considerarse del ámbito privado y puedan ser excluidas de la compartición.

2. No solo leer:

La participación, el diálogo, la discusión, la proposición de temas de interés para foros de discusión y el intercambio en torno a una idea facilitan el tomarse la tarea en serio. No se trata solo de estar en contacto superficial con la información, sino de tener el incentivo de buscar algo más allá en aquellos temas que se han estimado interesantes, en los que se vea una mayor proyección.

3. Foros de presentación:

Las empresas que desean mantener una cultura innovadora pueden estimular foros y seminarios internos en los que aquellas personas que siguen con más interés un tema pueden presentarlo, hablar de él, o incluso señalar a expertos o influenciadores que puedan venir a compartirlo en un foro corporativo , para lo cual hay que destinar, lógicamente, un cierto presupuesto si no se quiere que todo aquel que pase por la puerta lo haga con actitud de vender. Los invitados, dado el ambiente adecuado, pueden ser enormemente importantes a la hora de estimular la innovación aplicada y la serendipia. Y los empleados que logren desarrollarse en aquellos temas que consideren importantes de cara a la innovación, pueden de hecho participar en foros externos, contribuyendo así a incrementar la percepción sobre la innovación en la compañía.

4. Estimular el conjunto de visiones internas y externas:

No especializarse excesivamente, pero tampoco caer en la superficialidad del que "habla de todo". Leer noticias de la industria, pero no perder la gran perspectiva, las posibles influencias que puedan llegar de fuera de la misma, el pensamiento lateral o paralelo.

5. La actitud:

Abierta, no negacionista.Una cultura innovadora precisa de personas con mentalidad innovadora. Los escépticos pueden ayudar a aterrizar muchas cosas y a solidificar o ver de manera más realista muchas otras, pero el escepticismo, como comentaba hace unas semanas, no debe confundirse con el negacionismo sistemático y con la protección a toda costa de la zona de confort.

6. Analítica:

Los usos de nuestros productos o servicios, y la evolución de esos usos a lo largo del tiempo, pueden darnos pistas sobre los parámetros sobre los que podría ser recomendable innovar a futuro. Por mucho que diga Steve Jobs (y sobre todo, porque lo más seguro es que no seas Steve Jobs) los clientes y sus dinámicas de uso pueden ser una fantástica fuente de innovación.

7. Usar tus propios productos y servicios:

En el mismo sentido, usar tus propios productos y servicios en las mismas condiciones en que lo hacen tus clientes es una actitud que también ayuda a la innovación, te hace más sensible a lo que necesita mejora y a las áreas en las que es preciso cambiar. Que los empleados de una línea aérea no pasen por el mostrador para comprar sus billetes o que los de una eléctrica no reciban facturas puede ser una forma de estímulo o de compensación en especie, pero no favorece la innovación ni la sensibilidad hacia los problemas del cliente.

8. Dinámicas y discusiones de grupo:

Dinámicas y discusiones de grupo similares a las que se llevan a cabo en experiencias de formación. Es bien sabido que la formación, sobre todo sujeta a una metodología adecuada, estimula la innovación.

9. Incentivos y competitividad:

A los seres humanos nos gustan las recompensas. Una compañía innovadora debe proveer con incentivos adecuados a las personas que aportan buenas ideas, en lugar de dejar que se diluyan en una intrincada estructura corporativa.


Es solo una pequeña lista de actividades posibles: la innovación puede, en realidad, jugar a innovar incluso en las herramientas utilizadas para estimularla. Lo importante, claro, es la actitud con respecto a estas herramientas.

En la práctica, la gran mayoría de las empresas que intentan hacer uso de estas herramientas acaban por relegarlas a foros minoritarios o con un nivel de prioridad bajo, lo que lleva a seminarios vacíos, foros con presencia escasa, o actividades a las que solo acuden "los que tienen mucho tiempo libre". No, no es "tiempo libre"… es, posiblemente, una de las actividades que más puede influir en el futuro de tu compañía.

De hecho, la participación habitual de la alta dirección, la cultura del estímulo de este tipo de actividades, y de castigo para quienes abiertamente las subestimen es lo que diferencia a las compañías que siguen apostando por la importancia de la innovación frente a aquellas que ya no lo hacen.

No, la innovación no es gratis, no es sencilla, y no ocurre por casualidad. Hay que trabajarla. Pero en el escenario actual, es seguramente una de las funciones corporativas más importantes y de las que más dependa tu futuro.

Escrito a las 4:18 pm 20 oct 2013

(This post is also available in English in my Medium page, "What corporate innovation is made of")

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Fuente: El blog de Enrique Dans
Imagen: Corporate innovation

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Interesante, Competir innovando - 13/07/2013 12:46:54

Competir innovando
José Enebral Fernández,
Tweet Conviene revisar el significado que, en la economía de nuestro tiempo, adquieren conceptos como el de competencia e innovación; quizá pueda y deba mejorar nuestra competitividad y solidez como empresa, tras algunas oportunas reflexiones que aquí se tratan de alentar.
Innovamos en beneficio de nuestra competitividad, pero el concepto de competencia es más complejo cada día, y el de innovación, más amplio de lo que inicialmente parece. Conviene detenerse, si no lo hemos hecho ya, en los nuevos significados de estos significantes. Nuevas realidades eran ya bien visibles en el escenario finisecular, pero el cambio es continuo en el siglo XXI, y la gestión empresarial nos obliga a reflexionar con mayor penetración, en crisis y en bonanza; a elevar con más frecuencia la vista por encima de la gestión cotidiana.


Al hablar de competencia, nos referimos no ya sólo a las empresas del sector que amenazan reducir nuestra presencia en el mercado, sino también a todo aquello que puede disuadir a nuestros clientes, incluyendo, por ejemplo, los nuevos hábitos, valores y tendencias emergentes en la sociedad. Obviamente, en momentos de crisis, también competimos con todo aquello a que el cliente dirige prioritariamente su capacidad de compra: si puede arreglárselas sin nuestros productos/servicios, nuestra empresa se resentirá y habremos de disponer soluciones de supervivencia.

Aun contando con que la situación económica acabe mejorando, habremos de cuidar mucho nuestra competitividad en el mercado global. Porter y otros autores nos han ofrecido valiosas aportaciones sobre la estrategia competitiva y la diferenciación, pero todos debemos seguir reflexionando al respecto sobre nuestro negocio, atentos al entorno y anticipando el futuro, para nutrir y mantener nuestra solidez.

Y al hablar de innovación, no podemos pensar sólo en la renovación tecnológica o la incorporación de las mejores prácticas, sino y quizá sobre todo, en adentrarnos en la terra incognita del saber en cada campo (técnico o de gestión empresarial), y generar nuevas, valiosas, atractivas soluciones que nadie ofrezca todavía, para quienes los clientes las esperaban quizá sin saberlo. También disponemos aquí de reflexiones oportunas de muchos autores Ridderstrale nos hablaba del monopolio temporal, como asimismo de casos muy aleccionadores en la generación de novedades de impacto.

En verdad, en la era del conocimiento y el aprendizaje permanente, hemos de aprender lo que ya saben otros, pero, asimismo, lo que aún no sabe nadie; hemos de investigar, explorar, descubrir, idear…, es decir, innovar, para atraer la atención del mercado. No innovamos en suficiente medida, ni acertamos siempre con las novedades que generamos; en ocasiones, falta sintonía con las necesidades o expectativas de los clientes, si es que no falló ya la propia identificación de éstos. A veces tampoco identificamos la auténtica competencia emergente, y tomamos decisiones quizá infructuosas.

Desde luego, hemos de saber bien qué valoran o cuestionan los clientes en nuestros productos y servicios, y no dar por sentado casi nada. Una empresa tan ejemplar e innovadora como Coca Cola estaba plenamente segura del éxito de la new Coke en los años 80, pero la nueva fórmula resultó un fracaso. Por extraño que parezca ahora, esta gran compañía parecía contemplar su producto como un refresco magnífico aunque perfectible, y los consumidores parecían llegar más lejos, y lo veían casi como una especie de icono intocable. De modo que debemos estudiar bien a los clientes finales, estableciendo incluso tipos diferentes: tal vez se nos ocurra algo especial para algún segmento…

Coca Cola creyó que competía con Pepsi tras un sabor más atractivo, y que era el momento de innovar en el producto; pero no era la clásica fórmula lo que había que cambiar, sino el marketing desplegado. Éste es un caso (especialmente aleccionador) de racionalismo reduccionista e inferencias viciadas (recuerden que se hicieron catas ciegas…); pero la compañía corrigió pronto el error y recuperó mercado.

Por aquellos mismos años (mediados los 80), Amana, división de Raytheon que había creado en EEUU el horno de microondas, parecía estar a punto de quedarse fuera de un mercado que ella misma había abierto tiempo atrás: un cuestionable marketing había debilitado su competitividad, y, por ejemplo, el horno había penetrado mucho más en las cocinas japonesas que en las norteamericanas. Los fabricantes japoneses (Sharp, Sanyo, Matsushita…) se mostraron pronto muy convincentes en la relación calidad-precio de los nuevos aparatos, y parecían observar el mercado con otra perspectiva.

Revisemos, sí, con quiénes o qué competimos en el siglo XXI y exactamente en qué, y despleguemos asimismo la innovación genuina para conquistar mercado. Hablaremos un poco aquí de todo ello, si el lector nos sigue en estos párrafos. Se trata de dos buzzwords cotidianos, dos conceptos fundamentales competencia e innovación, que adquieren complejidad y dimensión especiales en la emergente economía, y cuyo análisis, sin perder la perspectiva sistémica, se hace aún más preciso en momentos de crisis.



Sobre la competitividad y la competencia

En efecto, hemos de neutralizar y aun superar a las empresas competidoras siempre que podamos, y reaccionar con acierto y prontitud cuando nos veamos sobrepasados: queremos sobrevivir. Pero ya no debemos pensar sólo en las empresas que ofrecen mejor relación calidad-precio para satisfacer las expectativas y necesidades de nuestros clientes, o que las encaran con soluciones innovadoras, de interés e impacto; hemos de interpretar asimismo como competencia todo aquello que, consecuencia de los cambios en la sociedad, reduce o elimina aquellas necesidades o expectativas, y las sustituye tal vez por otras.

Al hablar de competencia en nuestro siglo, resulta ya en efecto insuficiente pensar, por ejemplo, en la legendaria rivalidad de Coca Cola y Pepsi, o de Helena Rubinstein y Elizabeth Arden en la primera mitad del XX, o de las grandes marcas que se reparten cada mercado hoy. Nos rodean quizá demasiadas alternativas para todo, pero es que también asistimos a la desaparición súbita de algunas industrias. En suma y además de considerar la severa crisis económica en que nos hallamos, podemos encontrar serias amenazas visibles y no tan visibles a nuestra competitividad y prosperidad en:

Empresas que ofrecen mejor relación calidad-precio en productos/servicios similares o alternativos a los nuestros.
Empresas innovadoras que ofrecen nuevas y avanzadas soluciones para las mismas necesidades, o para un conjunto de necesidades.
Empresas audaces que nos superan en las campañas de publicidad o en los canales de distribución, es decir, en la comercialización.
Cambios sociales (nuevos hábitos y valores, nuevas leyes, tendencias demográficas…), que pueden restar potencial, solidez, a nuestra oferta tradicional.
El mercado global, que puede ser visto como llegada de nuevos competidores, y nuevos productos, aunque también como oportunidad para internacionalizarnos.

Bien pues, debemos ser nosotros quienes ofrezcamos la mejor relación calidad-precio en soluciones eficaces; debemos ser nosotros los genuinamente innovadores; debemos ser también nosotros audaces y certeros en el marketing; debemos ser nosotros quienes antes nos adaptemos a los cambios sociales, y debemos finalmente ser igualmente nosotros quienes mejor aprovechemos las oportunidades del mercado global.

Si, en vez de nutrir profesionalmente nuestra competitividad, nos instaláramos en la práctica de capturar y fidelizar a nuestros clientes mediante incentivos (o comisiones) para que nos compren, entonces aparecerían otros riesgos y amenazas. Aquí la casuística es muy diversa, y esta práctica puede acabar incorporando también sensible entropía a las organizaciones. Peter Drucker sostenía ya hace 20 años que comprar a los clientes no funciona, y seguramente lo seguiría sosteniendo hoy. (Y, por cierto, la entropía también se hace muy sensible cuando, quizá porque se desea vender la empresa, se pone más empeño en aparentar que en ser).

Observando los cinco puntos señalados, parece evidente que debemos apuntarnos a la innovación como proceso continuo; a la innovación de impacto, y no sólo en los productos y servicios, sino en todo aquello que permita generar en la empresa mejores resultados con menor esfuerzo (ser más productivos); a la innovación derivada de los cambios sociales, y esto antes de que lo hagan otras empresas; a la innovación de salto cuántico, radical, más allá de la mejora continua. Diríase que así nutrimos la competitividad y nos hacemos fuertes en el mercado, como que lo contrario nos debilita y nos lleva quizá de mal en peor.

