jueves, 13 de marzo de 2014

Las ideas innovadoras y El trabajo en equipo

Información: Diez Desafios de la Gestión del Talento en la Era del Conocimiento. - 26/01/2014 11:48:16

" Desafios de la Gestión del Talento en la Era del Conocimiento.
Por Octavio Ballesta.
Talento en Expansión.

Gestionar personas en la empresa exitosa de la Economía del Conocimiento requerirá aplicar innovadoras prácticas de gestión del talento, cuya articulación efectiva responderá a las siguientes 10 premisas.

El énfasis en el desarrollo de proyectos de inversión para alcanzar excelentes resultados operacionales; la conducción de la gestión empresarial para apuntalar la salud financiera de la empresa; la inclinación a modelar la relación con los clientes hacia el logro de un impresionante posicionamiento de mercado; son todas ellas, metas, que en la empresa tradicional suelen apuntar a importantes objetivos estratégicos.

El apego pragmático a la Dirección por Objetivos mediada por métricas e indicadores de gestión; la implantación de procesos operacionales y de negocios debidamente integrados y optimizados; la aplicación de mejores prácticas para construir un sólido posicionamiento de mercado; no serán suficientes ni relevantes, si no están antes alineados con el objetivo estratégico de alcanzar una interesante y sostenible diferenciación competitiva, a través de la innovación, y gracias a la pasión, determinación y compromiso de personas talentosas que logren desarrollar una relación afectiva hacia una empresa, a la que sienten como propia.

Muchos directivos suelen apalancarse en conocimientos y experiencias adquiridos durante su vida profesional, para apuntalar un modelo clásico de gestión empresarial, que asumiendo como premisa la ilusoria estabilidad del entorno de mercado y de negocios, se despliega con miope visión de corto plazo y torpe sentido de urgencia. Se soslaya entonces, el imperativo estratégico de promover la innovación como agente decisivo de transformación empresarial. Asimismo, se subestima el rol fundamental que el talento de las personas aporta en el logro de los objetivos operacionales, de mercado y de negocios de la empresa exitosa y relevante de estos tiempos.

Es un sinsentido apostar a la transformación empresarial con personas desmotivadas, ajenas a la ejecución de la estrategia, y emocionalmente desvinculadas a su organización. Es un despropósito gestionar la innovación en entornos laborales cerrados, fuertemente reglamentados, y limitados por asfixiantes relaciones de subordinación, mando y control. Entristece apoyar a una función de Recursos Humanos que antes de motivar, comprometer, desarrollar e implicar a los talentos que la empresa verdaderamente necesita, no hace más, sino fungir como una eficiente y aceitada maquinaria para contratar personas y cubrir las necesidades recurrentes de una organización donde priman los resultados financieros y operacionales, sobre el bienestar, el desarrollo y la satisfacción de su gente.

Ver: Reinvención de la función de RRHH para afrontar los nuevos retos de la Economía del Conocimiento

La Gestión del Talento en la Economía del Conocimiento

En un entorno global, altamente competitivo, muy complejo, de incierta evolución, y afectado por constantes, impredecibles y disruptivos cambios, solo aquellas empresas que se atrevan a innovar en prácticas de Gestión del Talento, y apliquen enfoques diferenciados para captar, motivar, desarrollar y retener a los profesionales más capaces, competentes y calificados del mercado, estarán en la mejor posición posible para afrontar con éxito y lúcido enfoque estratégico, las incertidumbres y retos implícitos en un nuevo orden empresarial.

La guerra declarada por acceder al mejor talento del mercado en ciertas áreas y perfiles críticos, y la aplicación de prácticas para garantizar su compromiso, desarrollo y permanencia en la empresa, serán determinantes como factor de diferenciación para acceder a decisivas ventajas competitivas, que además, sean sostenibles en el tiempo.

Empresas como Google, Apple, 3M o Samsung, ya saben esto, y para ello dedican sus mejores esfuerzos en la atracción de talentos con impresionantes capacidades, apropiadas competencias, superlativa creatividad y motivación a toda prueba, para desarrollar la próxima generación de productos y servicios que ratificará el claro liderazgo de estas y otras empresas, en sus respectivos mercados naturales.

Gestionar personas en la empresa exitosa de la Economía del Conocimiento requerirá aplicar innovadoras prácticas de gestión del talento, cuya articulación efectiva responderá a las siguientes premisas:

1. Alinear la gestión de personas a la estrategia empresarial

Toda práctica de Gestión del Talento comienza estableciendo la correlación entre los objetivos estratégicos de la empresa, y las competencias, capacidades, experiencias y rasgos distintivos de personalidad de personas talentosas, cuya motivación, implicación y compromisos serán claves en la satisfactoria ejecución de la estrategia empresarial.

De esta correlación ha de surgir la identificación de perfiles claves por el valor que ellos agregan a la ejecución de la estrategia empresarial. Cada uno de estos perfiles se caracteriza exhaustivamente, para identificar prácticas que promuevan el desarrollo del talento a su máximo potencial. Se afinan constantemente los modelos de competencias respectivos, en función de la evolución de los mercados y la dinámica siempre cambiante del ambiente de negocios.

Sin la necesaria alineación estratégica, toda gestión de personas restará a la empresa de la agilidad y flexibilidad requerida para adaptarse a una dinámica empresarial tan compleja como angustiosa e impredecible. Una gestión de talento carente de alineación estratégica, conducirá al deterioro del perfil competitivo de la empresa, como producto de la merma progresiva en su productividad y participación de mercado.

La gestión estratégica del talento es el pivote sobre el cual se erige una gestión de personas orientada a la creación y desarrollo de una cultura favorable al desarrollo de proyectos de corte innovador.

Ver: Gestión por valores, o el arte de alinear el desarrollo del talento a la estrategia empresarial

2. Hacia una gestión global y descentralizada del talento

Talentos con las capacidades, la experiencia y las competencias requeridas para dar vida a la próxima generación de productos y servicios, en mercados altamente competitivos, pueden estar dispersos en diferentes geografías. No es necesariamente cierto que la gestión centralizada y geográficamente localizada de equipos de alto rendimiento integrados por los mejores talentos en diferentes áreas y niveles de especialización, sea la única opción para instigar la innovación empresarial como genuino imperativo estratégico.

El acceso ubicuo, en todo momento y desde cualquier dispositivo a las tecnologías sociales y de colaboración, ha posibilitado la gestión descentralizada de equipos de trabajo que pueden estar distribuidos en localidades geográficas, que abarcan diferentes husos horarios.

Una gestión global y descentralizada del talento se apalanca en una sólida cultura empresarial, cuya visión, misión y objetivos son relevantes, retadores y atractivos para personas, que donde quiera que se encuentren, están comprometidas con la empresa e implicadas a sus proyectos. Los valores empresariales se comunican con suficiente profusión, y son muy sugestivos para promover una sólida identidad corporativa, que instigue al desarrollo de un fuerte orgullo de permanencia a la empresa.

Líderes empresariales desplegados en sus distintos ámbitos de acción e influencia, pueden asumir ciertas funciones de Recursos Humanos, cuando apoyan al talento joven en la ejecución de su plan de desarrollo y en el diseño de su ruta de carrera

Ver: Arquitecturas organizativas basadas en tecnologías sociales requieren una nueva función de RRHH

3. Promoviendo prácticas de autoservicios de RRHH

La nueva generación de software empresarial de Recursos Humanos, con acceso en la nube, e integración con SAP y Oracle, hacen posible la implantación de prácticas de autogestión de servicios de Recursos Humanos, que van más allá de la simple ejecución de actividades administrativas y transaccionales de escasa agregación de valor.

En culturas que promueven dinámicas de participación colectiva y de trabajo colaborativo, tiene sentido que la plataforma de servicios de Recursos Humanas, sea lo suficientemente versátil para facilitar que un colaborador autónomo, y a cargo de su desarrollo profesional, decida inscribirse en una actividad formativa de su interés; se postule a un rol interno más afín a sus capacidades, competencias e intereses; o busque el apoyo de expertos para tomar una decisión de carrera, o de relevancia para su proyecto.