Pensemos, por ejemplo, en la progresiva desaparición de las máquinas domésticas de coser (las de nuestras abuelas o madres). Empresas como Singer vieron bajar sus ventas, pero no luchaban décadas atrás contra otros fabricantes, sino contra el auge de la industria textil, contra la incorporación de la mujer al mercado laboral, y contra las crecientes alternativas que se le ofrecían para el tiempo libre (si es que les quedaba): la vida de la máquina de coser doméstica expiraba. El paso de la tecnología mecánica a la electrónica retrasó el final, pero el mercado iba a esfumarse…

Los fabricantes de papel carbón para copias se empeñaban en mejorar sus características, cuando ya se veía el fin, fruto de la llegada de las pequeñas fotocopiadoras a las oficinas. E igualmente desaparecieron las propias máquinas de escribir con la llegada de los ordenadores personales, como también se ha ido reduciendo, por ejemplo, el consumo de tabaco, por razones de salud. (Quizá parezca digresión, pero, aunque yo era muy joven, recuerdo que el consumo de tabaco se incrementó en la primera mitad del siglo XIX, con la aparición de las cerillas).

Al preguntarnos con qué o quién competimos, hemos de respondernos con suficiente perspectiva y amplitud de miras; de otro modo el futuro nos pillará a contrapié. El lector pensará que no necesita estas "teóricas", y yo les recuerdo que sólo trato de provocar sus reflexiones, seguro que más enfocadas y efectivas, sobre la competitividad y la innovación.

¿Cómo tomar la delantera? En seguida se pensará tal vez: "creando novedades inspiradas o apoyadas en el avance tecnológico". Pero recordemos que no toda la tecnología es TIC, ni toda la innovación es tecnológica (parece haber una obsesión en vincular la innovación con las TIC). También podemos inspirarnos, como sugeríamos, en la evolución demográfica, en los cambios de valores, hábitos, inquietudes…, en las nuevas leyes, en la globalización… En todo caso, hemos de asegurar la sintonía con el cliente-usuario de nuestros productos o servicios, y recordar que debemos introducir novedades idóneas y valiosas, tanto en lo que ponemos en el mercado, como en los procesos y métodos internos: esto último también nos hace más competitivos y lo sabemos bien.

Sí, la clave más segura de la competitividad parece ser la innovación más genuina, ya se inspire en la rápida evolución tecnológica, en la demográfica, en la social/cultural, en las nuevas regulaciones o en la globalización; pero se precisan personas expertas que piensen con acierto y profundidad en beneficio de su creatividad, y asimismo empresas audaces y capaces, que materialicen ágil y debidamente las nuevas iniciativas surgidas. Creatividad en las personas (directivos y trabajadores expertos) por un lado, y audacia y diligencia en la gestión empresarial por otro: ésta parece ser la vía; pero hay que insistir en ello, por si siguieran siendo asignaturas pendientes en algunas organizaciones.



Innovar es algo más

Desplegando su significado más genuino, innovar es, en la empresa, algo más que materializar la mejora continua, o incorporar nuevas tecnologías y prácticas emergentes. Apunta a procesos, productos y servicios, pero no sólo a eso. Se asocia a la creatividad, pero es un concepto más ambicioso. Puede exigir la existencia de áreas formales de I+D, pero especialmente una cultura ad hoc que catalice la expresión del capital humano. En la empresa, la innovación (como la formación) ha de ser un proceso y no un suceso, pero cada iniciativa ha de analizarse con perspectiva sistémica y amplitud/profundidad de miras, enfocando bien las expectativas y necesidades de clientes/usuarios tradicionales y potenciales.

En la historia de la innovación empresarial hay éxitos y fracasos, unos y otros aleccionadores, que podemos relacionar con la investigación formalmente orquestada (áreas de I+D), pero también con la audacia del empresario, con la creatividad de un individuo o un equipo, con la casualidad aprovechada (serendipidad), con la intuición genuina, con el pensamiento conectivo, rompedor, lateral, exploratorio, inferencial, analítico, sistémico, abstractivo… La aparición de una idea valiosa es un logro, pero es apenas el comienzo de un proyecto de innovación; en todo caso, el mercado sancionará finalmente el valor de cada iniciativa innovadora. Ray Kroc lo luchó mucho, y finalmente lo consiguió: tenía en McDonald"s más fe que los propios hermanos Dick y Mac.

Sin duda todos los trabajadores podemos ser más creativos, y deberíamos serlo en la economía del saber y el innovar: knowledge worker, thinking worker, learning worker, creative worker… Pero, en la empresa, la innovación ha de entenderse con dimensión corporativa y sistémica. Por decirlo de otro modo, todos podemos hacer cursos de creatividad, pero hay aspectos fundamentales de la innovación la catálisis, la evaluación de iniciativas, las grandes decisiones o la materialización que corresponden a la Dirección, en función de su estrategia, sus recursos, sus objetivos, su percepción del mercado… También la Dirección habría de practicar el aprendizaje permanente, y un curso de innovación se dirigirá típicamente a directivos y empresarios.

En efecto, también a empresarios y directivos apunta el lifelong & lifewide learning, y, como refuerzo de sus perfiles profesionales siempre perfectibles, pueden aprender siempre algo de las experiencias de las empresas más innovadoras; quizá, sobre todo, de cómo se despliega una cultura catalizadora (leamos a Robinson-Stern, Ekvall, Rydz…) de la innovación en la empresa. Podemos ser magníficos profesionales, pero siempre tenemos todos algo que aprender. Hemos de ser conscientes de que habrá éxitos y fracasos, porque no todas las novedades acaban resultando realmente valiosas para el negocio. Conocemos fracasos debidos a una idea desacertada, y también fracasos debidos a una mala gestión de una buena idea.

(No sé dónde leí que una persona de nivel A, con una idea de nivel B, tiene más posibilidades de materialización que un individuo de nivel B, con una idea de nivel A; pero esta reflexión, alimentada con el hecho de lo mucho que nos cuesta aceptar como buena una idea ajena, abriría una digresión y cierro por ello el paréntesis).

Hay veces en que creemos tener un nuevo producto de impacto, rompedor, superior a lo existente, y sin embargo el mercado lo rechaza: nos habrá pasado alguna vez, consecuencia quizá de un incompleto o erróneo análisis de las expectativas de los clientes. En otras ocasiones desarrollamos un producto, quizá fruto del avance tecnológico, y rechazamos nosotros mismos su comercialización por razones económicas…, pero la competencia ve nuevos clientes que nosotros no habíamos contemplado, y se hace con el próspero negocio. O desvirtuamos también en ocasiones la idea original, subordinándola quizá a intereses espurios.

Hablemos del fax, que es un ejemplo al que solía referirse Peter Drucker. Este aparato nos empezó a resultar familiar ya en los años 80 del siglo XX, cuando comenzaron a digitalizarse las redes telefónicas, camino de la denominada Red Digital de Servicios Integrados. De modo que dimos con el fax como un servicio adicional de las redes telefónicas digitales, junto al datáfono o la videotelefonía. Pero, ¿por qué les traigo esta historia?

El fax parece un caso de invento basado en las posibilidades técnicas, cuyo origen debemos situar en el siglo XIX y cuyo desarrollo se aceleró en la segunda mitad del XX. Las tecnologías que soportan el fax se desarrollaron sobre todo en Estados Unidos, pero el hecho es que el mercado se inundó pronto, en los primeros años 90, de terminales fabricados por compañías japonesas. Se diría que, en ver negocio en el fax, se adelantaron los japoneses y que así fue porque no sólo vieron esta nueva máquina como un complemento económicamente discutible del servicio telefónico, sino, sobre todo, como una alternativa al correo postal y al emergente negocio de mensajería.

También fueron los japoneses los artífices de la miniaturización (años 50) derivada de la aparición de los transistores en Estados Unidos. Fueron, sí, los fundadores de Totsuko (luego llamada Sony), Morita e Ibuka, quienes apostaron más decididamente por los nuevos dispositivos, llamados a sustituir a las válvulas de vacío de los primeros aparatos de radio y de televisión. A pesar de los ya referidos aciertos de los intuitivos directivos japoneses, a los americanos (también notablemente intuitivos: al parecer más que los europeos) no se les escapaban los negocios... Hablemos ahora, por ejemplo, de la televisión en color.

El desarrollo de la televisión en color (mediado el siglo XX) resulta igualmente aleccionador y tiene un protagonista singular en David Sarnoff, primer ejecutivo de RCA, según nos recordaban autores como John S. Rydz o Watts S. Humphrey. En Estados Unidos, CBS se había adelantado con un sistema de disco rotatorio que debían incorporar tanto las cámaras de TV como los aparatos domésticos; pero El General (así era conocido Sarnoff) estaba empeñado en que RCA liderara el mercado, y desplegó una estrategia idónea, cuyo recuerdo resulta oportuno.

Puede decirse que hubo dos grandes detalles en que Sarnoff pareció superar a William Paley, el ejecutivo de CBS: primero, decidió que el sistema de color debía ser compatible con los receptores de blanco y negro, de modo que todo el mundo pudiera recibir los programas: unos espectadores en color y otros en B/N; y segundo, RCA apostó por una tecnología audaz y plenamente electrónica, que pudiera evolucionar en beneficio de la calidad de la imagen. (Detalle este último importante: hemos de prever la evolución de cada nuevo producto o servicio, que, como sabemos, empieza a quedarse obsoleto desde su propio nacimiento).

Aunque CBS alcanzó la aprobación de su sistema por la Federal Communications Commission (FCC), Sarnoff recurrió la decisión y consiguió convencer a todos de la solidez y dimensión del proyecto de RCA. Era consciente de que tenía tres tipos de clientes: la propia FCC, a quien debía convencer de la superioridad de su sistema de color; la industria de difusión de TV, cuyas producciones llegarían tanto a los aparatos de color como a los ya existentes de B/N; y, desde luego, los propios usuarios de los nuevos aparatos, dotados éstos con un tubo que trabajaba con tres nuevos colores básicos (rojo, verde, azul). Había que convencer a los tres clientes, y tras este objetivo desplegó RCA sus fuerzas.

Todas las áreas de RCA debían dejar de pensar influidos por sus creencias e intereses, para ponerse en la piel de los clientes. Por ejemplo, los ingenieros de RCA pensaron, al parecer, que el tamaño de la pantalla debía ser reducido (10 pulgadas) porque de otro modo la profundidad del aparato sería excesiva para las dimensiones del cuarto de estar típico; pero los responsables de marketing supieron que los compradores preferían aparatos de mayor tamaño, y se acabaron sorteando las dificultades técnicas. Dicho de otro modo, todos los departamentos de la compañía debían dar prioridad a las expectativas y necesidades de los clientes.

En el caso de Coca Cola, se dio por sentado que los consumidores esperaban un nuevo sabor, más atractivo que el de Pepsi. "El problema de Coca Cola en frase del consultor Darrel Rhea fue que los técnicos del laboratorio tomaron el poder". Los responsables del marketing, superados entonces por los de Pepsi y quizá puestos en cuestión, debieron asegurarse de que los consumidores deseaban realmente un cambio de sabor. La innovación (en productos/servicios) resulta muy arriesgada cuando se hace a espaldas del mercado, o cuando se despliegan inferencias desbocadas (de las que ya nos alertó Argyris, por ejemplo).

Parecen lecciones de sentido común, pero aún hoy, en 2009, fallamos a veces en la identificación de los clientes, y de sus expectativas y necesidades: algo bastante arriesgado cuando nos proponemos ofrecerles una novedad valiosa. Ya Ted Levitt nos alertaba de que, a menudo, la función de vender podría estar respondiendo no tanto a la necesidad del comprador, como a la del propio vendedor. Este articulista habla siempre aquí (acéptenme la analogía) del tornillo y el martillo: el cliente tiene un tornillo y busca un atornillador, y el proveedor tiene un martillo, y todo le parecen clavos. No debo yo generalizar, pero temo que resulta más frecuente de lo que parece.

Un caso (que pude seguir de cerca) de cuestionable identificación de los clientes es quizá el de la llegada del e-learning con el acelerado desarrollo de las TIC en el panorama finisecular, y especialmente con la expansión de Internet. En realidad, el aprendizaje por ordenador nos llegó en los años 80, en la etapa off line, cuando los docentes utilizábamos herramientas de autor para llevar al PC algo parecido a la enseñanza programada impresa que habíamos conocido previamente; pero es verdad que la etapa on line trajo la aparición de campus virtuales y la asunción por los tecnólogos de la producción de cursos multimedia e interactivos. A mi modo de ver, la ventaja entre una producción realizada por docentes para discentes, frente a la realizada por técnicos de producción para clientes (responsables quizá de las áreas de formación de las empresas), es que los docentes manejan significados, y los técnicos, significantes y efectos especiales.

Ya en el escenario neosecular, los proveedores de e-learning se asociaron en Madrid (APeL) y Barcelona (Aefol) para impulsar el papel de las TIC en la formación continua (quizá hubiera alguna otra iniciativa, como el denominado Círculo de Consultoras de Formación). Desde entonces, lo cierto es que se viene admitiendo que los cursos de e-learning platafórmico, multimedia e interactivo, no han generado aprendizajes suficientemente significativos, y hoy buena parte de esta actividad de formación se orquesta amparada en dineros públicos, con una calidad-efectividad generalmente modesta.

He traído este ejemplo para subrayar, como hacen los expertos, la importancia del usuario final en los esfuerzos de innovación. Habíamos también hablado de Singer y las máquinas de coser domésticas; bien pues, se fueron introduciendo mejoras en los modelos fabricados, no porque las demandaran los usuarios (amas de casa, en este caso), sino porque, al parecer, las pedían los vendedores para lucirse con las posibilidades ofrecidas, en las presentaciones del producto. Esto no mejoró las ventas, y Singer hubo de dar el salto cuántico de la mecánica a la electrónica para mantener el negocio. En el sector del e-learning corporativo, el profesional aprendedor no necesita alardes tecnológicos vanos, sino información idónea en fondo y forma, sencilla de traducir a conocimiento valioso y aplicable.

En su toma de decisiones, la Dirección de las empresas innovadoras no puede, por norma, dar por buena la información que llega de sus distribuidores, vendedores, ingenieros e intermediarios en general, sino que ha de acceder, lo más directamente posible, a usuarios o consumidores finales para identificar y satisfacer sus expectativas, explícitas o implícitas. Cuando el caso lo requiere, en estas empresas innovadoras cada departamento implicado (I+D, marketing, producción, ingeniería, posventa…) se ha de relacionar directamente con el cliente o usuario final, para asegurar el acierto en las decisiones.

Al releer estos párrafos antes de su publicación, he recordado otro caso curioso. Masaru Ibuka convenció, 30 años atrás, a Akio Morita de las posibilidades del Walkman, una de las innovaciones exitosas más llamativas en el campo de la electrónica; sin embargo, los ingenieros de Sony no mostraron la más mínima confianza en el éxito de la iniciativa. Aún hoy, en la empresa se diría que a todos nos cuesta dar por buenas ideas o intuiciones ajenas; a los directivos, las de los subordinados, y a éstos, las de aquéllos.

Estudiar determinados casos de innovación empresarial resulta ciertamente aleccionador, porque son muy valiosas y diversas las conclusiones: Diebold, Inditex-Zara, Raytheon-Amana, Totsuko-Sony, Coca Cola, Velcro, RCA, Singer, Helena Rubinstein, McDonald"s, Eisai, Ikea… Dejen que dedique unas líneas a aquella singular mujer, Chaja (Helena), nacida el día de Navidad de 1870 en el seno de una familia judía de Cracovia.

No había por entonces siquiera productos especiales para la higiene personal, pero su madre, Gusta, cuidaba su cutis y el de sus hijas con una crema facial: la que utilizaba una famosa actriz amiga de la familia, H. Modjeska. Cuando sus padres buscaron un marido para la joven Chaja, ésta rehusó casarse con él (mucho mayor que ella, que contaba 18 años entonces), lo cual la llevó a vivir con su tía Rosalie. Pronto se mudaría a Viena, con otra tía, donde se interesó por la dermatología, y unos años después decidió viajar a Australia, a vivir con su prima Eva.

Podrá pensarse que las circunstancias llevaron a Helena Rubinstein a dedicarse en Australia a la cosmética, disciplina a la que se aplicó con empeño para crear doctrina y modificar creencias; pero sólo sus fortalezas personales, intuición incluida, explican el éxito alcanzado, especialmente en Europa y América. Pionera en los cuidados de la piel con inspiración clínica, como en los tratamientos antienvejecimiento, llevó la cosmética a las clases altas y medias. Fue la primera en distinguir tres tipos de piel: normal, seca y grasa. Helena Rubinstein modificó hábitos en el cuidado personal de las mujeres.

La rivalidad entre Helena Rubinstein y Elizabeth Arden fue incluso más feroz que la también legendaria entre Joan Crawford y Bette Davis (estrellas de Hollywood de singular talento). Quizá el resultado fue una competencia en el negocio de la cosmética de la que el mercado se benefició, pero no parece que fueran muy felices en sus vidas personales, a pesar de llegar de la pobreza al inmenso éxito económico. Se odiaron, al parecer, intensamente a lo largo de sus vidas, por cierto bastante "paralelas", y evitaron verse a pesar de establecerse muy cerca, en Nueva York. Otras rivalidades fueron quizá menos personales pero también muy estimulantes profesionalmente: Goizueta y Enrico, Sarnoff y Paley… Evitamos ejemplos de nuestros días y nuestro entorno.

¿Qué destacar del caso de Zara, en nuestro país? Décadas atrás, la moda en el vestir era un problema para los clientes (alta calidad y precio, pero vigencia limitada), y constituía también un serio condicionante para los empresarios del sector. Los clientes con suficiente poder adquisitivo adquirían sus prendas al principio, y otros clientes esperaban a las rebajas, ya con un margen reducido para las tiendas. Entonces apareció Zara para cambiar las reglas.

La primera tienda Zara abrió en 1975, en La Coruña. Hoy, unos 200 diseñadores se encargan de crear moda para que el cuidado sistema logístico de la compañía la haga llegar a las tiendas en plazo breve. Zara vende moda en el vestir a precio asequible, y se renueva constantemente. La estrategia de la marca es incentivar las compras compulsivas y hacer saber al cliente que, cuando vuelva, habrá cosas nuevas. Zara se ocupa más de crear valor para el cliente que de reducir costes, y la mitad de su producción sale de fábricas propias en España, Portugal y Marruecos. Sí, a menudo se consolidan reglas y creencias en los mercados, que hemos de poner en cuestión.



Áreas de innovación

Enseguida termino, pero hemos de subrayar también la existencia de otras áreas de innovación, además de los productos y servicios. En conjunto, Vadim Kotelnikov nos invita a innovar en áreas tales como:

Los productos y servicios ofrecidos.
Los procesos funcionales.
Las relaciones con los clientes.
La gestión de la propia innovación.
El sistema de aseguramiento de la calidad.
El sistema de dirección o gestión empresarial.
Las técnicas de producción.
La gestión de la información y el conocimiento.
La cultura organizacional.
El aprovechamiento del capital humano.

Y, desde luego, la propia reconsideración de la estrategia de negocio o de empresa, puede traer asimismo novedades que nos hagan más fuertes en nuestra condición de competidores; que nos hagan diferentes y especialmente atractivos para un segmento del mercado. Ikea es diferente, Zara es diferente… Hemos de ser funcionalmente óptimos, a partir de la estrategia y las metas formuladas; pero también cabe revisar periódicamente cómo ser diferentes y atraer la atención del mercado.

Debo haber agotado la paciencia del lector, si es que ha llegado hasta aquí. No es que pueda ponerse ya el punto final, pero de todo esto se puede hablar muchísimo, y los empresarios lo harán con más rigor, junto a sus colaboradores más próximos. Este articulista ha aprendido algo estudiando casos reveladores, cuyo análisis no ha de quedarse en la superficie; pero ha tomado conciencia de que siempre hay mucho más por aprender.


Contenido enviado por: Pepe
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Noticia, ¡Ponga Fuego en su Corazón! - 30/06/2013 1:29:41