Promover una cultura de autoservicios de Recursos Humanos potenciada por tecnologías sociales de última generación, liberará a los analistas adscritos a esta función, de la excesiva carga administrativa implícita en la satisfacción de requerimientos de servicios de escaso valor diferencial de negocios. Se garantiza así, una dedicación más plena de estos analistas, al desarrollo de procesos de gestión del talento, plenamente alineados a la ejecución de la estrategia empresarial.

La proliferación de dispositivos móviles como Smartphones y Tablets, justifica el desarrollo de aplicaciones de autoservicio de Recursos Humanos, para satisfacer las necesidades transaccionales y de información de un colaborador 2.0, cuya característica esencial es su movilidad, y su desapego a operar en un sitio fijo de trabajo.

Ver: La alineación estratégica de RRHH y Tecnología es factor de éxito en la transición a la empresa 2.0

4. Ambientes laborales cálidos, agradables y abiertos

El talento que determina el valor y la singularidad de una persona, jamás se desplegará a su máximo potencial en cubículos grises, fríos y aislados. Es un contrasentido incentivar la creatividad de colaboradores sometidos a un régimen presencial regido por horarios rígidos de trabajo. La innovación difícilmente surgirá con colaboradores alienados por relaciones laborales de subordinación, mando y control, que inhiben la expresión del ingenio individual y penalizan el error constructivo generador de aprendizajes significativos para nutrir el proceso de innovación empresarial.

Las empresas líderes en innovación se distinguen por dotar a sus colaboradores de entornos laborales abiertos, coloridos, y cálidos, donde el trabajo individual y en equipos ocurre en ambientes informales, que promueven la camaradería, facilitan la construcción de relaciones basadas en la confianza, incentivan la creatividad individual, y provocan dinámicas de pensamiento lateral y divergente. Todo ello para los fines de facilitar la hibridación de ideas relevante al proceso de innovación.

Estos inusuales ambientes laborales combinan áreas específicamente diseñadas para la diversión y el esparcimiento, con espacios especialmente concebidos para la discusión y el rico contraste de ideas. Están decorados con colores vivos de positiva influencia emocional. Suelen estar dotados de un mobiliario casual que promueve la informalidad en las conversaciones y discusiones entre integrantes de un equipo o proyecto.

Ver: Gestionar emociones en empresas felices, misión de una nueva función de RRHH

5. Reputación de la marca empresarial para atraer talento

La gestión estratégica del talento se nutre del fortalecimiento de la reputación de la empresa como excelente lugar para trabajar. Muy buenos retos profesionales e interesantes oportunidades de desarrollo, son relevantes para aventajar a otras empresas, cuando se accede a la capacidad de atraer al mejor talento disponible. Sólo así se garantiza que la empresa está efectivamente habilitada para satisfacer sus objetivos operacionales, de mercado y de negocios.

La reputación de la empresa, se promueve por diferentes medios de la web social, y se honra con políticas atractivas de beneficios que contemplen una remuneración competitiva, excelentes posibilidades de desarrollo profesional y preciados motivadores intrínsecos no ligados al salario. Este delicado balance de factores es clave para fomentar en el colaborador un sólido sentido de pertenencia, relevante a la construcción de un poderoso modelo de ciudadanía corporativa.

Colateral a esta práctica, el colaborador funge como genuino embajador de la marca empresarial, cuando tiene acceso a sucesivas oportunidades para desplegar su talento e influencia, una vez que expone sus propósitos, ideas y proyectos ante diversas audiencias, en interacciones y conversaciones que en ocasiones trascienden los límites tangibles de la empresa,

Ver: Atracción y Conexión: Convergencia entre la empresa con excelente marca empleadora y un profesional 2.0

6. La inteligencia colectiva como dinamo para el desarrollo del talento

El Plan anual de desarrollo cede protagonismo ante la irrupción cada vez más generalizada de nuevos enfoques formativos incentivados por la apertura de la empresa al uso intensivo de tecnologías sociales, para promover nuevas dinámicas de trabajo colaborativo y de aprendizaje autónomo y personalizado.

Hablamos de entornos personalizados de aprendizaje potenciados por dinámicas de mentoring y coaching, a cargo de expertos y líderes que gozan del respeto y la admiración de generaciones más jóvenes de profesionales.

Tenemos los MOOCs (Masive Online Open Courses), como recursos didácticos que abaratan la inversión en formación de personas, y ponen al alcance del colaborador interesado en su desarrollo profesional autónomo, un cúmulo de conocimientos y experiencias relevantes a su área de especialización profesional. Grandes corporaciones consideran de interés, la reducción de costes derivada de la aplicación masiva de esta práctica, y ya están desarrollando sus propios MOOCs, para acelerar el aprendizaje en ciertas disciplinas profesionales, y como complemento a los procesos de inducción de nuevos colaboradores a la empresa.

También es de interés la aplicación de dinámicas de gamificación a la formación de personas, como otra vía para acelerar el proceso de aprendizaje en equipos de alto rendimiento.

La aplicación productiva de nuevos enfoques formativos requiere de decidido compromiso directivo, para garantizar el acceso ubicuo en ambientes colaborativos de trabajo, a los múltiples recursos didácticos que conforman la inteligencia colectiva de la empresa centrada en el conocimiento.

Ver: La irrupción de "tecnologías inteligentes" determinará la próxima reinvención de RRHH

7. Gestionando el compromiso con proyectos de Responsabilidad Social Empresarial

Las organizaciones de éxito están conformadas por personas comprometidas con la misión, visión y valores empresariales. Son personas trabajando en proyectos de gran significación, cuya orientación se basa en la satisfacción y el deleite de personas, que desde sus roles de clientes, proveedores e inversionistas integran el espacio de influencia de la empresa.

La gestión de la Responsabilidad Social Empresarial cuando goza del aporte y compromiso de directivos y líderes empresariales de gran influencia, y es congruente con valores empresariales íntegramente comunicados y conocidos, funge como motivo de inspiración para colaboradores solidarios con acciones de corte social, y de positivo impacto para comunidades y grupos de interés vinculados a la empresa.

La participación voluntaria de colaboradores en proyectos de responsabilidad social empresarial, fortalece su compromiso y sentido de pertenencia hacia una empresa socialmente responsable, respecto a la cual sienten justificado y genuino orgullo.

Ver: De la satisfacción laboral al compromiso del colaborador a la empresa. No es una sutil diferencia

8. La gestión de la diversidad como ventaja competitiva

La productividad de equipos de alto rendimiento asignados a ecosistemas de innovación, se nutre de la diversidad y el contraste de ideas de personas que acreditan diferentes experiencias profesionales; pertenecen a distintas generaciones; tienen variadas historias formativas; trabajan en diversas funciones; y están dedicadas a múltiples áreas de especialización.

De particular interés para potenciar la gestión del talento en la empresa centrada en el conocimiento, es lograr la conciliación de las diferencias en enfoques e intereses, entre profesionales jóvenes o nativos digitales, y profesionales maduros, con valiosa experiencia en la ejecución de procesos operacionales y de negocios.

En entornos laborales mediados por redes sociales y aplicativos de colaboración, se promueven prácticas de mentoring inverso, donde profesionales más jóvenes comparten su talento como usuarios de redes sociales y aplicativos de colaboración, con profesionales de mayor edad, carentes de una sustantiva cultura digital. Los profesionales de mayor experiencia, ejercen su influencia y hacen uso de su experiencia para motivar y capacitar al talento más joven, en la alineación de las actividades inherentes a su rol, con las premisas que justifican la ejecución de la estrategia empresarial.

Ver: Prácticas anacrónicas de RRHH inhiben la gestión de la innovación como ventaja competitiva

9. Rompiendo el ciclo vicioso de la clásica evaluación de desempeño

La evaluación tradicional de desempeño basada en objetivos previamente acordados, que es desarrollada en ciclos anuales y semestrales, que refuerza la relación basada en dinámicas de mando y control del evaluador hacia su subordinado, y es ajustada por factores estadísticos vinculados a la asignación de un incremento en la retribución, de acuerdo a la posición en una curva de distribución normal, flaco favor hace para promover el desarrollo integral del talento que la empresa necesita, para alcanzar sus objetivos operacionales, de mercado y de negocios.

En ambientes laborales que promueven la colaboración y el trabajo en equipo, las suites de gestión de talento se complementan con la red social interna, para desarrollar evaluaciones integrales que incluyen tanto factores de desempeño como de competencias vinculados al rol. Puede evaluarse la ejecución tanto individual como por equipos y proyectos, en configuraciones de 180 y de 360 grados, que incorporan a líderes, pares, subordinados, clientes y/o proveedores.

Un criterio innovador de evaluación está basado e Fuente Artículo

Es Noticia, Líder inspirador: Las 6 grandes tareas que generan inspiración y motivación. - 12/12/2013 11:30:33

" El líder inspirador I.
Por Isabel Carrasco.
Hablemos de Liderazgo.

Hay una competencia del liderazgo que merece atención especial ya que se asocia con mayor frecuencia a los más altos niveles de implicación de los empleados. Esta competencia es: ""Inspirar y motivar a los demás para conseguir un alto rendimiento y obtener resultados excepcionales"".

Para poder inspirar y motivar el líder debe:

I. Fijar objetivos ambiciosos

Cuando las personas describen una experiencia extraordinaria en el trabajo, la mayor parte de las veces esta experiencia contenía un objetivo complicado que suponía un gran desafío. Durante estas experiencias las personas se sienten con confianza, seguros de sí mismos, positivos y entusiastas.

Si se quiere que las personas se sientan satisfechas hay que darles trabajos que supongan un reto y en los cuales puedan cosechar éxitos. Los líderes que puedan conseguir que los miembros de su equipo acepten tareas difíciles, que supongan un reto y que puedan ser llevadas a cabo tendrán pronto un equipo de personas satisfechas y productivas.

Los líderes inspiradores creen que la organización es capaz de producir a un nivel más alto que el que se da en la actualidad. Las investigaciones de John Zenger revelan algunas acciones específicas que emprenden los líderes para establecer objetivos ambiciosos.

1. Coraje y voluntad de asumir riesgos: establecer objetivos ambiciosos nunca será fácil y nunca se podrá hacer sin riesgo.

2. Mostrar seguridad para que los miembros del equipo acepten la nueva realidad: las personas determinan sus propias limitaciones y expectativas. los líderes que trabajan con un equipo con el propósito de que sus componentes acepten un objetivo ambicioso tienen que llevar a cabo este proyecto con mucha energía y entrega.

3. La implicación es la clave para elevar el listón: el consejo americano de productividad informa que tan sólo un 2,5 por ciento de las empresas examinadas creían que los cambios iniciados por sus directivos eran la fuente más importante de mejora en la productividad, pero un 62 por ciento identificaban a sus empleados como la fuente más importante de ideas.
Una de las contribuciones importantes de un líder es ampliar la noción que tiene el subordinado sobre lo que se puede llegar a conseguir y cómo se puede hacer. Un principio importante del liderazgo es que el líder debería tener muy claro el resultado que se espera , pero debe dejar mucho espacio para el empleado en términos de cómo hay que llevar a cabo la tarea.

4. Los objetivos deben ser realistas y el líder debe procurar eliminar barreras que puedan surgir como una burocracia excesiva.

5. La clave para conseguir objetivos ambiciosos es darles continuidad . Una de las quejas más frecuentes de los profesionales es que las prioridades cambian constantemente. Todo el mundo necesita una línea divisoria clara sobre qué trabajo es crítico y cuál es de baja prioridad.

6. Comparar la empresa con otras de gran eficiencia

7. Identificar a los más eficientes de la empresa y reconocerles y recompensarles.

8. Utilizar dinámica de equipo y apoyar al equipo para obtener objetivos ambiciosos: muchos líderes han descubierto que hacer que el grupo establezca sus objetivos de forma colectiva puede ser una técnica poderosa. Los miembros pueden lanzar objetivos potenciales que el líder propondría con mucha cautela, pero el hecho que el objetivo provenga de uno de los miembros del equipo hace que sea infinitamente más atractivo.
Las personas apoyan las decisiones en las que se contó con su colaboración para tomarlas. Cuando el equipo tiene una parte activa en el proceso de decisión, todos sus miembros se comprometen en mayor grado en hacer que se lleven a cabo con éxito y se hacen mutuamente responsables de hacer lo necesario para llegar al objetivo que se ha fijado colectivamente.

9. Mejorar los procesos y suprimir burocracia: otra técnica que usan los líderes para elevar el listón es retar al equipo a racionalizar los procesos que usan.

10. Celebración y recompensa por haber conseguido los objetivos

II. Establecer una visión y dirección

Los líderes inspiradores sobresalen estableciendo una visión y proporcionando una dirección clara para las personas que les rodean.

1.- El proceso de establecer una visión y dirección claras puede pasar por las siguientes etapas:

El líder orquesta un proceso que crea una visión concisa, convincente y clara para la organización.
Esta visión combina una afirmación firme de los principios que guían a la organización con una imagen muy nítida de dónde aspira estar los próximos años.
Con esta visión claramente formulada se puede establecer una trayectoria clara entre el trabajo de cada empleado y hacia dónde quiere ir la empresa.
Todos los sistemas e iniciativas pueden organizarse coherentemente alrededor de la visión.

2.- Pasos para establecer una visión y estrategia claras

Poner en marcha un proceso con el que definir un plan implicando al equipo
Asegurarse de que la visión capta los principios importantes y da una imagen muy nítida de lo que la organización quiere ser. las cualidades más importantes son que sea: clara, convincente, concreta, sucinta, atractiva y visceral
Conectar la visión para cada equipo y persona, definiendo lo que deben hacer para alcanzarla
Clarificar qué camino no tomar: las personas deben saber lo que no hay que hacer
Organizar los sistemas de acuerdo con la visión
Comunicar de modo consistente y continuo la visión y la estrategia
Diseñar tácticas operativas consistentes con la visión y estrategia
Implementar cambios audaces necesarios para hacer realidad la visión
Conocer lo que ocurre fuera de la organización y sobre cuáles son las nuevas tendencias
Planificar los contratiempos potenciales: los líderes deben dedicar un tiempo a anticiparse a los posibles problemas y a buscar soluciones potenciales

III. Comunicar poderosamente

Las siguientes son claves para una comunicación inspiradora:

Buscar oportunidades para comunicar.

Aumentar el volumen y la frecuencia: el proceso de comunicación implica el intercambio de información, ideas o percepciones. El nivel de compromiso de las personas se ve afectado por cómo se les trata y uno de los elementos clave de ese trato está condicionado por la información que reciben. las personas puede que no necesiten saber pero desean saber.
Saber les da una sensación de pertenencia e inclusión en la organización. Sienten que se confía en ellos. Si una organización quiere crear unidad y cohesión en su cultura , entonces tiene que compartir información de un modo más amplio.
Max de Pree hablaba de la necesidad de la comunicación generosa que tiene el efecto positivo de que todos están en condiciones de tomar decisiones más inteligentes cuando aparecen cuestiones importantes.

Abordar las cuestiones importantes.

Comunicación positiva y alentadora, nunca negativa. La proporción de comentarios positivos sobre los negativos en los equipos más efectivos es de 5 a 1. Hay momentos y situaciones en que es necesario expresar mensajes más críticos pero se aceptan mucho mejor si ha habido una preponderancia de mensajes positivos con anterioridad a los negativos.

Formular más preguntas y dar menos órdenes.

Compartir el protagonismo: los líderes en organizaciones de alto rendimiento emiten aproximadamente el mismo número de comentarios sobre otras personas que sobre sí mismos.

Ponerse en el lugar de quien le escucha. El líder inspirador piensa en su audiencia.

La comunicación debe ser de abajo arriba y de arriba a abajo.

Utilizar múltiples técnicas y oportunidades de comunicación: diálogo uno a unos teniendo en cuenta la especificidad de cada individuo, asistencia a reuniones como un participante más,...