Adaptado de
KRIEGEL, Robert . Patler, Louis. Si no está roto, Rómpalo. Ed. Norma. Colombia. 1995.
¡PONGA FUEGO EN SU CORAZÓN!
Descubra la fuerza en su interior
Nuestra cultura adora los números y datos. Se nos dice que tener la información correcta es la clave para salir adelante. Se nos ha hecho creer que el éxito tiene como base el recuerdo instantáneo de hechos sobresalientes y oportunos. Después de todo, ésta es la "era de la información" y ¡se espera que todos nosotros estemos a la altura de ella!
Pero, ¿esto es realmente la clave del éxito o nos estaremos olvidando de algo esencial?
Más allá de un juego de números
Examinemos algunos de los números que la sabiduría convencional considera importantes.
Esta actitud se observa en todas partes. Por ejemplo, en nuestro sistema educativo el éxito se vincula a la habilidad de memorizar y aplicar la información. En la escuela, las notas más altas se asignan a los estudiantes que tienen la memoria de un megabyte y la capacidad de un láser para recordar la información almacenada. La sabiduría convencional nos dice que el éxito futuro y las notas escolares están directamente relacionados: los estudiantes que han obtenido las noca más altas son los que "tienen mayores probabilidades de triunfar".
El club de la mitad inferior
También se nos ha convencido de que "los números no mienten". Creemos en los números y -en este caso específico- en el promedio de notas.
Siempre nos preocupamos por buscar los mejores números. Estamos convencidos - y transmitimos esta idea a nuestros hijos de que el futuro depende de la alta puntuación de las notas. Pero si los números son el barómetro del éxito y si las cifras no mienten, entonces, cómo podríamos explicar las siguientes contradicciones?
Más del 50 % de todos los presidentes de las 500 empresas de Fortune obtuvieron promedios de aprobado en la universidad.
El 65 % de todos los senadores de los Estados Unidos provienen de la mitad inferior de sus cursos escolares.
El 75% de los presidentes de los Estados Unidos estuvieron en el "Club de la Mitad Inferior" durante sus años de colegio.
Más del 50% de los empresarios millonarios ¡jamás terminaron sus estudios universitarios!
El quién es quién del hombre y la mujer mediocres
Yo podría compilar fácilmente un Quién es quién sólo de personas con éxito que no terminaron sus estudios universitarios o que pertenecieron al Club de la Mitad Inferior. Entre los escogidos estaría el general Colin Powell, miembro del Estado Mayor; la superestrella de la NBC Bryant Gumbel; el empresario y el autor de bestsellers Paul Hawken; Yvon Chouinard, fundador de la empresa de ropa formal Patagonia, y Huey Johnson, cofundador del Trust for Public Land y director de Nature Conservancy, por mencionar algunos.
Indudablemente, el Quién es quién de la "persona mediocre" también incluiría a Donald Cram, cuyas notas en su especialidad, la química, fueron tan carentes de brillo en la universidad que un profesor le insistía en que cambiara de profesión. Cram perseveró porque amaba esa asignatura, y en 1989 mereció el Premio Nobel de Química. Irving Wallace fue un desertor universitario que escribió libros tan increíblemente detallados y con tal trabajo de investigación que se vendieron más de 120 millones de ejemplares.
No olvidemos a todos los empresarios, millonarios y millonarios, que no obtuvieron buenas notas en la escuela pero sí muchos sueños... por ejemplo, J. B. Fuqua, cuyas empresas llegaron recientemente a mil millones de dólares en ventas; John Johnson, el fundador de la revista Ebony y de todo un grupo de empresas, quien nunca pasó del tercer grado; o Lars-Erik Magnusson, de treinta y seis años, el magnate sueco del sector inmobiliario, quien abandonó la escuela a los dieciséis años; y, por supuesto, los enfants terribles Steve Jobs y Steve Wozniac, fundadores de Apple Computers; o el conocido ilustrador deportivo Brian Robley, quien tuvo que rogar a su profesor de arte que le asignara una D en vez de una F para continuar sus estudios, y muchos otros realizadores de éxito a quienes sus compañeros y profesores alguna vez vieron como incapaces de triunfar.
Si nos atuviéramos estrictamente a los "números ", todas estas personas habrían sido derrotadas hace mucho tiempo.
El desayuno de los campeones
También se supone que el rendimiento atlético, al igual que la capacidad académica, es un juego de "números". El saber convencional nos dice que los individuos dotados de una capacidad natural para correr más rápido, saltar más alto o lanzar más lejos, serán los campeones.
Si esto es así, ¿cómo podemos explicar el número extraordinario de perdedores que han tenido éxito, como por ejemplo, el equipo olímpico de hockey de los Estados Unidos que derrotó a los rusos en los Juegos Olímpicos de Invierno de 1980. Los números daban a los rusos todas las de ganar: eran ampliamente superiores en talento, experiencia y técnica, y también eran patinadores más fuertes y más rápidos. De acuerdo con todos los criterios empíricos, los jugadores norteamericanos estaban por debajo de su nivel. Pero, de todos modos, fueron los vencedores.
Muchos atletas cuyos "números" los colocarían en el Club de la Mitad Inferior han sido increíblemente famosos en el deporte.
El jugador de baloncesto Larry Bird no podía correr tan rápido o saltar tan alto como muchos jugadores de la NBA.
El futbolista Joe Montana no podía chutar tan fuerte ni tan lejos como muchos otros defensas de la NFL.
Bird y Montana se encuentran en la tradición de Ty Cobb, Billie Jean King, Johnny Unitas y Chris Evert, ninguno de los cuales tenía un excepcional talento natural. Pero todos ellos fueron campeones legendarios. Lógicamente, la sola aptitud natural no es el desayuno de los campeones.
El corazón detrás de los números
Al describir las cualidades que hicieron de Joe Montana -jugador de los 49ers de San Francisco, dos veces MVP* (* Most Valuable Player: El jugador más valioso) de la Super Bowl- uno de los más grandes defensas que hayan participado en el juego, su compañero de equipo Pro Bowl, Ronnie Lott, dijo: "Es imposible medir con una cinta métrica o con un cronómetro el tamaño de su corazón".
Walt Frazier, un compañero de equipo del jugador de baloncesto Willis Reed, miembro del Hall of Fame, quien fue capitán de los New York Knicks, campeones a comienzos de los años setenta, dijo: "Nadie empujaba a Willis: ni en la práctica, ni durante un partido o en el hospital de niños. Lo que lo impulsaba era su deseo. Como jugador y como hombre, él siempre llevaba pasión en su interior".
¡Pasión!
Cuando realizaba investigaciones para mi libro The C Zone: Peak Performance under Pressure, entrevisté a más de 500 grandes realizadores provenientes de todas las áreas de trabajo, las artes y los deportes. No encontré a dos personas iguales, pero tenían una cualidad en común: la pasión. Ésta consumía su energía, su entusiasmo y el deseo que los distinguía a todos. Lo que ".realizaban lo hacían con pasión y entusiasmo.
Un alto ejecutivo, buscador de talentos a quien pregunté qué cualidades buscaba en un líder, me dijo: "Lo que diferencia a un buen directivo y a un líder dinámico e inspirador va más allá de la capacidad. Es la pasión. Esta es la única cualidad que, en esta época difícil, hace sobresalir la cabeza y los hombros por encima de los demás.
La pasión es un compromiso ardiente que hace vibrar todo nuestro ser y nos hace sentir rebosantes de energía y llenos de vida; nos permite activar fortalezas internas, recursos, capacidades y energías de las que no teníamos conocimiento. La pasión enciende una chispa que nos inspira a nosotros y a quienes nos rodean para conquistar mayores alturas.
Abraham Zaleznik, profesor de la Escuela de Negocios de Harvard, dice que él "clama" por cl retorno de un liderazgo vigoroso-que sea imaginativo y audaz: "Líderes que sientan emoción por su trabajo y que, por contagio, estimulen a sus subordinados. Ese entusiasmo fomenta relaciones vigorosas y moral alta en toda la organización. Los líderes carismáticos superan los problemas para proporcionar las oportunidades a la empresa".
Fuerza en su interior
No sólo los "líderes " y los "campeones" necesitan pasión: todos la necesitamos. No importa el área de trabajo, la posición o la edad.
Después de una presentación, a Michael Liacko, vicepresidente de ventas de Bell & Howell, le preguntaron: "¿Qué individuos son los mejores vendedores?". Dirigiéndose hacia el tablero, Liacko trazó una línea vertical para separar en dos mitades la página. A la izquierda, hizo una lista de las técnicas y aptitudes básicas: conocimiento del producto, buena información sobre la competencia y el sector, buen registro de seguimiento, experiencia en electrónica y éxito en trabajos anteriores. Todos los requisitos de costumbre.
A la derecha de la página sólo escribió una cosa: "¡Ímpetu en su interior!". Observó luego los dos lados de la página, los señaló y dijo: "Si yo tuviera que hacer una elección, escogería a alguien que tuviera pasión por encima de alguien que llenara los requisitos de experiencia, educación y empleos anteriores. Las personas que tienen pasión están más motivadas, son más flexibles, trabajan con más ahínco y son más recurrentes. Puedo mostrarles los trucos y entregarles los manuales de ventas, pero si las personas no tienen pasión no podrán llegar a ninguna parte".
Un asunto de pasión
Un maravilloso ejemplo de pasión en su interior nos lo da Debi Coleman, quien en un breve período de cinco años pasó de ser directora financiera de la división Macintosh de Apple a vicepresidenta de producción a nivel mundial.
Hablando de este salto de finanzas a producción, Coleman dijo: "El cambio que realicé no fue intuitivamente obvio... a menos que ustedes sepan cuánto me apasiona la producción".
Una tarea formidable que afrontó Coleman al asumir su nuevo cargo fue mejorar el rendimiento de la planta de producción en Fremont, una de las fábricas de ordenadores personales más innovadoras del mundo. Bajo su liderazgo, el rendimiento de la fábrica pasó del 30 al 70% en nueve meses, la aceptación de ingreso de materiales pasó del 80 al 90%, aproximadamente, y la totalidad de su inventario tuvo una rotación de treinta veces en el curso de un año.
Coleman, que siempre había deseado trabajar en esta empresa, afirma: "Creo que uno no debe encargarse nunca de algo que no le interese apasionadamente".
Haciéndose eco de todos los Liackos y Colemans del mundo, Charles Wang, fundador de Computer Associates International, afirma que contrata el personal de ventas basado en el "interés y el entusiasmo, más que en la experiencia técnica. Si usted tiene estas condiciones, le podemos enseñar lo que necesita".
La SNC (Sabiduría No Convencional) dice:
Descubra la fuerza en su interior.
Índice de pasión
Cada uno de los participantes en un programa de formación en administración que organicé en Hewlett Packard eligió un "proyecto de cambio", para un sector específico que quisiera mejorar, por ejemplo, productividad, eficiencia o innovación. El propósito inicial era fijar objetivos para el proyecto y las estrategias que fuesen específicas, evaluables y relacionadas con el tiempo.
Después pedimos a los participantes que de forma intuitiva puntuaran su proyecto del l al 10, basándose en un índice que indicara la pasión y entusiasmo, en el que el 10 representaba un máximo de entusiasmo y el 1 falta total de interés. Les dije: "Si su pasión por el proyecto es inferior a 7, tiene que cambiar, apasionarse más u olvidarlo. Existen muchas dificultades para emprender algo y representa demasiado trabajo encargarse de ello si no le produce un auténtico entusiasmo. Un proyecto con una puntuación inferior a 7 sería una carga, tanto para usted como para su personal, y el trabajo se haría sin convicción, de cualquier manera".
Algunos ignoraron mi advertencia y siguieron trabajando en sus proyectos de conformidad con lo planeado. Aquellos cuyo índice era 7 o más estaban más motivados y eran más dinámicos que los demás, y fueron los primeros en poner sus ideas en acción.
Tomando como ejemplo lo anterior, califique su motivación por aquello a lo que usted se dedica actualmente utilizando una escala del 1 al 10. Cualquiera que sea su puntuación, en este libro hay mucha sabiduría no convencional que le ayudará a avivar su motivación o a convertir su chispa en una llamarada.
De bueno a excepcional
No quiero obviar la importancia de la información, de las habilidades y la experiencia. Todo el mundo necesita ser competente en el trabajo, el colegio y el hogar. Necesitamos unos conocimientos básicos. Si usted no conoce el material, si no ha practicado y no ha realizado su tarea, no puede participar en el juego de hoy y, ciertamente, no sobrevivirá largo tiempo. Esto se sobreentiende.
Pero la información, las habilidades y la idoneidad sólo le permiten a uno ser "capaz". Y todos los que participan en el juego son al menos buenos. En definitiva, "capaz" no es suficiente hoy en día. La pasión, el compromiso y el deseo son las cualidades que lo llevarán de lo "bueno" a lo "excepcional".
La fuerza interior le dará ese impulso extra que lo hará más curioso, más persistente y más recurrente en su búsqueda de información. El hecho de hacer con pasión su trabajo lo liberará de la posibilidad de sucumbir ante el fracaso y de las dificultades que constituyen la norma de hoy. Le hará sentirse más motivado para correr riesgos y le dará el "combustible" extra que necesita para seguir creciendo, aprendiendo, innovándose y afrontando retos.
"Jamás me doy por vencido"
La pasión no da la perseverancia que necesitamos para lograr la excelencia en cualquier esfuerzo. Cuando Boris Becker se convirtió en el ganador más joven de Wimbledon, a los diecisiete años de edad, le-preguntaron cuál creía que era el secreto de su éxito. Después de mencionar su pasión por el tenis y su ardiente deseo de ganar, miró al reportero y le dijo que lo más importante era su " jamás me doy por vencido! Nunca en un partido, en un juego, ni cuando hago un saque".
El osado estilo de juego de Becker frecuentemente se atribuye a su mentalidad de no darse jamás por vencido. Con las rodillas sucias y los codos sangrantes, saltaba y corría detrás de servicios que muchos otros no se esforzarían en intentar responder.
La perseverancia es especialmente importante cuando los obstáculos surgen de forma inesperada, cuando nada es predecible y cuando la competencia es feroz. Necesitamos perseverar para afrontar la adversidad y recuperarnos del fracaso.
La creación de la empresa American West Airline parte de Edward Beauvaise es un testimonio de la perseverancia y de la creencia entusiasta. Beauvaise y ocho socios más suscribieron hipotecas, utilizaron la línea de crédito que tenían en sus muchas y diferentes tarjetas de crédito y ¡todavía les faltaban 18 millones de dólares! Habiendo decidido hacer una oferta pública de acciones, Beauvaise hizo cuarenta majes a Wall Street. "Todas las entidades financieras de inversión nos desanimaron."
Transcurridos dos años se le presentó la oportunidad que buscaba y desde entonces American West ha reunido 250 millones de dólares por concepto de venta de acciones y pagarés. "Usted tiene que estar dispuesto a escuchar mil veces la palabra no. Tiene que ser tenaz y actuar con determinación para lograr su propósito."
"Tiene que tantear aquí y allá y hacer todo lo que sea necesario", dice Curtis Strange, el primer hombre en más de treinta y cinco años, capaz de ganar dos veces seguidas el Open de los Estados Unidos. "Firmeza y agallas, como quiera usted llamarlo... se necesita ser perseverante."
La perseverancia lo hace más fácil
El saber convencional asocia la perseverancia y la tenacidad, la obstinación y la necesidad de martillar una y otra vez.-La tenue voz dentro de su cabeza le dice: "Haga rechinar los dientes, apriete el mentón y presiónese a sí mismo" para poder hacer algo difícil o no deseado, por ejemplo, revisar una vez más determinado informe o telefonear a quien repetidamente le ha dicho que no.
La verdadera perseverancia no es forzada. Las personas que están entusiasmadas no tienen necesidad de esforzarse en perseverar. Cuando le interesa lo que hace no tiene que convencerse a sí mismo de perseverar, sino de no perseverar. No se trata de algo que usted tiene que hacer, sino de algo que quiere hacer. Con la pasión como base, la perseverancia llega de manera natural.
Cualquier persona que haya iniciado una empresa o haya realizado un proyecto con verdadero entusiasmo es un ejemplo vivo de que cuando se pone pasión en lo que se hace, aparece la perseverancia. No tiene que esforzarse para comenzar; posiblemente tenga que forzarse a sí mismo para detenerse.
El jefe barre el suelo
Cuando usted lleva pasión en su interior, no hay problemas graves y nada es degradante. Usted hace lo que es necesario hacer. Cuando dio comienzo a su empresa, Howard Head, el brillante creador que revolucionó dos deportes (al inventar los esquís metálicos y la raqueta metálica de tenis de. tamaño mediano), literalmente hizo de todo. "Cuando se necesitaba barrer el suelo, yo lo barría -nos dijo -. Cuando la fuerza de ventas necesitaba una charla de estímulo, yo la daba. Hice todo lo que era necesario hacer."
"Uno tiene que hacer cualquier cosa que sea necesaria", solía decir George Halas, refiriéndose a su fundación de los Chicago Bears. Halas, miembro del Hall of Fame como jugador de fútbol y entrenador, y poseedor de más triunfos que cualquier otro hombre en la historia del fútbol americano profesional, hacía prácticamente cualquier cosa por su equipo. Reparaba las ducha . marcaba el campo con tiza, recogía las toallas mojadas después de los entrenamientos, vendaba los tobillos a sus jugadores y sacaba el barro acumulado en los tacos de las botas.
"Su sangre contiene ese algo especial"
Recuerdo haber leído algo sobre los primeros días de Bill Cosby como cómico hambriento. Cuando abandonó la Universidad de Temple en su penúltimo año de estudios y se dedicó a su carrera de cómico, se consagró por entero a ésta. Se mantenía despierto hasta altas horas de la noche hablando con viejos cómicos o trabajando en un nuevo material. Ésta fue su educación y su formación como comediante.
"Cualquiera puede interesarse superficialmente - comentaba-, pero una vez adquirido el compromiso, la sangre contiene ese algo especial y es muy difícil que las personas logren detenerlo."
Cosby, Head y Halas no tuvieron que esforzarse para perseverar en sus propósitos, realizar el trabajo extra que se necesitaba para alcanzar el éxito y recorrer la milla extra. Ciertamente, hubiéramos tenido que forzarlos a no hacerlo. Esto es lo que la vehemencia hace por usted; fomenta la dedicación, entusiasma y fortalece. No es que usted deba tratar de perseverar o tratar de cumplir su propósito. La pasión impulsa. La idea de renunciar jamás entra en su mente. Cuando su sangre lleva "ese algo especial" nada podrá detenerlo.
La pasión es contagiosa
La pasión no se limita al mundo del deporte o de la diversión, ni al mundo del trabajo. En cualquier aspecto de su vida, afecta a todas las demás áreas. Cuando se tiene pasión por algo - lo que sea - este sentimiento le comunica más vitalidad, energía, resolución, y se transmite igualmente al resto de sus actividades.
Un vendedor de una de las más grandes empresas productoras de materiales para la construcción me dijo: "Fui atleta hasta que sufrí una lesión en la cadera y tuve que ser operado el día que cumplía cincuenta y siete años. Mientras me recuperaba, mi médico me sugirió que buscara otro ejercicio más conveniente para mis piernas. Entonces me decidí por el remo".
"Transcurrido aproximadamente un año de entrenamiento, me di cuenta de que sólo me faltaban treinta segundos para poder participar en el campeonato mundial profesional. Parecía que se hubiese encendido un fuego dentro de mí. Comencé a levantarme a las cuatro de la mañana. Salía a remar cada día. Remaba después del trabajo, y ese entusiasmo se transmitió a mi oficina. Pasé de una posición intermedia en nuestro equipo de ventas a formar parte del cinco por ciento de los mejores! He remado durante cinco años y todavía me siento lleno de ímpetu. Mi vida es increíble."
Cuando se tiene vehemencia, esto ilumina toda su vida. Los días transcurren con mayor rapidez. Las tareas cotidianas se vuelven más interesantes. Uno tiene más vigor, más flexibilidad y más elasticidad. Y cuando está entusiasmado, este sentimiento irradia a todas las personas que lo rodean.
Pasión por el conocimiento
La vehemencia le comunica pasión por el conocimiento, como me dijo un ejecutivo: "En cuanto al conocimiento, usted necesita que su espíritu participe para que su cerebro permanezca en las mejores condiciones. La pasión le da el estímulo necesario para lograr su propósito".
La pasión y el compromiso le permiten pasar de ser simplemente competente y preparado a ser sobresaliente. Alimentar la fuerza que hay en su interior es un paso, inicial y básico, para estar más motivado y ser más creativo, y para hacer frente a los retos necesarios para estar por delante de la ola del cambio.
La "pasión en su interior" desempeña un papel decisivo para diferenciar lo "sobresaliente" de lo "capaz".
En un reciente estudio de empresas a nivel nacional, se descubrió que el entusiasmo era el factor más significativo, el que determinaba la diferencia entre los vendedores "óptimos" y los "buenos".
El extraordinario analista deportivo de TV, John Madden, a la vez entrenador del equipo ganador de la Super Bowl, dice que el entusiasmo es la diferencia entre los chicos que hacen el Pro Bowl y los que no lo hacen.
El prestigioso Endicott Report confirma que una de las tres cualidades más importantes que se necesitan para alcanzar el éxito en el trabajo es el "¡entusiasmo... pasión... emoción intensa!".
"Si usted no tiene entusiasmo -dice Kemmons Wilson, fundador de los Holiday Inn -, no tiene nada." Entusiasmo es una palabra muy antigua que se utiliza para describir a los que tienen espíritu y pasión. Su raíz, que significa "infundido de espíritu", caracteriza a las personas que tienen pasión por la vida y que llevan fuerza en su interior.
Quizá usted se dedique con entusiasmo a actividades tales como excursiones, béisbol, jardinería, ciclismo de montaña o protección del medio ambiente. Tal vez su familia haga que todas estas cosas valgan la pena. Lo importante es que usted tenga pasión y encuentre la fuerza en su interior. Cuando hay la fuerza en su interior ningún obstáculo es insuperable. Con ímpetu, descubrirá que nada es tan difícil, que ninguna montaña es demasiado alta y que ningún sueño es imposible. Y logrará disfrutar tanto al escalar la montaña como al llegar a la cima.