Dirigir las reuniones y aprovechar para comunicar mensajes importantes. Una táctica muy útil para mejorar la comunicación en las reuniones es que los líderes formulen preguntas que transmitan la expectativa de que todos los individuos tienen la oportunidad de intervenir en todas las cuestiones antes de que los lideres expresen su visión personal. Las presentaciones deben ser interesantes, relevantes y organizadas de forma que la audiencia pueda comprenderlas.

Contar historias relevantes.

Mantener un ritmo vivo y comunicar con pasión y entusiasmo. las personas responden mejor a la pasión y emoción.

IV. Desarrollar a las personas

Los líderes que crean experiencias de desarrollo positivas para los miembros de su equipo son los que conseguirán con más facilidad un equipo inspirado y motivado. A la inversa, cuando ven un trabajo sólo como un trabajo, sin que puedan aprender nada o desarrollarse es mucho más difícil que el trabajo les resulte inspirador.

Cuando el líder crea un clima de aprendizaje el resultado es la mejora continua por parte de la organización. Algunos líderes creen que una de sus mejores oportunidades y responsabilidades es ayudar a las personas a aprender. Buscan tiempo para que las personas asistan a seminarios relevantes y se comprometan con actividades que les ayuden a desarrollarse, asignan presupuestos generosos para actividades de formación y dedican tiempo en las reuniones a discutir qué se ha aprendido de cada proyecto importante.

El líder inspirador para ayudar a los demás a desarrollarse :

Ejerce de coach.

Proporciona feedback aplicable que puede ser general o preciso y sencillo.

Delega de manera que contribuya al desarrollo de las personas. Para ello debe dejar claro en qué consiste la tarea y cómo puede contribuir al desarrollo de la persona, por qué el líder ha delegado esa tarea, por qué el líder ha escogido a esa persona o grupo, cuál es el resultado esperado, cómo quiere el líder que se le mantenga informado y las consecuencias que traerá el proyecto.

Estructura el trabajo teniendo el desarrollo como uno de sus objetivos, para ello hay que conseguir que los puestos de trabajo supongan algún tipo de reto, responsabilidad y variedad que permita que las personas crezcan de la manera que quieran.

Facilita el acceso a experiencias de desarrollo: clases, cursos, viajes, visitas a empresas.


V. Ser colaborador y buen jugador de equipo

Los líderes inspiradores son personas orientadas al trabajo en equipo. Colocan al equipo por delante de los individuos y hablan de éxitos actuales y pasados conseguidos gracias al esfuerzo del equipo y no por el trabajo de una persona y menos por ellos mismos. Cuando se habla del futuro estos líderes constantemente hablan de la necesidad de aumentar la colaboración y el trabajo en equipo.

Una de las experiencias más frustrantes que describen los empleados es tener prohibido cooperar con otro grupo dentro de la empresa. Para la mayoría de las personas formar parte de un equipo engendra energía y entusiasmo, incluso para los que parecen muy independientes y tienden a trabajar en solitario.

Para fomentar el espíritu de equipo y la colaboración el líder debe:

Minimizar la competición. La colaboración siempre supera a la competición. Entre otras razones porque el éxito en el mundo de hoy exige compartir la información y los recursos. La competición desgasta y destruye, engendra sospechas y hostilidad que a su vez, provoca que no se compartan ni la información ni los recursos. Si se utiliza la competición debe ser con moderación y de corta duración y al terminar se debe reunir a los equipos para celebrarlo.

Hacer que los equipos sean la base de la organización. Las organizaciones actuales, con su dimensión global y un conjunto de actividades muy complejo pueden funcionar gracias a la tecnología de la información que hace que las compañías pongan a disposición de miles de personas información simultáneamente sin distinción de su ubicación geográfica y al innovador uso de los equipos, apoyándose en las personas para usar sus conocimientos, juicios, habilidades y creatividad colectivos para llevar a cabo una variedad de trabajos en colaboración con sus colegas.
Los equipos no sirven en todas circunstancias pero cuando la situación es la adecuada ofrecen muchos beneficios para la organización: la información fluye más fácilmente, la coordinación entre individuos da pie a menos fisuras y es más fácil, las decisiones se toman con más rapidez y todos los implicados se sienten más propietarios de los resultados porque tienen una voz fuerte en las decisiones.
El temor que muchos tienen sobre el concepto de equipos es que la responsabilidad personal se vea disminuida. En los equipos efectivos los componentes del mismo sienten una gran responsabilidad personal por la producción de todo el equipo, existe un sentimiento de grupo de responsabilidad por todo.

Recompensar el esfuerzo y los logros del equipo.

Eliminar las barreras que existen entre los equipos.

Resolver los conflictos con rapidez. Las organizaciones tienen problemas cuando los conflictos degeneran y los líderes ignoran la situación. Para ello se deben encontrar puntos comunes de acuerdo, ayudar a las personas a distanciarse de su posición de partida y a centrarse en identificar los intereses de las partes en conflicto, crear opciones que beneficien a ambas partes y acordar los criterios que se van a usar para resolver el conflicto.

Involucrar a las personas correctas en la toma de decisiones. Los equipos de éxito necesitan un proceso muy disciplinado para tomar decisiones. Necesita estar de acuerdo de antemano sobre cómo tomarán las decisiones importantes. Este proceso define cómo se identifican las decisiones claves, cómo se recopila la información, quiénes formarán parte y el proceso por el que se llegará a una decisión.

Crear un ambiente integrador. Los líderes deben colocar el bienestar del grupo por encima del de cualquier individuo. Sin embargo, paralelamente tienen que tener en cuenta los grandes beneficios que provienen de preocuparse por cada individuo del grupo. Un equipo unido proporciona una de las influencias más altas para rendir al más alto nivel.

Construir una cultura a través de la colaboración y el trabajo en equipo.

VI. Incentivar la innovación

La innovación está conectada con la inspiración. Una de las habilidades del líder inspirador es la de reconocer cuando el cambio es necesario. Los líderes inspiradores deben :

Crear un ambiente de trabajo y una cultura dinámica. El clima en el que se promueve el cambio, se esperan innovaciones y las cosas no están totalmente reglamentadas es mucho más inspirador para casi todas las personas.

Fomentar que la innovación tenga lugar a todos los niveles y funciones. Cuando se crea el ambiente adecuado y se combina con la expectación de que todo el mundo contribuirá con el proceso de innovación entonces aparece un flujo continuo y regular de buenas ideas para nuevos proyectos, servicios,...

Los líderes consiguen incentivar la innovación:

Mostrando un enfoque positivo hacia las nuevas ideas, teniendo en cuenta que si no tienen sentido deben ser descartadas.

Eliminando barreras(existentes y potenciales) ante las sugerencias y propuestas de formas de mejorar el trabajo.

Alentando la innovación abiertamente, mandando señales claras de que es receptivo a las nuevas ideas. Algunos líderes se resisten a esto porque piensan que las buenas ideas vienen sólo de los directivos, subestimando seriamente la capacidad del grupo que está por debajo de ellos. Esto proviene de tener escasa interacción con las personas del grupo y por no darles funciones en las que puedan demostrar lo que pueden hacer.
Los mejores líderes buscan las ideas que vienen de abajo, identifican las que tienen más mérito y las institucionalizan.

Creando foros en los que las ideas innovadoras puedan discutirse y apreciarse, valorando positivamente no sólo las ideas que son aceptadas, sino también las que se pospusieron o descartaron e implicando a las partes interesadas y que se pueden ver afectadas por los cambios propuestos.

Estableciendo procesos que favorezcan la innovación.

Manteniendo una actitud positiva ante las nuevas ideas, no empezando nuca con la enumeración de todos los inconvenientes y problemas potenciales.

Animando al grupo a estar actualizado y a identificar nuevas tendencias.

Visitando y hablando con los clientes. Los productos y servicios innovadores con frecuencia tiene su origen y sugerencias de los clientes.

Creando acontecimientos centrados en la innovación.

Teniendo el valor de hacer grandes cambios.

No debemos olvidar que el deseo de innovar se encuentra profundamente incrustado en nuestro carácter fundamental. Cuando se niega sentimos frustración y pérdida. Cuando se promueve nos sentimos muy gratificados y llenos de energía

Publicado por Isabel Carrasco en 09:05

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Que opina usted? Repensar el management: 6 ingredientes de la receta para el cambio. - 08/12/2013 11:12:17

" Repensar el management. Receta para el cambio.
Por Isabel Carrasco.
Hablemos de Liderazgo.

Therese S. Kinal, cofundadora y directora de la consultora Unleash, en el boletín de London Business School correspondiente al mes de noviembre plantea que con el aumento de la complejidad y la ambigüedad en la sociedad actual, tanto los profesionales como los clientes de las organizaciones demandan un mayor compromiso, transparencia y responsabilidad, por lo que ha llegado la hora de repensar el management.

Destaca que los datos derivados de distintas investigaciones parecen avalar que se siguen utilizando prácticas pasadas de moda y que impiden que los profesionales utilicen todo su potencial, como lo demuestra el hecho de que el 65% de las personas no se encuentren felices en el trabajo, sólo un 14% comprenda la estrategia de sus organizaciones y que un 75% cambiaría de empresa.

La fuerza laboral ha experimentado cambios en los últimos años (en 1950 un 29% eran mujeres y en 2011ya representaban un 47%) y presenta cada vez más mayor diversidad de edades (con el aumento de la edad de jubilación se estima que el porcentaje de mayores de 55 años se incrementará del 1% en el año 2000 a un 20% en los próximos 30-40 años. En el momento actual, también, el profesional medio está cambiando de trabajo cada 4.4 años, con lo que tiene que estar aprendiendo y reinventándose continuamente.

Las predicciones apuntan a que el 65% de los niños que están actualmente en edad escolar trabajaran en empleos que no se han inventado todavía. La globalización y los avances tecnológicos continuos están modificando, también, nuestra forma de trabajar.

En este nuevo entorno es la habilidad de actuar y adaptarse a los cambios constantes lo que separará a las organizaciones del futuro triunfantes del resto. Tenemos que aceptar que lo que funcionó en el pasado puede ser que ya no sea suficiente en la actualidad. El management tradicional es bueno si queremos docilidad pero si buscamos innovación y crecimiento tenemos que comprometer a los profesionales en un nuevo nivel.

Según la autora, lo anteriormente expuesto, presenta un reto a nuestra forma de pensar y dirigir. Las organizaciones del futuro no se gestionarán por consenso ni de arriba abajo, no serán dictaduras ni anarquías, ni se ocuparán exclusivamente de aumentar su valor para los accionistas o de que sus profesionales sean felices.

Los líderes del futuro son conscientes de que todos estos aspectos tienen que ir unidos y que contar con una fuerza de trabajo productiva y feliz va ligado a crear un entorno laboral que ofrezca sentido, reto, autonomía y posibilidades de aprendizaje y desarrollo profesional.

Una investigación realizada en London Business School, por ejemplo, encontró que como respuesta a la pregunta sobre los factores que más valoraban los profesionales en su trabajo, la remuneración ocupaba el séptimo lugar de importancia tras factores como trabajar con buenos compañeros o independencia.

Las organizaciones del futuro tienen que funcionar como sistemas vivos que están interconectados, son interdependientes y capaces de responder a entornos constantemente cambiantes. El rol del líder se debe centrar en inspirar grandeza, no en controlar. Su enfoque hacia la resolución de problemas y a la innovación debe ser participativo, no de arriba abajo. La co-creación, el manejo de la ambigüedad y la incertidumbre y las redes profesionales no jerárquicas son claves para conseguirlo.

Repensar el management no consiste en seguir la última moda o tendencia, presentar con un nuevo envoltorio un antiguo concepto o ignorar todo el trabajo bien hecho en este campo hasta la fecha, sino en plantearnos cuáles son las necesidades reales de nuestros grupos de interés, en el momento actual y en el futuro.

Para lograrlo Therese Kinal propone un enfoque adaptativo y participativo que llama "Dar rienda suelta" (unleashing) que se fundamenta en sus investigaciones y experiencias tras trabajar ayudando, durante la pasada década, a numerosas organizaciones a solucionar sus problemas, innovar y crecer. Éste consiste en una RECETA PARA EL CAMBIO:

Ingrediente 1.- Existencia de un problema real, acuciante y complejo.

El cambio ocurre cuando un equipo experimenta un proceso de transformación que requiere compromiso personal, colaboración y aprendizaje intensivo. Hay que escoger problemas que sean críticos para conseguir un éxito estratégico.

El equipo debe recibir la instrucción de que debe resolver el problema. Esto no significa necesariamente que se le conceda carta blanca para actuar, sino que tienen libertad para innovar y crear dentro de unos límites previamente acordados.

Ingrediente 2: Un equipo diverso con la mezcla apropiada de habilidades e influencia.

El cambio requiere diversidad de pensamiento. Un buen punto de arranque consiste en la selección de un subconjunto de todos los potenciales subgrupos que están implicados en la creación del cambio. El objetivo de este equipo sería doble:

a).- Encontrar nuevos puntos de vista y soluciones rompedoras a través de un proceso de co-creación.
b).- Convertirse en agentes de cambio que sean capaces de trasladar el cambio a sus departamentos y a la organización en su conjunto.

Es importante seleccionar un equipo con la adecuada mezcla de habilidades, experiencia e influencia. El cambio tiene más éxito si se seleccionan miembros que:

1.- Hayan participado en proyectos estratégicos.
2.- Sean expertos en distintas áreas técnicas relevantes.
3.- Tengan influencia y el respeto de sus compañeros.
4.- Representen distintas visiones políticas y estratégicas.
5.- Se centren en la mejora de la organización y en crear valor para los clientes, tanto internos como externos y no exclusivamente en su propia progresión profesional.

Ingrediente 3.- Aprendizaje a través de la acción.

Concediendo prioridad a la acción a través de la creación de experiencias piloto, prototipos y otros mecanismos de testar los nuevos procesos, productos o servicios.

Ingrediente 4.- Travesía de turbulencias y conflictos.

Mientras el equipo aborda los problemas complejos y acuciantes a través de la exploración y la acción se verá sometido a distintas turbulencias y conflictos. Esta es una fase crucial de un proceso de cambio y necesita ser liderada por un experto.

Si no se gestiona correctamente el conflicto puede afectar de forma significativa a la productividad, la moral y los resultados. Si se maneja adecuadamente por el contrario se producirá una mayor cohesión del equipo y sus miembros tendrán un mejor conocimiento de las fortalezas y debilidades de sus integrantes.

Ingrediente 5.- Co-creación sinérgica.

Diversas investigaciones sugieren que un equipo suele obtener un desempeño peor que el equivalente a la suma de las contribuciones individuales de sus miembros, o lo que es lo mismo: 1+1< 2. Este fenómeno se produce por la influencia del pensamiento grupal, la conformidad grupal, los conflictos intragrupo, la polarización del grupo, la ilusión de unanimidad y la tendencia a priorizar el consenso sobre la innovación.

Para evitar estas trampas comunes es importante comprender la diferencia entre el trabajo en equipo tradicional y la co-creación sinérgica: 1+1= 3. En ésta última se requiere que los miembros del equipo mantengan una mente abierta, acepten las ideas de los demás y que construyan sobre y cuestionen sus propias ideas, contribuyendo a crear una cultura de cohesión y colaboración.

Ingrediente 6.- El coach.

Su papel consiste en trabajar "codo con codo" con el equipo, encauzando el camino del cambio, cuestionando las ideas, facilitando perspectiva externa y asegurando que el equipo es capaz de crear las soluciones rompedoras e innovadoras a las que aspiran sus miembros.

Publicado por Isabel Carrasco en 20:59
miércoles, 4 de diciembre de 2013

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Noticia, Las 11 competencias básicas para formar la actitud y aptitud emprendedoras. - 10/10/2013 14:26:43

" ¿Cómo es la gente con iniciativa? (post-376).
Por Amalio Rey.
Blog de Amalio Rey.

Como algunos sabéis, llevo ya algunos añitos colaborando con educadores, equipos universitarios y programas de promoción de emprendedores en el fomento de la iniciativa personal de los jóvenes, y también del personal investigador o académico. Por cierto, es de los trabajos que más me gusta hacer.