La SNC (Sabiduría No Convencional) dice:
Ponga fuego en su corazón.
Avive el fuego, no lo apague
Todos estamos de acuerdo en que el mundo está cambiando, y es necesario que respondamos con eficiencia. La clave para esa respuesta es la determinación de mantener viva la pasión en su interior.
Cuidado con la manguera
La reacción más habitual frente al cambio es la resistencia. He aquí una historia común: Maggie, una directora de ventas de una gran cadena de supermercados, está entusiasmada con una nueva idea que cambiaría y ampliaría el enfoque de marketing de la cadena para atraer al creciente número de familias con dos sueldos. El jefe de Maggie escucha su presentación entusiasta y bien preparada, pero de vez en cuando la interrumpe y dice cosas como:
"Eso no está en el presupuesto, ¿de dónde va a salir el dinero? ".
"¿Quién realizará todo el trabajo adicional que se necesitaría para poner en marcha la idea?".
"Eso daría como resultado la disminución de nuestras cifras trimestrales".
"Eso jamás dará resultado ".
"No me parece práctico ".
"¿Para qué hacer cambios? Las cosas funcionan bien tal como están".
"Sí, pero...".
"Nunca hemos hecho una cosa como ésa".
"Ésa no es la manera de hacer las cosas aquí".
En su intento de adherirse a lo conocido y permanecer en terreno seguro, el jefe de Maggie respondió como un bombero que apaga un incendio. En realidad, él la "apagó", al lanzar agua sobre sus ideas, su entusiasmo y su espíritu.
Tratar de controlar lo incontrolable
Los líderes de todos los campos ponen énfasis en la importancia de aceptar el cambio. Pero las únicas personas que realmente dan la bienvenida al cambio son los bebés que tienen los pañales mojados y los cajeros que se hallan demasiado ocupados. Sin importarles lo positivo que pueda ser el cambio, la mayoría de las personas, como el jefe de Maggie, tratan de evitarlo o de oponerse a él.
Seamos sinceros: el cambio es perturbador. La tendencia natural es adherirnos a lo conocido, actuar sobre terreno seguro y tender hacia aquello que nos es familiar. De manera abierta o disimulada, oponemos resistencia.
Lanzar agua es una forma común con la cual destruimos o desechamos la estrategia osada, la nueva idea, e incluso la más sencilla sugerencia de mejora. Pero, lo que es peor, cuán frecuentemente apagamos nuestros propios sueños e ideas creativas sin darnos cuenta de ello.
Es fácil comprender por qué se lanza agua. Ante el cambio y la incertidumbre, el saber convencional es cauteloso y nos exhorta a "tirar de las riendas", "no ceder un ápice", "cerrar con candado la puerta". La sabiduría convencional es el mejor amigo del bombero, pero nuestro peor enemigo.
Lanzar agua puede parecer prudente porque tal actitud está ligada a las "lecciones" del pasado. Parece que se le inyectara un poco de control a un mundo que de otra manera sería incontrolable. Pero estos intentos de permanecer en una zona cómoda no dejan de tener sus costes porque apagan las chispas de innovación, entusiasmo y creatividad, que son tan necesarias para progresar. Maggie abandonó la oficina de su jefe desilusionada y desanimada. Inconscientemente, al apagar su idea, él también había disminuido su entusiasmo. Pasará un buen tiempo antes de que ella recupere su motivación y se atreva a presentar otra sugerencia.
Los siguientes son ejemplos de algunas "mangueras" clásicas:
Los superracionalistas
El lanzamiento de agua, que ocurre en todos los niveles de la organización -desde el más alto hasta el más bajo, desde el líder hasta el personal subordinado y desde la sala de juntas hasta la sala de correspondencia-, inicialmente podría parecer bastante lógico y racional. Por ejemplo, hace s dirigí un seminario de dirección en Hewlett Packard, cuyo objeto era idear un nuevo sistema de control financiero para mediados de los años noventa.
Cada vez que alguien presentaba una nueva idea, un directivo que se sentaba en la última fila apuntaba su manguera hacia la persona, reía con disimulo y desdén y lanzaba agua a la idea, diciendo: " no podemos hacer eso"; " la gente del departamento de sistemas nunca compraría eso"; "eso nunca funcionará"; "jamás conseguiremos el software para hacer eso".
Aproximadamente veinte minutos después Bob Wayman, jefe de finanzas de Hewlett Packard, se levantó de la silla. Señaló un diagrama que diferenciaba las funciones del hemisferio derecho del cerebro - imaginativo y creativo - de las del izquierdo - racional y lógico -, miró al hombre de la pipa, sonrió y preguntó: ¿Es posible que alguien tenga dos hemisferios izquierdos?". Desafortunadamente, hoy en la mayoría de las empresas, la respuesta es un sonoro ¡Sí!
Las objeciones racionales de los que lanzan agua parecen ser apropiadas y lógicas porque se basan en "verdades" antiguas. Pero en el mundo actual, las verdades de ayer serán obsoletas mañana.
Bottom-liners*
(*Bottom-liners son personas para quienes los beneficios netos de una empresa están por encima de las demás consideraciones)
En su búsqueda obstinada y miope del resultado, los que piensan con la parte izquierda del cerebro, racional y lógica, han extinguido innumerables buenas ideas, personas y empresas. "Ya no nos entusiasmamos", dice Russell Baker, del New York Times. "En el comercio, en vez de emoción, tenemos el resultado final. Esto significa que los contables, los abogados y los asesores fiscales han reemplazado a los empresarios."
La sabiduría convencional nos dice que necesitamos más mentalidad de bottom-liner en estos tiempos difíciles: "Reducir lo inflado, recortar costes, estar listos y preparados". Desde el punto de vista de "las cifras", los bottom- liners ven las nuevas ideas como problemas potenciales más que como oportunidades pragmáticas.
Un director de división de una gran planta fabril me dijo: "Aquí tenemos tanta mentalidad de bottom-liners que alguien encuentra siempre una razón para explicar por qué algo nuevo;"no funcionará, una razón para derribar ese nuevo argumento. Se ha llegado hasta el punto de que el personal a mi cargo no está dispuesto a iniciar nada. No vale la pena debido a los obstáculos que deben afrontar. Nuestras nuevas revisiones de productos parecen tiroteos. Lo que necesitamos para salir del aprieto en que nos encontramos es la presencia de top-liners".
El espíritu deprimido y la falta de innovación resultantes de los bottom-liners que lanzan agua, con frecuencia termina costándole a una empresa mucho más que poner en práctica las ideas que se extinguieron. Baker comenta: "Se podría pensar que estos tipos que constantemente se dan golpes de pecho y se proclaman bottom-liners se avergonzaran de su proceder".Son miopes si no estiman los costes que a largo plazo tendrá el desmotivar a las personas, oponerse a la innovación y extinguir la fuerza del espíritu empresarial.
El veterano experimentado
Con frecuencia, se lanza agua con buena intención. Todos nos hemos encontrado con los veteranos experimentados que "lo han visto todo". Antes de que usted termine su frase, ellos lanzan agua sobre su gran idea o hacen añicos su atrevido sueño sin darse cuenta. Su vasta experiencia, según creen, lo salvará a usted de un desastre seguro.
Recordando a alguien que fracasó miserablemente al llevar a cabo una idea similar, estos "salvadores" tratarán de impedir que usted malgaste tiempo, energía y angustia, por no decir dinero, en cualquier idea nueva o en cualquier desarrollo nuevo y apasionante. Con el "beneficio de su experiencia, le darán una explicación perfectamente razonable de por qué no puede hacer tal cosa, por qué ni siquiera debe hacer el intento y por qué no funcionará.
Bo Jackson, prodigioso atleta que triunfó en el fútbol americano y el béisbol profesional, tuvo que luchar con muchos veteranos experimentados que por ello "sabían que a nadie le sería posible triunfar en dos deportes. "¿Te acuerdas de Gene Conley, Danny Ainge y Dave De Busschere? -le decían a Bo-. Trataron de dedicarse a dos deportes profesionales y tuvieron que renunciar a uno."
¿La respuesta de Bo? "Siempre nos encontramos con personas que tratan de dirigir nuestra vida y decirnos qué podemos o no hacer. Esto no está bien. Uno simplemente tiene que hacer lo que pueda y no debe preocuparse por lo que digan los demás." Luego pudo demostrar a los veteranos su error triunfando tanto en fútbol como en béisbol.
Si usted no siente tanta pasión como Bo y si no tiene entusiasmo y confianza suficientes para sostener sus sueños y sus ideas, esté seguro de que los así llamados veteranos experimentados siempre tratarán de apagar su fuego con la experiencia de ellos.
¡Sí, pero!
En la palabra pero existe una manguera poderosa aunque sutil para acabar con la pasión. Lo mismo ocurre con la persona que parece estar de acuerdo con usted y aceptar su sugerencia, para luego decir ¡pero!: "Gran idea, pero no está dentro del presupuesto" o "Magnífica sugerencia, pero nadie hasta ahora ha realizado tal cosa...".
Fritz Perls, el creador de la terapia estructuralista (Gestalt), dijo alguna vez que se debía descontar todo lo que estuviese antes del pero; la respuesta verdadera viene después.
La SNC advierte que lo que está antes del pero es sólo palabrería.
Para evitar la desilusión, con frecuencia nosotros mismos nos echamos agua mediante los Sí, pero. Los utilizamos en forma de desaprobación: "Sí, ése sería un gran negocio, pero creeré en él cuando cambie el cheque...". Esta forma de frenar el entusiasmo es un cubo de agua que le puede evitar la desilusión, pero también puede quitarle la oportunidad de sentir satisfacción por sus logros y extinguir su entusiasmo y confianza.
Los que dicen no
Los que lanzan agua siempre se concentran en lo malo de una idea, no en lo bueno. Ellos siempre tienen sus razones para explicar por qué no funcionará tal cosa, y siempre hay en lo que dicen el escepticismo del "Sí, pero". Al ponerse en contacto con los inversores para lo relacionado con su nueva idea, que se convirtió en el Sharper Image, un catálogo de increíble éxito y una cadena de ventas al por menor, Richard Thalheimer recuerda cómo al principio recibió "la disculpa acostumbrada de una sociedad adherida al statu quo". Y dice: "Descubrí que, definitivamente, el mundo está lleno de personas que dicen no. Cualquiera puede encontrar algo erróneo en una idea".
Otro ejemplo: David Bobert tuvo que aguantar mucho más cuando inició el proyecto de una máquina de monedas que dispensaba aire para llantas. Éste era exactamente el tipo de idea extraña y descabellada que a los amigos y a los socios les gusta extinguir. "¿Qué? ;Vas a vender aire?, le decían. Impávido, Bobert perseveró a pesar de las dificultades y pudo reír el último. Logró convertir su compañía, Air-Vend, en un éxito.
No es nada raro que se les tire agua a las personas que tienen ideas osadas. Podemos imaginar cuál vigorosas tienen que haber sido la pasión y la perseverancia de los grandes inventores, descubridores y visionarios, que les permitió impedir que otros amortiguaran o extinguieran prematuramente sus ideas.
"Las cosas volverán a la normalidad"
Tenga cuidado con los que se resisten al cambio cuando dicen: "Esto también pasará"; "Sólo se trata de una fantasía pasajera"; "Las cosas volverán a lo normal si sólo dejamos que transcurra algún tiempo . Ellos le harán creer que todo va de la inestabilidad a la estabilidad y del trastorno a la normalidad.
El saber convencional nos asegura que todas las cosas suceden en ciclos. Cualesquiera que sean los sucesos de hoy, se supone que las cosas vuelven a iniciar su ciclo. La palabra operacional es "volver", que significa regresar a lo "normal ", regresar a los "viejos y buenos tiempos ". Los axiomas de quienes fomentan la adhesión a lo viejo y se fijan en el pasado consuelan, pero desilusionan.
Las cosas jamás regresan a lo "normal", porque tanto lo impredecible como el cambio son normales. No hay regreso. Acostúmbrese usted a esta realidad. Después de un cambio habrá más. Esto es lo único que no cambia. Las olas de este océano no se empequeñecen, sino que cada vez se vuelven más grandes y avanzan hacia nosotros con mayor rapidez.
"Esperemos y veamos"
La inactividad y el no hacer nada es otra manera de evitar el cambio. En un hospital que estaba sometido a cambios radicales y a una importante reestructuración, un directivo experimentado y veterano me dijo: "Este nuevo presidente sólo lleva ocho meses en el cargo. El anterior también había probado algunas ideas nuevas, pero las cosas no cambiaron mucho. Yo no me apresuraré a reorganizar o cambiar lo que estamos haciendo. Esperaré a ver qué sucede".
No hay nada tan letal como el no hacer nada. Adoptar una actitud estilo "esperemos a ver" en estos tiempos rápidos equivale a dejar caer el ancla de su barco de vela cuando espera un fuerte viento. Mientras usted espera, otras naves virarán con cualquier brisa y dejarán atrás la suya.
Un asiento rojo en un automóvil azul
Como corolario, cuando el cambio se produce mediante un edicto proveniente de arriba sin participación o elección, no es extraño que los de abajo traten de ahogarlo. Las personas se resisten al cambio cuando sienten que no tienen el control o que las están controlando. Cuando las presionan aparecen los resentimientos y devuelven el golpe de una manera o de otra.
"Ese es el punto - dice Roger Smith, presidente de General Motors - ; nadie puede empujar a los demás, ni puede arrastrarlos. Si ellos no quieren hacer algo, permanecerán allí, y le sonreirán, pero habrá un asiento rojo en un automóvil azul."
Igualmente, el síndrome denominado "un asiento rojo en un automóvil azul" resulta ser increíblemente costoso. En un informe del New York Times, Kate Ludeman menciona una asombrosa estimación sobre la resistencia en el lugar de trabajo: "El despilfarro deliberado y constante de tiempo remunerado les cuesta a las empresas de los Estados Unidos 170 mil millones de dólares [sí, 170 miles de millones] anualmente; el 12% del valor de la nómina de todas las empresas ".
El incumplimiento ha sido fatal para muchas ideas extraordinarias y muchos planes estratégicos. Es natural tirar agua a decisiones que no se han consultado, con las cuales no estamos de acuerdo, o decisiones a las cuales no nos une un sentimiento de "propiedad". Si usted no involucra a las personas en las decisiones que afectan a sus vidas, entonces puede esperar que los demás traten de extinguirlas.
Loro viejo no aprende a hablar
También se lanza agua cuando las personas temen no poder adquirir una nueva habilidad, o se creen incapaces de marchar al ritmo de los cambios que se esperan de ellas. Por ejemplo, un distribuidor de automóviles estaba reestructurando su estrategia de ventas y servicios. Como resultado, el personal de atención al cliente, que hasta ese momento sólo se había encargado de solucionar problemas y reparar automóviles, ahora tenía que vender también los contratos de servicios.
La reacción fue inmediata. "¡Oiga! Nosotros no somos vendedores - dijo un mecánico -. Pertenecemos a la división de servicios. Casi todos llevamos más de cinco años aquí. Recuerde que loro viejo no aprende a hablar. Dejemos que los que saben vender se encarguen de las ventas y sigamos haciendo lo que hemos hecho y lo que ya sabemos hacer. No distinguimos un contrato de una torta."
El agua que lanzó el personal encargado de atención al cliente tuvo la culpa de que se vinieran abajo los planes del director. v retrasó varios meses la implantación del cambio."
Apagar nuestro interior
Está muy mal que alguien nos eche agua, pero es peor aún que nos la echemos nosotros mismos. Una manera de extinguirnos a nosotros mismos es suponer que otros apagarán nuestras ideas. Esto sucede cuando nos adelantamos al ataque y nos decimos: "El jefe jamás aceptará esto", "Ellos no me permitirán hacerlo"; "Él jamás lo aprobará"; "¡Ella jamás me dirá que sí!".
Jan Carlzon, presidente de Scandinavian Airlines, un líder de extraordinario éxito, comprende el daño que nos puede causar apagar nuestro interior. "Muchas veces las personas dicen: "Quiero derribar esta pared". Se dirigen hacia ella y, cuando les faltan dos metros para llegar, piensan: "Esto no dará resultado, las autoridades no nos permitirán hacerlo, la dirección no nos autorizará". En consecuencia, se arrepienten."
Apagarse a sí mismo es acabar con los sueños, las ideas y el entusiasmo, y lo deja con la enfermedad aguda de las cinco D: desánimo, decepción, disgusto, derrota y depresión. Lo que es peor aún, a manera de autodefensa, después de habernos apagado a nosotros mismos, nos quejamos de la falta de apoyo de los demás. La verdad es que nos rechazamos a nosotros mismos.
Más vale malo conocido
Muchos lanzamos agua sobre el cambio cuando las cosas no van bien, temiendo que éste solamente empeore la situación. El director de ventas de una empresa de formación en administración se encontraba muy insatisfecho con su empleo. Pensaba que no reconocían sus esfuerzos y que no tenía suficiente voz en la toma de decisiones que afectaban a su grupo. Además, consideraba que los programas de su empresa no estaban al día y que la administración no estaba interesada en desarrollar nuevos programas.
Cuando le pregunté por qué no dimitía o, al menos, por qué no trataba de conseguir otro cargo, se encogió de hombros y dijo: "Probablemente en otra parte suceda lo mismo. Por lo menos aquí conozco las trampas y sé quiénes son los malos".
Muchos padecemos de este tipo de extinción del ánimo. Aunque estemos insatisfechos con el trabajo o con nuestras relaciones, "nos aferramos" por miedo a lo desconocido y pensamos: "Ciertamente, las cosas no van bien; pero vale la pena luchar por el sueldo. Podría ser peor. Aquí por lo menos conozco los trucos". Nos quedamos con lo que tenemos y conocemos, aun cuando nos sintamos desdichados.
El club campestre de Groucho
Dudar de si mismo es otra manera de apagar el fuego de las nuevas ídeas. ¿Alguna vez convirtió en realidad un gran invento, un proyecto o un sueño que acariciaba? Usted sabe que la idea es original, pero se pregunta: "Si la idea es tan buena, A medida que el agua de la manguera crece en intensidad, su entusiasmo va disminuyendo. Finalmente, la chispa se apaga, y usted vuelve a lo que hacía antes, pero con mucho menos entusiasmo. Entonces, se habrá matriculado en el Club Campestre de Groucho, cuyo lema es: "No me afiliaría a ningún club que aceptar a de miembro una persona como yo".
Defender sus apuestas
"Yo pienso que todos sabemos lo que queremos hacer", le dijo Eddie Murphy a Arsenio Hall, pero el asunto es que muchas personas acostumbran a decir: "Antes de hacer eso mejor haré aquello en caso de que eso no resulte, de manera que pueda contar con algo a lo cual recurrir".
Nos tiramos agua a nosotros mismos cuando calificamos nuestro sueño de "fantasía ". Procedemos entonces a defender nuestras apuestas hasta que. finalmente, como una profecía maligna que tiene que cumplirse necesariamente por lógica, la defensa tarda cada vez más tiempo, y dedicamos cada vez menos tiempo a la apuesta. Como en el caso del aspirante a novelista cuya energía se agota tras haber pasado todo un día enseñando inglés en la escuela de secundaria, gana la defensa.
El hijo de un amigo mío soñaba con convertirse en presentador de noticias deportivas, pero como no creía que hubiese mucha disponibilidad de estos empleos, decidió defender su apuesta y empezó a vender publicidad para una emisora de TV. Su plan era aprender de los locutores a transmitir eventos deportivos durante su tiempo libre. Pero esto jamás sucedió. Tuvo que dedicar todo su tiempo a su trabajo. Varios años después llegó a ser director de ventas, y aunque su carrera iba en ascenso, su sueño se había frustrado. Hoy, aunque lamenta su previsión, sigue lanzando agua sobre sí mismo cuando dice: " Ya tengo cuarenta y un años, y creo que es demasiado tarde para empezar".
Evitar el agua
Una de las preguntas que invariablemente me hacen cuando hablo de mangueras extintoras es: "¿Qué puedo hacer para evitarlas?". Cuando la manguera apunta hacia usted o cuando usted la dirige hacia otras personas, el primer paso es reconocerla y saber que se trata de una manguera en cuanto aparezca. Así resultará mucho más fácil protegerse o cortar el agua.
Hace poco, en una reunión para estimular el desarrollo creativo de ideas sobre nuevos productos en una organización dedicada al cuidado de la salud, puse una pistola de agua en una mesa. Expliqué a los integrantes del grupo lo de las mangueras y les dije: "Cualquiera que escuche a alguien que trata de extinguir una idea, dispare". Quince minutos después, un vicepresidente hizo una observación auto desaprobatoria. Se detuvo en medio de una frase, sonrió, tomó el arma y ¡se lanzó agua! Las compuertas se abrieron y a continuación, cada vez que alguien trataba de apagar una idea, las personas hacían fila para lanzarle agua.
Esto duró unos 20 minutos. Luego sucedió algo extraño: ¡Las personas cambiaron realmente sus expectativas y su comportamiento! Comenzaron a aumentar las ideas y las sugerencias de los demás en vez de lanzarles agua. Esta fue una de las transformaciones más rápidas y sorprendentes que he visto.
El resultado de esa sesión fue el desarrollo de una línea de productos que constituye ahora la cabeza de la organización. Un resultado adicional - pero no menos importante - es que esa experiencia intensificó el trabajo en equipo, la camaradería v el buen humor. La organización sigue colocando pistolas de agua en todas las reuniones, ¡por si acaso!
Mantener vivo el entusiasmo
Para seguir afrontando los desafíos de nuestro ambiente en proceso de cambio, se necesitan pasión, decisión y valor para desafiar lo convencional. Más que cualquier otra cosa, esta chispa interior es esencial para poder actuar según los requerimientos de está é joca de gran tensión. Si el agua de las mangueras no se detiene, apagará su llama interior, humedecerá su entusiasmo y extinguirá sus sueños y su creatividad. Pero con una pequeña dosis de SNC, el agua de la manguera (he aquí por el juego de palabras) se podría extinguir.
En efecto, muchas de las técnicas y guías que se analizan a través de este libro le permitirán reconocer con mayor facilidad la manguera y evitar el agua. El tiempo y la energía que antes dedicaba a extinguir la pasión y el entusiasmo, los podrá emplear mejor avivando iniciativas, apoyando ideas y estimulando sueños e innovaciones fundamentales.
La SNC dice:
¡Avive el fuego, no lo apague!
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Interesante, El emprendedor en la economía de mercado - 27/01/2013 10:00:54