Entre las experiencias que he tenido en esa área, quiero comentar la oportunidad que me dio Julieta Barrenechea en junio de este año de trabajar durante 3 días en San Sebastián con el equipo del proyecto IKD-GAZtE de la Universidad del País Vasco para rediseñar y prototipar un nuevo modulo educativo de fomento de la iniciativa personal (IKD) para los estudiantes de ese centro académico.

En los talleres que organizamos (ver imágenes) con el equipo de estudiantes-facilitadores de IKD y algunos profesores, se dedicó bastante tiempo a definir qué atributos o competencias habría que desarrollar en los jóvenes para que adquieran realmente un "sentido de la iniciativa personal". Allí nos dimos cuenta que, a pesar de los muchos avances que el programa había conseguido en su primer año-piloto, no teníamos todavía un marco de competencias suficientemente estructurado y definido, para poder a partir de él diseñar dinámicas formativas que contribuyeran a desarrollar esas capacidades.

Teníamos que saber primero qué buscábamos, y eso era algo que no estaba del todo claro (al menos conceptualmente), así que nos pusimos manos a la obra para identificar un conjunto de competencias que:

no se solaparan entre sí, o sea, que cada una aportara cosas distintas,
fueran concretas y permitieran el diseño de lógicas educativas para fomentarlas,
el conjunto agregado de esos atributos diera como resultado una mejora global significativa de eso que llamamos "sentido de la iniciativa personal", y que es una consigna que me gusta mucho más que la de "fomentar emprendedores" porque al ser más abarcadora la incluye, y porque evita el reduccionismo tan de moda de creer que sólo interesa formar a los jóvenes como promotores de empresas, algo que es loable y necesario, pero que es sólo uno de los muchos caminos por los que se puede canalizar el sentido de la iniciativa.

Los resultados de esos talleres de Junio fueron muy interesantes, y salimos con la sensación de que habíamos avanzado mucho. Después he seguido trabajando por mi cuenta en ese modelo, afinando atributos y repensando posibles redundancias, lo que dio como resultado provisional el listado de competencias que presento aquí.

Lo he dividido en dos partes porque creo que no es lo mismo "querer hacer" algo, que "poder hacerlo". Lo primero tiene que ver con la aCtitud, es de naturaleza volitivo-cultural; mientras que lo segundo es una cuestión de aPtitud, de saber cómo conseguirlo.

Tuvimos un debate sobre esto, y me di cuenta que si bien la "iniciativa personal" parece tener mucho más que ver con una predisposición, o sea, con una aCtitud o vocación (que puede ser innata y/o adquirida socialmente); también hay una parte de aPtitud, porque si "quieres" hacer algo y ves que no "puedes" por no saber hacerlo, entonces esa frustración continuada puede terminar socavando la buena predisposición inicial.

Así que, como lo veo ahora, necesitamos desarrollar competencias que ayuden a "iniciar con determinación" proyectos propios, pero también a dominar capacidades mínimas para gestionarlos con un grado razonable de probabilidad de éxito.

ACTITUD ("querer hacerlo"):

1. Autonomía y pensamiento crítico (cuestionarse las cosas):

Espíritu inconformista. Adquirir la costumbre de cuestionarse las cosas para poder cambiarlas: "Esto se puede cambiar", "Las razones que me han dado para que esto sea así, no me convencen". Preguntarse "¿Y por qué no?". Huir del "borreguismo" y del "group-think".

Aprender a tomar decisiones de forma autónoma. Pensar primero en lo deseable, y sólo después en lo posible. Tener criterio y capacidad de filtrado, para separar la paja del trigo. No dejarse deslumbrar por la Marquitis. Un punto clave aquí es aprender a decidir de forma autónoma (a partir de referencias propias, y no de un guión predeterminado), una habilidad que conecta con la siguiente competencia.

2. Capacidad ejecutiva y vocación de acción (ser expeditivos):

"Just do it". Pasar a la acción transformando ideas en proyectos con rapidez, incluso cuando se carece de apoyos. Cultura de Prototipado, de Acción-Reflexión-Acción, en vez que pretender el Plan-Perfecto. Habilidades de la Cultura-Lean.

3. Constancia, perseverancia (ser pacientes para llegar lejos):

Tenacidad. Mantener el foco. Sentido de la responsabilidad y el compromiso con los proyectos. Apostar por el largo plazo evitando "lo vaporoso". Cultura del esfuerzo: cultivarse y crecer en el trabajo duro. No temer al Poder (o mejor, saber gestionar ese miedo). Entender que la "destrucción creativa" subyace en todos los procesos de innovación auténtica, y que por tanto siempre habrán resistencias. Por cierto, esta es una competencia en la que se trabaja muy poco de forma explícita en los programas de formación que conozco, y que quizás sea la más importante de todas.

4. Tolerancia al error (asumir con más naturalidad los errores):

Entender los errores como una oportunidad de aprendizaje dentro de un proceso de iteración infinito. Esto no va de glorificar el error (una retórica tan de moda en estos días), sino de juzgarlo en su justa medida, con sus costes y beneficios. Se trata, en definitiva, de desarrollar habilidades de "buenos gestores del riesgo", para entender que pueden haber "errores inteligentes" y que la gente-con-iniciativa comete, por definición, una buena dosis de fallos.

5. Flexibilidad y apertura (aprender a aprender):

Muscular la curiosidad y la apertura de mente para abrirse a las oportunidades. Esa flexibilidad consiste en vivir en un constante equilibrio inestable entre firmeza y humildad, lo viejo y lo nuevo, aprender y desaprender, hablar y escuchar, y también en saber gestionar/compartir el nuevo conocimiento.

APTITUD ("saber hacerlo")

6. Creatividad:

Aprendizaje de técnicas y habilidades que ayuden a pensar fuera-de-la-caja. OJO, este atributo es importante, pero está sobrevalorado. Muchos programas de formación se obsesionan con esto pero descuidan otras competencias (p.ej. la perseverancia) porque no saben distinguir entre "creatividad" e "innovación". Forman "gente creativa" pero no "innovadora".

7. Empatía:

La creatividad necesita de la empatía como factor de equilibrio. Ambas se complementan porque apuntan a direcciones distintas. Además de saber volar, de liberar la imaginación, es importante aprender a ser sensibles y empáticos con "los otros". Esto incluye la capacidad de detectar necesidades latentes y entrenar una cierta "mirada antropológica" o lo que hoy llaman "Enfoque-de-usuario". Metodologías como el Design Thinking ayudan mucho a esto.

8. Trabajo en equipo:

Aprender a colaborar es fundamental para superar hoy cualquier desafío innovador. Para eso hay que saber gestionar la diversidad, y canalizar constructivamente las emociones. La gente con iniciativa que consigue lo que se propone suele manejarse bien como "conectora" entre diferentes. Además, suelen ser personas que han aprendido a ser generosas y humildes.

9. Capacidad de agregación y síntesis:

Esto es más importante de lo que parece, y suele ser también un atributo descuidado. Saber agregar y sintetizar ideas/conceptos ayuda mucho a atenuar la dispersión creativa en la que suele caer la gente con (exceso de) iniciativa. Hoy tiene un valor enorme aprender a descubrir patrones dentro del caos informacional que existe, y esa capacidad de filtro se entrena.

10. Tolerancia a la ambigüedad:

Esta competencia es de las más difíciles de desarrollar (claro, más para unos que para otros). Consiste en aprender a aceptar y a asumir la complejidad, a comprender que hay espacios de incertidumbre con los que hay que aprender a convivir. Renunciar a la obsesión por el control en ciertos ámbitos y asumir lo desconocido como una fuente de curiosidad y no de estrés, es una habilidad muy preciada para llevar los proyectos a buen puerto.

11. Poder de persuasión:

Por muy buenas que sean las ideas, si no se saben comunicar, va a ser difícil convertirlas en buenos proyectos. Por eso la gente con iniciativa sabe "vender" sus ideas, son buenos storytellers en el mejor sentido del término. Es lógico que así sea porque todo proyecto necesita de un equipo que lo impulse, y a veces la masa crítica que lo hace viable significa multitudes de personas, así que la capacidad de persuadir y seducir es una competencia que termina siendo determinante.