"Los muchos trabajos del emprendedor, incluyendo su responsabilidad social, presuponen la fuerza para manejar una compañía en un proceso continuo de decisiones mayores y menores, frecuentemente tomadas en condiciones de incertidumbre y con información incompleta.
Debe encontrar combinaciones innovadoras de los factores de la producción, administrar el personal y mantener el control de la compañía. Su responsabilidad por el bien común también incluye la aceptación de la asociación social y con ella el reconocimiento de los sindicatos independientes no sólo como una molestia sino como un socio necesario. Las calificaciones de emprendedor y las cualidades de liderazgo definen al emprendedor, no la propiedad o la riqueza.
Por PETER WERHAHN
Visiones parciales sobre la acción del emprendedor
La literatura sobre este tema provee algunas respuestas contradictorias y en cierto modo confusas. Tampoco el famoso "hombre de la calle" tiene una imagen clara en su mente de qué es o qué hace un emprendedor. La razón de esto es que la función principal del emprendedor es tomar decisiones e implementarlas. Estos son procesos abstractos que los de afuera no pueden observar. Por lo tanto, la mayoría de las personas se sujetan a hechos concretos y tienden a pensar del emprendedor como un proveedor de capital, el "capitalista" que con su capital funda una empresa y la mantiene viva.
Esta es una visión errónea. Sólo tenemos que pensar que un emprendedor puede fundar una compañía y manejarla con dinero prestado, es decir con capital ahorrado por otros. Lo que interesa para el papel de emprendedor no es que tiene capital, ya sea propio o de alguien más, sino lo que hace con ese capital. Entonces la interpretación "capitalista" de su papel es evidentemente incorrecta.
Otros han tratado de entender el papel del emprendedor partiendo de la base de que él provee empleo. Se le ha descrito brevemente como "empleador" o "patrón". Pero esto tampoco encierra su papel específico; después de todo los doctores, abogados y científicos también emplean ayudantes y por lo tanto también son patrones. La más conocida y correcta definición del papel del emprendedor fue dada por Schumpeter que describe al "emprendedor creativo" como alguien que, por medio de nuevas combinaciones de los factores de la producción, crea innovaciones y hace posible el crecimiento económico. Esta definición tampoco es exhaustiva.
No todos los emprendedores son creativos en el sentido de Schumpeter. Aunque debemos recordar que la suma de muchas pequeñas innovaciones, las cuales pueden ser técnicas organizacionales, o comerciales (métodos de mercado), de hecho contribuyen al desarrollo económico.
El nacimiento de la gene-tecnología en la economía
Por supuesto que se impone una importancia especial a las innovaciones espectaculares y a menudo de gran riesgo que una y otra vez proveen el impulso para un crecimiento acelerado de la economía. Hace cien años fue el uso de la electricidad y la química, y más recientemente hemos visto la transición de sistemas mecánicos, eléctricos y electromecánicos a sistemas electrónicos que salieron junto con una miniaturización y la evolución del "software". Con mayor detalle podemos recordar la importancia global de los plásticos en los años 40, los transistores y la electrónica en los 50, en los años 60 vinieron las primeras generaciones de computadoras y desde los 70 ha habido un gran desenvolvimiento en el campo de los microprocesadores. Nuestra década presente parece estar atestiguando el nacimiento de la "gene-tecnología" en la economía que llevará a cambios revolucionarios en la industria de los alimentos entre otras.
El emprendedor debe vivir con el riesgo
Tales innovaciones fundamentales por las cuales los descubrimientos técnicos se trasladan a la producción económica y al mercadeo son importantes, pero ellas no son la única actividad emprendedora posible. Además, las grandes innovaciones a menudo requieren de un gran capital y llevan un gran riesgo. Muy fácilmente y muy a menudo el innovador original se encuentra en grandes dificultades económicas. Un proverbio americano dice "el pionerismo no paga". El emprendedor debe vivir con el riesgo. Esto no es sólo en la teoría sino también en la práctica.
Definiciones negativas sobre el papel del emprendedor
Las definiciones que dimos del emprendedor, unilaterales pero positivas, están en contraste con las aseveraciones agresivamente negativas de acuerdo a las cuales el emprendedor no es más que un parásito que explota su posición de tal manera de apropiarse para sí mismo ganancias que no merece. Desde este punto de vista, el proceso económico entero es un juego de cero ganancia en el cual cada participante trata de ganar lo más posible a expensas de los otros jugadores y en los cuales el emprendedor, se dice, tiene una posición privilegiada. Tal enfoque deja fuera completamente el proceso de crecimiento en el cual el emprendedor es la fuerza motriz para el desarrollo económico.
El papel real del emprendedor
¿Cuál es entonces el papel real del emprendedor? No hay una respuesta simple. Todo depende del sistema de valores sociopolíticos en los cuales debe jugar su papel.
Por supuesto que él es responsable de su propia conciencia moral por sus actos y su propia interpretación de su papel, pero al mismo tiempo se ve influido por, y aún dependiendo de, el sistema de valores que prevalecen en la sociedad en la que trabaja. Sin embargo, hay algunos criterios importantes que se aplican al papel del emprendedor en cualquier sociedad libre.
La economía de mercado descansa fundamentalmente en el principio de la rentabilidad para la empresa individual; un principio que es esencial para la acción emprendedora. La rentabilidad es lo que quería decir Götz Briefs cuando definió la tarea del emprendedor como la de mantener los costos y los precios bajo control y en proporción. Esto significa que él debe -algo egoísta- buscar una ganancia. La ganancia, adquirida por métodos correctos, es la vara con la cual se mide la acción emprendedora. La desmonetización de la ganancia, que los socialistas han desparramado, no entiende la importante función de las ganancias en el interés del bien común. Sólo las ganancias permiten al emprendedor asegurar la continuidad de su empresa y arriesgarse a nuevas innovaciones para generar crecimiento.
Nosotros podemos entonces entender por qué el conocido líder sindical americano Samuel Gompers dijo en una ocasión: "el mayor crimen que un emprendedor puede cometer es no obtener utilidades".
También debería recordarse que lo que popularmente se llaman utilidades consiste de tres diferentes elementos: primero, el interés normal del capital invertido, luego los sueldos a los cuales el emprendedor tiene derecho por su trabajo y finalmente, el remanente que representa la utilidad real de la compañía. Este remanente fluctúa y representa la recompensa real de la acción exitosa del emprendedor.
La envidia, una razón considerada en la crítica a las utilidades
Si a pesar de esto, las utilidades son a menudo criticadas y desacreditadas considerándolas inmorales, entonces aparte de la ignorancia concerniente a la naturaleza y función de las utilidades, el motivo de envidia juega ciertamente un papel muy importante. En su libro sobre el tema de la envidia, Helmut Schoeck va hasta la descripción de la envidia como la raíz de todas las teorías económicas socialistas igualitarias. Es un principio guía de la llamada economía del bienestar social enfocar al nivel más bajo de la envidia por el mayor número posible de individuos. Esto, sin embargo, contradice la naturaleza humana la cual siempre y bajo todas las circunstancias encontrará causa para la envidia.
Las utilidades son sólo uno de los componentes de la maximización de la empresa
A veces se dice que el maximizar las utilidades es el motivo más importante de la acción emprendedora. La verdad es diferente. Ciertamente no es posible eliminar las utilidades, pero esto no es el último, ya no digamos el único, resorte que activa al emprendedor. El está motivado por el placer de la creatividad, sentido familiar, un deseo de tener una posición fuerte en el mercado y un prestigio social. Aun cuando los emprendedores buscan las utilidades, en su mayoría, ellos están en primer término preocupados por conservar la empresa. Esto requiere de un pensamiento a largo plazo y algunas veces de frenar la maximización de las utilidades a corto plazo. Es bien sabido que unas utilidades excesivas obtenidas por ventajas competitivas efímeras atraen la competencia y por lo tanto reducen las oportunidades de utilidades futuras. El emprendedor sabio se preocupa no sólo por una maximización momentánea de las utilidades, sino por una maximización de la situación total en la cual las utilidades son sólo "uno" de los componentes.
El Estado debe proveer leyes contra los carteles y los monopolios
No se puede negar que existen las utilidades injustas. Estas surgen cuando los emprendedores se deciden a violar las reglas de la competencia leal. Para evitar esta práctica, el Estado debe proveer leyes contra los carteles y los monopolios. Las ganancias injustificadas también surgen cuando el Estado adopta medidas que impiden la competencia, tales como la de expedir licencias o por la introducción de cuotas o concesiones por medio de las cuales las compañías así favorecidas pueden obtener ganancias monopolísticas.
La función cultural de asegurar el bienestar
Para que un emprendedor tenga éxito necesita el don de la combinación creativa, poderes de imaginación realista, un talento para coordinar y energía. El puede hacer uso rudo, individualista de sus habilidades o bien, emplearlas en una manera socialmente responsable.
Aún un emprendedor duramente individualista puede servir al bien común al tener éxito y por lo tanto contribuir al bienestar material de la sociedad. Los liberales de corazón, en el sentido clásico tales como Friedman, aún consideran inadmisible el uso de las utilidades para fines sociales. La única responsabilidad social en la economía que él admite es la de incrementar las ganancias a través del uso correcto de los recursos. Este tipo de emprendedor alienta la caricatura del jefe egocéntrico cuyo único motivo son las utilidades y que se enriquece a sí mismo a costa de sus empleados y consumidores.
El aspecto humano de la actividad económica debe ser tomado seriamente en cuenta para el bienestar de todos, por lo que se ha de rechazar el concepto de considerar empresario a quien sólo busca el éxito económico.
Friedman y aquéllos que piensan como él, no entienden que aunque la economía es un sistema racional con sus propias leyes, está sin embargo inmersa en un contexto cultural amplio. Los emprendedores deben entonces actuar en tal forma de obtener el propósito de la economía la cual, citando a Werner Sombart, es la "función cultural de asegurar el bienestar". El aspecto humano de la actividad económica debe ser tomado seriamente para el bienestar de todos. El decir esto es rechazar el concepto del emprendedor total que sólo puede pensar en términos de éxito económico, que no tiene tiempo libre para su esposa, sus hijos, para la belleza, para la religión…
Una empresa es una entidad social y es parte del trabajo del emprendedor el tratar y hacer posible para aquellos que trabajan para él considerar a la empresa como una parte de su vida. Esto es a menudo muy difícil debido a la objetivización técnica de muchas de las cosas que se hacen en la empresa y la enajenación que surge de su organización. El lema de "Man in Enterprise" (Hombre en la empresa) que se usó hace algunos años, muestra que las ideas asociadas con este lema se han convertido en parte de la visión del emprendedor moderno de su papel. Más aún, ha emergido de estudios sociológicos que aquellos que favorecen los métodos autoritarios de mando son realmente una minoría entre los emprendedores.
Los administradores: la función emprendedora es independiente de la propiedad
Es aconsejable y aún en muchos casos deseable que aquellos que están siendo guiados deban tomar parte en el proceso que lleva a las decisiones de la cabeza. Las precondiciones de un buen trabajo de equipo son, que todos los que trabajan en una empresa deberían estar informados y entrenados y deberían aportar sus propias ideas. El trabajo de equipo no está en conflicto con la necesidad de que el emprendedor debe ser el responsable de la operación económica de la empresa. El administrar una empresa es la quinta esencia del trabajo de un emprendedor. Esto requiere un concepto claro para motivar a aquellos que trabajan con él. No es papel del Estado salvar a emprendedores que fallaron y a sus empresas. El Estado no es un taller de reparación de emprendedores fallidos. Hemos visto anteriormente que el papel del emprendedor no presupone que él sea al mismo tiempo el dueño o capitalista.
La función emprendedora es bastante independiente de la propiedad. En compañías grandes esto significa una distinción muy estricta entre la función del emprendedor y la de los accionistas. Los administradores que pudieran ser definidos como emprendedores bajo mandato de los propietarios, ya sean ellos proveedores de capital privados o estatales, difieren sin embargo de los emprendedores-dueños en un punto importante: no les importa mucho quién sea el dueño de la empresa, es decir puede ser una empresa estatal.
Mientras que el Estado maneje "sus" empresas dentro del marco de la economía de libre mercado, esto no importa. Hay sin embargo el peligro constante de que el Estado abuse de "sus" compañías con el propósito de una intervención dirigista u otorgándoles concesiones especiales.
Los administradores nombrados por el Estado no se van a oponer a esa intervención puesto que el hacerlo no sería en beneficio de su interés natural. A este grado entonces el emprendedor bajo mandato ofrece menor garantía para la continuación de un sistema económico de mercado que la del emprendedor,dueño. Es por eso que las políticas de los gobiernos de privatizar son bienvenidas.
El papel del Estado en el proceso económico
El papel apropiado del Estado en el proceso económico, cae en un campo diferente: debe intervenir donde el mercado falle y donde en el interés del bien común el proceso económico debe ser ajustado y el Estado debe hacerlo por medios que sean compatibles con el mercado, como lo definió Röpke. Esto es particularmente cierto en relación a la protección del enfermo, el débil socialmente, los niños y los ancianos. Esta es una característica específica de la economía de mercado social. Pero, siempre que sea posible el Estado debería, en su política social, ayudar a la población a ayudarse a sí misma de acuerdo con el principio de subsidiaridad evitando así una situación de total beneficencia que paraliza las funciones de la economía de mercado tan importantes para el bien común. No es el papel del Estado el salvar a emprendedores que fallaron y a sus empresas. El Estado no es un taller de reparación de emprendedores lesionados.
Escrito por PETER WERHAHN
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Es Noticia, Eventos 2.0 ¿Moda o necesidad? - 07/11/2012 10:13:09

"Ante este aumento de los eventos 2.0 en España, ya no se perciben como acciones innovadoras e originales, sino como algo prácticamente necesario para lo promoción de una empresa o producto. Pero, ¿Cuándo es necesario organizar un evento de estas características?¿Cómo garantizar el éxito y diferenciarnos de la competencia?¿Qué herramientas y recursos elegir según el tipo de evento?Entorno a éstas y otras cuestiones girará la conferencia Eventos 2.0: ¿moda o necesidad?, que contará con los siguientes ponentes:Pedro Rojas: (@seniormanager), Licenciado en Administración y Dirección de Empresas por la Universitat de Barcelona, Licenciado en Contaduría Pública con Especialización en Finanzas por la Universidad Santa María y Posgrado en Community Management por EAE Business School. Es actualmente Director Académico en el Instituto de Innovación de las Profesiones (inesdi), así como Consultor en Social Media y Estrategia Digital en theplancompany.com. Igualmente es profesor en Marketing Digital y RR.HH. 2.0 en diferentes universidades, así como autor de los libros "Reclutamiento y Selección 2.0" de Editorial UOC, "Community Management para Dummies" y "Community Management en un semana" de Editorial Planeta. Modera el Blog: seniorm.com Ylenia Porras: (@Yleniapr) Social Media & Community Manager Senior Freelance. A cargo de la comunicación online y eventos de Easypromos, UFEC, Book Movies tv entre otros. Especializada en gestión de Eventos 2.0. Consultora en comunicación estratégica en proyectos de emprendedores. Realiza formación 2.0 enfocada en Community Management y Eventos 2.0. Fan del networking, en constante aprendizaje y en su tiempo libre, devora libros.Sara Werner: (@sara_werner) Diplomada en Marketing y Comunicación por ESIC, es CEO en Nosotras.com. Experta en comunicación y marketing 2.0 y off-line en el sector femenino y mercado Premium, actualmente colabora en el proyecto yoquieroseremprendedor.com, una plataforma que presenta todas las herramientas necesarias para emprender donde lidera las secciones de Silicon Valley y Coach para Emprendedores.Javier Sánchez-Marco: (@javiersmpr), Licenciado en Agribusiness por la California Polytechnic State University, y Executive MBA por el Instituto Internacional San Telmo de Sevilla, es CEO y Fundador de Eventoprix.es, plataforma online de organización, contratación y difusión de eventos. Con un perfil internacional -ha vivido en 5 países y viajado a más de 50- Javier es un experto del sector de eventos y nuevas tecnologías. Entre los cargos que ha desempeñado destacan el de Director General en Bravo Games, startup de videojuegos para smartphones, y el de Director de Desarrollo de Negocio en Genera Interactive, empresa líder mundial en el desarrollo de libros interactivos para niños y primer proveedor mundial de Disney Publishing.Puedes inscribirte en este evento en este enlace: http://www.ticketea.com/los-eventos-20-como-herramienta-de-difusion
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Es Noticia, En busca de océanos azules. 9 claves para investigar en innovación disruptiva. - 14/05/2012 10:33:29