En fin, creo que este esquema puede ser útil para diseñar programas de formación / sensibilización de (futuros) emprendedores y para el fomento de "habilidades innovadoras" tanto en funcionarios públicos como en trabajadores de empresas privadas. Y lo que me parece más interesante es la posibilidad de diseñar dinámicas formativas del tipo "learning-by-doing" para desarrollar de forma específica cada una de esas competencias.

Teniendo más claro lo que buscamos, adecuadamente "mapeado", es más fácil recrear ejercicios que nos ayuden a conseguirlo. Es un tema que me interesa mucho seguir trabajando, y del que seguramente seguiré escribiendo aquí.

By Amalio Rey on 10/02/2013

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Noticia, Las 11 competencias básicas necesarias para formar la actitud emprendedora. - 10/10/2013 14:24:14

" ¿Cómo es la gente con iniciativa? (post-376).
Por Amalio Rey.
Blog de Amalio Rey.

Como algunos sabéis, llevo ya algunos añitos colaborando con educadores, equipos universitarios y programas de promoción de emprendedores en el fomento de la iniciativa personal de los jóvenes, y también del personal investigador o académico. Por cierto, es de los trabajos que más me gusta hacer.

Entre las experiencias que he tenido en esa área, quiero comentar la oportunidad que me dio Julieta Barrenechea en junio de este año de trabajar durante 3 días en San Sebastián con el equipo del proyecto IKD-GAZtE de la Universidad del País Vasco para rediseñar y prototipar un nuevo modulo educativo de fomento de la iniciativa personal (IKD) para los estudiantes de ese centro académico.

En los talleres que organizamos (ver imágenes) con el equipo de estudiantes-facilitadores de IKD y algunos profesores, se dedicó bastante tiempo a definir qué atributos o competencias habría que desarrollar en los jóvenes para que adquieran realmente un "sentido de la iniciativa personal". Allí nos dimos cuenta que, a pesar de los muchos avances que el programa había conseguido en su primer año-piloto, no teníamos todavía un marco de competencias suficientemente estructurado y definido, para poder a partir de él diseñar dinámicas formativas que contribuyeran a desarrollar esas capacidades.

Teníamos que saber primero qué buscábamos, y eso era algo que no estaba del todo claro (al menos conceptualmente), así que nos pusimos manos a la obra para identificar un conjunto de competencias que:

no se solaparan entre sí, o sea, que cada una aportara cosas distintas,
fueran concretas y permitieran el diseño de lógicas educativas para fomentarlas,
el conjunto agregado de esos atributos diera como resultado una mejora global significativa de eso que llamamos "sentido de la iniciativa personal", y que es una consigna que me gusta mucho más que la de "fomentar emprendedores" porque al ser más abarcadora la incluye, y porque evita el reduccionismo tan de moda de creer que sólo interesa formar a los jóvenes como promotores de empresas, algo que es loable y necesario, pero que es sólo uno de los muchos caminos por los que se puede canalizar el sentido de la iniciativa.

Los resultados de esos talleres de Junio fueron muy interesantes, y salimos con la sensación de que habíamos avanzado mucho. Después he seguido trabajando por mi cuenta en ese modelo, afinando atributos y repensando posibles redundancias, lo que dio como resultado provisional el listado de competencias que presento aquí.

Lo he dividido en dos partes porque creo que no es lo mismo "querer hacer" algo, que "poder hacerlo". Lo primero tiene que ver con la aCtitud, es de naturaleza volitivo-cultural; mientras que lo segundo es una cuestión de aPtitud, de saber cómo conseguirlo.

Tuvimos un debate sobre esto, y me di cuenta que si bien la "iniciativa personal" parece tener mucho más que ver con una predisposición, o sea, con una aCtitud o vocación (que puede ser innata y/o adquirida socialmente); también hay una parte de aPtitud, porque si "quieres" hacer algo y ves que no "puedes" por no saber hacerlo, entonces esa frustración continuada puede terminar socavando la buena predisposición inicial.

Así que, como lo veo ahora, necesitamos desarrollar competencias que ayuden a "iniciar con determinación" proyectos propios, pero también a dominar capacidades mínimas para gestionarlos con un grado razonable de probabilidad de éxito.

ACTITUD ("querer hacerlo"):

1. Autonomía y pensamiento crítico (cuestionarse las cosas):

Espíritu inconformista. Adquirir la costumbre de cuestionarse las cosas para poder cambiarlas: "Esto se puede cambiar", "Las razones que me han dado para que esto sea así, no me convencen". Preguntarse "¿Y por qué no?". Huir del "borreguismo" y del "group-think".

Aprender a tomar decisiones de forma autónoma. Pensar primero en lo deseable, y sólo después en lo posible. Tener criterio y capacidad de filtrado, para separar la paja del trigo. No dejarse deslumbrar por la Marquitis. Un punto clave aquí es aprender a decidir de forma autónoma (a partir de referencias propias, y no de un guión predeterminado), una habilidad que conecta con la siguiente competencia.

2. Capacidad ejecutiva y vocación de acción (ser expeditivos):

"Just do it". Pasar a la acción transformando ideas en proyectos con rapidez, incluso cuando se carece de apoyos. Cultura de Prototipado, de Acción-Reflexión-Acción, en vez que pretender el Plan-Perfecto. Habilidades de la Cultura-Lean.

3. Constancia, perseverancia (ser pacientes para llegar lejos):

Tenacidad. Mantener el foco. Sentido de la responsabilidad y el compromiso con los proyectos. Apostar por el largo plazo evitando "lo vaporoso". Cultura del esfuerzo: cultivarse y crecer en el trabajo duro. No temer al Poder (o mejor, saber gestionar ese miedo). Entender que la "destrucción creativa" subyace en todos los procesos de innovación auténtica, y que por tanto siempre habrán resistencias. Por cierto, esta es una competencia en la que se trabaja muy poco de forma explícita en los programas de formación que conozco, y que quizás sea la más importante de todas.

4. Tolerancia al error (asumir con más naturalidad los errores):

Entender los errores como una oportunidad de aprendizaje dentro de un proceso de iteración infinito. Esto no va de glorificar el error (una retórica tan de moda en estos días), sino de juzgarlo en su justa medida, con sus costes y beneficios. Se trata, en definitiva, de desarrollar habilidades de "buenos gestores del riesgo", para entender que pueden haber "errores inteligentes" y que la gente-con-iniciativa comete, por definición, una buena dosis de fallos.

5. Flexibilidad y apertura (aprender a aprender):

Muscular la curiosidad y la apertura de mente para abrirse a las oportunidades. Esa flexibilidad consiste en vivir en un constante equilibrio inestable entre firmeza y humildad, lo viejo y lo nuevo, aprender y desaprender, hablar y escuchar, y también en saber gestionar/compartir el nuevo conocimiento.

APTITUD ("saber hacerlo")

6. Creatividad:

Aprendizaje de técnicas y habilidades que ayuden a pensar fuera-de-la-caja. OJO, este atributo es importante, pero está sobrevalorado. Muchos programas de formación se obsesionan con esto pero descuidan otras competencias (p.ej. la perseverancia) porque no saben distinguir entre "creatividad" e "innovación". Forman "gente creativa" pero no "innovadora".

7. Empatía:

La creatividad necesita de la empatía como factor de equilibrio. Ambas se complementan porque apuntan a direcciones distintas. Además de saber volar, de liberar la imaginación, es importante aprender a ser sensibles y empáticos con "los otros". Esto incluye la capacidad de detectar necesidades latentes y entrenar una cierta "mirada antropológica" o lo que hoy llaman "Enfoque-de-usuario". Metodologías como el Design Thinking ayudan mucho a esto.

8. Trabajo en equipo:

Aprender a colaborar es fundamental para superar hoy cualquier desafío innovador. Para eso hay que saber gestionar la diversidad, y canalizar constructivamente las emociones. La gente con iniciativa que consigue lo que se propone suele manejarse bien como "conectora" entre diferentes. Además, suelen ser personas que han aprendido a ser generosas y humildes.