" Por Javier García-Martínez
Análisis Madri+d

Hace cien años, la ciencia vivió una de sus épocas doradas en las que alumbró las teorías que han dado forma a nuestra visión actual del cosmos: la mecánica cuántica, la relatividad, la estructura del átomo. Hoy en día, la ciencia es más amplia y profunda de lo que era al principio del siglo XX, pero también más especializada y compartimentada y menos osada.

Uno se pregunta, ¿cuáles son las grandes teorías del siglo XXI, las nuevas respuestas a las viejas preguntas que podrían definir el conocimiento -y estimular la tecnología- dentro de 100 años?

Puede ser útil pensar en la evolución que ha experimentado la ciencia -desde los avances realizados por personas como Einstein, Curie, o Bohr hasta los programas de investigación bien planificados que involucran equipos de científicos- como si se tratara de una empresa que comienza siendo pequeña e innovadora. Sin duda, algo valioso y audaz se pierde cuando se convierta en una megacorporación.

Como explicó el profesor de la Escuela de Negocios de Harvard, Clayton M. Christensen en su libro, The Innovator"s Dilemma, las grandes empresas tienden a ignorar las innovaciones disruptivas y se centran en lo que perciben como las demandas de sus clientes actuales. Se olvidan de que el valor real reside en la creación de nuevas oportunidades de mercado. Henry Ford, quien produjo el primer automóvil económicamente asequible, dijo: ""Si le hubiera preguntado a la gente lo que ellos querían, habrían pedido un caballo mejor (o, en algunas versiones, más rápido).""

La cita puede ser apócrifa, pero ayuda a aclarar este punto: en lugar de mejorar los productos y servicios ya existentes, las innovaciones disruptivas crean demanda de productos y servicios que los clientes todavía no saben que necesitan. Dichos mercados nuevos fueron bautizados como ""océanos azules"" por los profesores W. Chan Kim y Renée Mauborgne de la escuela de negocios INSEAD en su libro Blue Ocean Strategy.

Las ideas disruptivas son también es resultado de la creatividad de los grandes científicos. La teoría de la evolución por selección natural de Darwin y las teorías de la relatividad de Einstein, son ejemplos de océanos azules creados por científicos geniales.

Por desgracia, cada vez es más difícil para los científicos la práctica de la ciencia disruptiva. La carrera académica ejerce presión sobre los resultados inmediatos, la necesidad de publicar continuamente e incontables obligaciones académicas y administrativas, hacen muy difícil explorar ideas arriesgadas. Mientras tanto, hay pocos alicientes para que los científicos sean ambiciosos. Una mayor especialización en la investigación científica, la presión para trabajar temas de gran impacto y la dificultad de obtener ayuda para investigar en proyectos audaces incentiva a los científicos a centrarse en proyectos menos arriesgados.

Necesitamos una ciencia acumulativa. Las preguntas que otros hicieron deben ser respondidas de forma precisa y rigurosa. Pero es poco probable que el pensamiento gradual nos lleve muy lejos en la solución de los mayores desafíos a los que nos enfrentamos hoy en día. Desde la generación de energía limpia a la vacuna contra malaria, desde el cambio climático al agua potable accesible a todos, necesitamos que nuestros mejores científicos piensen de manera disruptiva para encontrar soluciones radicalmente nuevas.

¿Cómo llegar a ser en un científico disruptivo?

Por supuesto, la predisposición personal juega un papel importante. Algunas personas son por naturaleza más críticas, creativas y audaces que otras. Pero hay algunas cosas que podemos hacer para mejorar nuestra capacidad de generar grandes avances. Estos son algunos consejos prácticos:

1. Como estudiante, haz cursos fuera de tu especialidad.
Cualquiera que sea tu ""segunda pasión"", pasa algún tiempo aprendiendo sobre ello. Si no tienes una, encuéntrala. Steve Jobs abandonó Reed College después de un semestre, pero se quedó el tiempo suficiente para asistir a un curso de caligrafía. Jobs dijo una vez: ""Si nunca hubiera asistido a ese curso en la universidad, Mac nunca habría tenido múltiples tipos de fuentes o fuentes proporcionalmente espaciadas"" - características que hicieron único a Apple y atrajeron a innumerables clientes.

2. Si te acabas de graduar, viaja por todo el mundo durante un año.
Viajar a países lejanos sin demasiados planes y mucha curiosidad es posiblemente la experiencia de aprendizaje más poderosa. Más tarde en la vida, repite la experiencia con la frecuencia que puedas, incluso si es sólo por períodos más cortos. En tus próximas vacaciones, visita un país cuya tradición, cultura e idioma sean muy diferentes al tuyo. Hablar con personas que no comparten nuestras creencias y prioridades más profundas te abre la mente. También merece la pena exponerse a situaciones en las que encontrar una solución requiere determinación, flexibilidad, empatía y paciencia: conseguir una habitación de hotel sin conocer el idioma o moverse por un país sin horarios de tren o autobús.

3. Hacer un esfuerzo consciente por cultivar la variedad y por luchar contra la inercia.
Nuestros horarios de trabajo, compromisos familiares, y otras responsabilidades hacen que demasiados días sean una mera repetición del día anterior. Los pensamientos más interesantes y las lecciones más importantes suelen tener lugar fuera de tu zona de confort. Practica actividades en las que pienses que vas a disfrutar, pero nunca has tenido la oportunidad de probar. Usa tu tiempo libre de manera más eficiente. Merece la pena traer un poco de novedad y variedad a nuestras vidas tan programadas.

4. Únete a un club deportivo o asiste a actos culturales en tu ciudad.
En el trabajo, la mayoría de los científicos hablan sobre todo con otros científicos, y la mayor parte del tiempo dichos científicos son además de la misma área. Pasa tiempo hablando con la gente cuya formación, intereses y trabajos sean tan diferentes del tuyo como sea posible. Averigua lo que les importa, cómo aprenden acerca de sus temas, cómo resuelven sus problemas y cuáles son sus principales retos.

5. Otra forma de encontrar nuevas ideas y perspectivas es leer mucho.
La mayoría de la gente visita siempre los mismos sitios Web, lee las mismas secciones de los mismos periódicos y compra libros en la misma sección de la librería. Añade nuevos intereses. Pregunta a tus amigos, familia, colegas, y otros conocidos para que te recomienden sus libros, sitios web o películas favoritos.

6. Echale un vistazo a lo que están investigando otras personas.
Del mismo modo, cuando leas las revistas científicas, échale un vistazo a lo que están investigando otras personas, especialmente de temas distintos a los tuyos. Lee la sección de noticias de las revistas y sigue de cerca temas controvertidos: la biología sintética, ingeniería metabólica, el uso de nanomateriales en la medicina. Este es terreno abonado para el conocimiento más interesante. Sigue con detenimiento cómo la sociedad reacciona ante ciertos temas de la ciencia porque esto podría ayudarle a anticipar las necesidades y preocupaciones sociales que se deben tratar.

7. Asiste a conferencias sobre temas interesantes fuera de tu campo.
En las conferencias internacionales, asiste a una o dos sesiones distintas a tu área. Acércate a personas que no conozcas a la hora del almuerzo y en las pausas para el café. Pregunta acerca de los problemas en los que están trabajando.

8. Cuando estás trabajando en el laboratorio, trata de demostrar que tus hipótesis son erróneas.
Asume que tus supuestos iniciales estaban equivocados. Planea y ejecuta tu trabajo en consecuencia. Esto te ayudará a pensar en ideas nuevas, obtener nueva información, y aumenta tu probabilidad de éxito.

9. Pregúntate a ti mismo, ""¿Sobre qué quiero trabajar realmente?
¿Qué grandes problemas quiero resolver?"" y luego trabaja duro para hacerlos realidad. Tienes más probabilidades de hacer algo con impacto, si trabajas en algo que es importante para ti.

Para los científicos jóvenes, en particular, la investigación disruptiva no es un camino fácil para las publicaciones, las becas, o el reconocimiento entre iguales. Por lo tanto, en las primeras etapas de tu carrera, es conveniente contar con un proyecto convencional en el que trabajes para conseguir los resultados que necesitas para tu tesis, post-doctorado, o beca, mientras que inviertes parte de tu tiempo en un proyecto ambicioso y de alto riesgo. Con el tiempo, podrás aumentar el tiempo que pasas en proyectos de alto riesgo y comenzar a desarrollar una visión a más largo plazo.

Pero no esperes demasiado tiempo. Si esperas hasta estabilizarte para hacer ciencia disruptiva pasarás tus años más productivos y creativos haciendo investigación incremental. Y lo más probable es que no cambies una vez que estés tengas una posición consolidada.

El apoyo de tu supervisor es esencial, ya que puede ser difícil de distinguir una idea loca de una brillante. No escojas a tu director de tesis solamente por el tamaño de su grupo, el dinero que tiene de proyectos y el número de sus publicaciones. Elige a una persona que tenga la mente abierta, que no tema al riesgo y te que dé libertad para explorar proyectos paralelos.

Konstantin Novoselov descubrió el grafeno mientras se hacía ""un experimento de la noche del viernes"". Un planteamiento fomentado por su director, Andre Geim, para que los miembros de su laboratorio probaran ideas de alto riesgo. Años más tarde, ambos compartieron el Premio Nobel de Física. Cualquiera que sea tu idea, cuenta con el apoyo de tu asesor para ayudarte a hacer un trabajo sólido y riguroso.

Si diriges un grupo de investigación, hay muchas cosas que puedes hacer para ayudar a la gente que trabaja contigo.

Construye una cultura de respeto y tolerancia hacia los demás, hacia sus opiniones y cualidades personales.
Fomenta el pensamiento crítico, desafiando las ideas más aceptadas y pide a los demás que desafíen las tuyas.
Realiza las reuniones de grupo constructivas y bien planificadas, dedicando atención a nuevas ideas y proyectos.
Reconoce los éxitos de las personas y sus contribuciones.
Permite y alienta a las personas que trabajan contigo a emplear un pequeño porcentaje de su tiempo en la desarrollo de ideas novedosas.

Para mantener su ventaja competitiva, Google permite a sus ingenieros a pasar el 20% de su tiempo en sus proyectos favoritos. Algunos de los productos con más éxito lanzados por Google en los últimos años son fruto de esas ideas.

Durante la última década, Google ha sido una de las empresas más innovadoras en el mundo, pero ahora es grande y constituida. Al igual que muchas grandes empresas, que promueven la innovación disruptiva en un esfuerzo por evitar ser superado por compañías más pequeñas y creativas. El éxito de resistir a la tentación de la seguridad está aún por ver.

Muchos de los problemas más urgentes de la sociedad no se pueden resolver mediante la mejora de las tecnologías que tenemos hoy. Necesitamos soluciones más atrevidas y radicalmente nuevas. Estas no se encuentran en las playas infestadas de gente sino en los océanos azules todavía por explorar. Necesitamos una nueva generación de científicos disruptivos, el tipo de personas realmente creativas que puedan imaginar nuevos lugares y transportarse ellos mismos - y nosotros - a esos océanos azules.

Javier García Martínez
Director del Laboratorio de Nanotecnología Molecular de la Universidad de Alicante y vice-presidente del Consejo de Tecnologías Emergentes del Foro Económico Mundial

Javier García-Martínez es profesor de Química Inorgánica y director del Laboratorio de Nanotecnología Molecular de la Universidad de Alicante. Es cofundador de la empresa RiveTechnology Inc. con sede en Boston, que comercializa la tecnología que desarrolló durante su etapa post-doctoral en el Massachusetts Institute of Technology (MIT). Recibió la medalla al mejor químico europeo menor de 35 años y el premio TR35 de la revista Technology Review del MIT. Actualmente es vice-presidente del Consejo de Tecnologías Emergentes del Foro Económico Mundial.

Publicado en Science el 10/02/12
Texto original en inglés: sciencecareers.sciencemag.org/

Licencia Creative Commons 2.5. España.

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Fuente: Madridmasd
Imagen: Disruptive innovation

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