9. Capacidad de agregación y síntesis:

Esto es más importante de lo que parece, y suele ser también un atributo descuidado. Saber agregar y sintetizar ideas/conceptos ayuda mucho a atenuar la dispersión creativa en la que suele caer la gente con (exceso de) iniciativa. Hoy tiene un valor enorme aprender a descubrir patrones dentro del caos informacional que existe, y esa capacidad de filtro se entrena.

10. Tolerancia a la ambigüedad:

Esta competencia es de las más difíciles de desarrollar (claro, más para unos que para otros). Consiste en aprender a aceptar y a asumir la complejidad, a comprender que hay espacios de incertidumbre con los que hay que aprender a convivir. Renunciar a la obsesión por el control en ciertos ámbitos y asumir lo desconocido como una fuente de curiosidad y no de estrés, es una habilidad muy preciada para llevar los proyectos a buen puerto.

11. Poder de persuasión:

Por muy buenas que sean las ideas, si no se saben comunicar, va a ser difícil convertirlas en buenos proyectos. Por eso la gente con iniciativa sabe "vender" sus ideas, son buenos storytellers en el mejor sentido del término. Es lógico que así sea porque todo proyecto necesita de un equipo que lo impulse, y a veces la masa crítica que lo hace viable significa multitudes de personas, así que la capacidad de persuadir y seducir es una competencia que termina siendo determinante.

En fin, creo que este esquema puede ser útil para diseñar programas de formación / sensibilización de (futuros) emprendedores y para el fomento de "habilidades innovadoras" tanto en funcionarios públicos como en trabajadores de empresas privadas. Y lo que me parece más interesante es la posibilidad de diseñar dinámicas formativas del tipo "learning-by-doing" para desarrollar de forma específica cada una de esas competencias.

Teniendo más claro lo que buscamos, adecuadamente "mapeado", es más fácil recrear ejercicios que nos ayuden a conseguirlo. Es un tema que me interesa mucho seguir trabajando, y del que seguramente seguiré escribiendo aquí.

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Es Noticia, Liderazgo basado en conversaciones - 20/08/2013 5:58:27

"
Un error habitual de los jefes que intentan crear equipos participativos es que al final la decisión última de qué ideas sirven y cuáles no la toman ellos. Sin consultar a los demás y, en el peor de los casos, sin explicar cómo se ha tomado la decisión.
Aunque como jefe, y como principal responsable de los resultados de la empresa, la última palabra debes tenerla tú, es importante que seas consciente de que la innovación requiere apertura de mente. Y que en la tuya, por enrollado que te creas, existen barreras que pueden limitar el desarrollo de las ideas más creativas y, por extensión, el de todo tu equipo. Algo que sucede con mucha más frecuencia de lo que cualquiera de nosotros pueda pensar y aceptar, porque lo hacemos de forma inconsciente.
"Nuestro cerebro está siempre aprendiendo, genera esquemas mentales que le ayudan a reconocer situaciones, resolver problemas y tomar decisiones rápidas. Es lo que llamamos pensamiento reproductivo, que es con el que trabajamos en cualquier actividad a la que estemos muy habituados y muy especialmente en nuestro trabajo. Este tipo de pensamiento nos permite ser eficientes, pero limita nuestra creatividad y capacidad para aprender nuevos modelos. El pensamiento reproductivo es el culpable de que no aceptemos aquello que contradice lo aprendido en el pasado", explica Fernando Iglesias.
Pero, ¿cómo se evita algo que hacemos inconscientemente? Según los expertos, desarrollando entre todos las ideas individuales. Aprendiendo a crear en equipo.
Pautas para cocrear con tu equipo
"Si nos guiamos por el pensamiento reproductivo, terminamos juzgando rápidamente la situación en función de esquemas mentales adquiridos en el pasado. Para compartir realmente las ideas con el equipo, debemos aprender a cocrear, que significa pasar de mi idea a nuestra idea, poner las capacidades de todos para retar las ideas de cada uno, buscar soluciones juntos. En definitiva, escuchar de verdad", comenta el director de Evocalia. Para conseguirlo, Fernando Iglesias propone aprender a dividir las ideas en fases:
La primera, es el momento en que generas tus propias ideas y recibes las de los demás. En esta fase hay que aplazar el juicio para permitirnos proponer el mayor número de ideas propias y dar las máximas oportunidades a las ideas de los otros.
A continuación, debes desarrollar todas las ideas, propias y ajenas. Incluso las que parezcan absurdas. "Al hacerlo, puedes descubrir aspectos inesperados en las ideas más absurdas. Al explorar lugares desconocidos, necesitaremos las capacidades y el apoyo de todos, más allá del rol que representa cada uno, necesitamos que, ante las ideas emergentes, todo el equipo ponga a funcionar su cerebro para hacer esa idea viable. Esto sólo sucede cuando se elimina la rivalidad y se pone a cien la colaboración", explica Fernando Iglesias.
Al tratar de desarrollar las ideas de otros, debéis preguntaros "porqué si", para ver las ventajas que puede proporcionar esa idea, y "cómo", para descubrir formas de hacerla realidad. Esta práctica os ayudará a aceptar mejor las ideas más innovadoras, ya que son las que habitualmente descartamos con más facilidad, porque son las que retan nuestros esquemas mentales obtenidos en el pasado.
"Hacer realidad las innovaciones requiere un alto nivel de confianza y cooperación, las personas tienden a no proponer cosas distintas a menos que perciban apoyo del equipo. Lo habitual es que en las reuniones cada uno cuente su parte, defienda su gestión y explique los próximos pasos a dar. Los demás se limitan a preguntar, se da una situación de emisor-receptor, en lugar de plantear un reto y resolverlo desde las capacidades de cada uno. Hay una gran diferencia", explica Fernando Iglesias.
Para que las reuniones sean más productivas, intenta sustituir afirmaciones por preguntas que permitan expresar y escuchar lo que dice cada uno. Así, en lugar de decir "yo haría...", pregunta: "¿qué te hace tomar esta decisión?"; en lugar de "vuestra propuesta no sirve por... ", pregunta "¿qué objetivo os marcáis con esta propuesta?"; en lugar de "esto no se puede hacer... " "¿cómo pensáis llevar a cabo esta parte? "Otra técnica es interpretar, que significa poner en palabras lo que hemos entendido, desde la duda, y validarlo con el que propone", recomiendo Iglesias.
El siguiente paso será decidir con qué ideas os quedáis. Y, a continuación, intentarlas hacer realidad. Para ello, habrá que coordinar acciones, pero desarrollando únicamente los primeros pasos. Los planes de acción al uso están pensados para reproducir de forma eficiente procesos rutinarios. Cuando creamos, normalmente no podemos conocer de antemano todo el camino. Necesitaremos explorar primero y a medida que avancemos seremos capaces de determinar los siguientes pasos.
Eroski: la comunicación para dar brillo al talento

Es una de las empresas que ha adoptado el liderazgo conversacional para gestionar el talento. Esta forma de liderazgo en Eroski se basa en la idea de que hay que aprovechar cada interacción y contacto personal entre los directivos y sus equipos para reconocer el talento de forma individual y pública. El objetivo es sacar lo mejor de cada miembro de la organización y lo han hecho de un modo muy sencillo, pero que pocas veces se hace en las empresas: no ver a los empleados desde la visión personal del jefe, sino verles como personas individuales y ayudarles a ser ellos mismos. Una fórmula de trabajo en equipo basada en la aportación individual de cada uno.
La cuenta de exploración de personas
Los directivos y mandos han sido los responsables del cambio. Primero, a través de un ejercicio de reflexión personal para conocer los planes individuales de cada directivo. Más tarde se centraron en desarrollar la capacidad de escucha de quienes tienen que liderar a los demás.
Para medir el nivel de implicación de sus directivos en este proceso de transformación, sus responsables inventaron la cuenta de exploración de personas: "Se trata de medir cuánto exploras, indagas y escuchas a las personas", explica Óscar de la Peña Brizuela, responsable de desarrollo de formación de Eroski.

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Consulte Información de Gana lo que quieras una metodología que te ayudará a mejorar tu estación de trabajo y Mitos e Ideas falsas sobre Gerencia
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